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‘Hamburgo’, un thriller con la trata de mujeres de fondo para hablar de la falta de empatía del mundo actual

‘Hamburgo’, un thriller con la trata de mujeres de fondo para hablar de la falta de empatía del mundo actual
Lino Escalera regresa a la dirección ocho años después de la estupenda 'No sé decir adiós' con una película que bebe del cine negro y que protagoniza Jaime LorenteUna actriz demanda a Kevin Costner por una “violenta escena de violación no guionizada” Lino Escalera irrumpió en el cine español con una película sobria y austera que emocionó desde su proyección en el Festival de Málaga de 2017. Se llamaba No sé decir adiós, y tras arrasar en el palmarés del certamen terminó dándole a Nathalie Poza su primer Goya como actriz protagonista por su soberbia composición de una mujer que se niega a aceptar la realidad, que intenta enterrar el dolor tirando hacia adelante sin darse cuenta de que va hacia el barranco.  Han pasado ocho años, y a Lino Escalera se le ha visto firmar episodios de las series más populares de Netflix como Élite, pero desde entonces no había estrenado nueva película hasta ahora, donde cambia de género, pero no de intención ni mirada respecto a su debut con Hamburgo, una película con alma de thriller muy negro con la prostitución y la trata de mujeres en la Costa del Sol de fondo, y un Jaime Lorente que cambia de registro como un taxista que lleva a las mujeres de local en local hasta que ve la oportunidad de salir de todo ello. Escalera mantiene su pulso sobrio, su acercamiento más desde el drama que desde la tensión, y acaba creando un filme que incluso tiene lazos con No sé decir adiós, porque hay en su protagonista “un personaje en negación del dolor que invisibiliza aquello que le molesta, y eso estaba en el personaje de Nathalie Poza, que negaba la enfermedad de su padre y emprendía un viaje hacia adelante para dejar atrás a la muerte”, comenta Lino Escalera, que confiesa que durante años intentó levantar un guion que finalmente no se materializó, lo que unido a la pandemia ha dado como resultado ese lapso de tiempo entre película y película.  Personajes que, para el cineasta, encarnan un tema que le interesa mucho y que late en el centro de Hamburgo, “la habilidad para no mirar hacia lo que nos incomoda, hacia lo que nos duele”. Cuando vieron que esta historia podía tener los códigos del thriller pensaron un contexto para ello que hiciera, también, confrontar al protagonista con una realidad “rotunda y dura para hacerle parar”. Mientras buscaban, Escalera vio un programa de Salvados llamado 'Las invisibles', donde escuchó el testimonio de mujeres víctimas de trata. Ahí dieron con lo que necesitaban, pero también comenzó una documentación para ser “profundos y rigurosos”. Hablaron con el Departamento de Trata de la Policía Nacional, de la Guardia Civil y con asociaciones de mujeres que ayudan a otras mujeres víctimas de trata, como APRAMP. “Ellas nos han ayudado muchísimo desde el primer momento y sobre todo lo que a mí, personalmente, me terminó de encuadrar todo fue el poder hablar directamente con mujeres víctimas de trata. Esos testimonios fueron los que construyeron en su mayor parte el personaje de Alina. He tenido un proceso no solo como cineasta, sino como persona al visibilizar este asunto que para mí también era como algo que estaba ahí, pero que no conocía en profundidad”, dice con sinceridad. Lino Escalera e Ioana Bugarin en el rodaje de 'Hamburgo' Pero esa premisa, esa capacidad de ser impasibles ante el dolor del otro trasciende el propio tema de la película y se hace mucho más grande en el contexto en el que llega, donde la gente sigue negando el genocidio en Gaza o prefiere hacer como que no se entera. “Es que lo estamos viendo claramente”, dice el director, que califica la masacre como “una limpieza étnica” y critica “cómo la gente no reacciona ante algo así”.  “Estamos imbuidos en una sociedad cada vez más narcisista, donde lo que importa es la foto de Instagram y el resto parece que nos molesta. Y yo me incluyo en esto, parece que tienes que hacer un esfuerzo y un ejercicio para poder salirte de ese proyecto que es el tuyo. Mirar a tu alrededor y empatizar con lo que te rodea y con la gente que te rodea y con sus problemas. Pero sí, tristemente creo que el ejemplo de lo que está pasando en Gaza es bastante claro en ese sentido”, zanja. Estamos imbuidos en una sociedad cada vez más narcisista, donde lo que importa es la foto de Instagram y el resto parece que nos molesta Lino Escalera — Cineasta Aunque a priori ese giro al cine negro puede parecer sorprendente viendo el estilo de su ópera prima, Lino Escalera ha logrado llevarse el género a su terreno. “Este es el thriller que yo haría”, dice marcando terreno sobre su apuesta formal en “un género en el que siempre había querido trabajar”. Una apuesta que pasa por el uso de Súper 16 para aportar un toque del “cine americano de los 70” y que cobró todo el sentido cuando visitó los burdeles de los polígonos industriales de la costa del sol.  “Cuando salía la sensación era tan bestia. Me sentía tan sucio… ese olor a sexo, a lejía, a alcohol barato. La película tenía que tener esa atmósfera, y no se nos ocurría mejor expresión que el grano del Súper 16 y, sobre todo, de la emulsión en 500 Asa que es la más sensible, pero la que más grano aporta. Esa era la forma de transmitir esa suciedad, esa atmósfera turbia, cruel, sucia, en la que están sumergidas estas mujeres a diario”, explica. También aporta la austeridad de su puesta en escena, algo que define como “marca de la casa”. “Creo que es mi manera de rodar, pero además tenía que hacer un ejercicio aún austero, porque rodar en Súper 16 nos condicionó a no hacer muchas tomas, porque el negativo era muy limitado. Eso me forzó todavía más a usar un lenguaje más austero, pero que ya venía de fábrica. Mi manera de filmar es muy mía, muy íntima y ya estaba en mis anteriores trabajos”, subraya. Ahora ya trabaja en la tercera sin dejar de lado su labor en series de plataformas. Eso sí, espera y confía en que no pasen otros ocho años para volver a plasmar su estilo, que se mantiene personal a pesar del tiempo.

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