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Una sufrida y liberadora victoria que fuerza el quinto partido (80-88)

Cada asalto con el Odilo Cartagena , ya van cuatro, se ha convertido en una visita al dentista para el Betis Baloncesto , que este domingo, viéndose contra las cuerdas, ha salvado una pelota de partido forzando el quinto y último el próximo viernes en San Pablo. La serie, después de un sufrimiento superlativo en el pabellón cartagenero, donde al Betis no lo han dejado ni respirar, sometido siempre a un estrés difícil de gestionar, vuelve a Sevilla . Donde todo quedará visto para sentencia. El equipo de García de Vitoria ha salvado una situación límite con una victoria tan sufrida como liberadora y cimentada en su gran puesta en escena, un 6-22 que le dio el mando de las operaciones que ya nunca soltó. Y eso que el Cartagena puso a prueba su solidez una y otra vez. Porque si por algo se caracteriza el conjunto de Jordi Juste es por su feroz mentalidad competitiva. Nunca desiste, nunca se abandona. Pero tampoco el Betis Baloncesto, al que esta vez lideró en materia anotadora un factor inesperado: Rubén López de la Torre , máxima eficiencia la suya. Es difícil hacer más en menos tiempo: 22 puntos y cinco rebotes en quince minutos. El Betis, que resistió el acoso del Cartagena en los últimos minutos del duelo , activó entonces el modo superviviente para salir de tierras murcianas con el billete para el quinto partido en la mano. El control del rebote, el 50% en el triple (12/24) y las 20 asistencias (20 pérdidas también) glosaron el triunfo del conjunto bético, que ha elevado el 2-2 al casillero de una eliminatoria sin tregua y súper exigente. Rubén, qué espectacular salida a pista del madrileño, era el más activo en esos primeros minutos, atrás y en ataque, con Hermanson siendo el alfil cartagenero. El Cartagena redujo su ataque al tiro exterior mientras el Betis implicó a más jugadores y buscó otras variantes. El resultado: 6-17 tras el duodécimo punto de López de la Torre, imperial. Era el Betis un vendaval y a Juste no le quedó más remedio que pedir tiempo muerto tras cuatro minutos de metraje. No se paró ahí el Betis, exquisito en el cinco contra cinco, como en un triple de Radoncic que abría más brecha 6-20. Rubén seguía picando piedra (6-22) y todo el Betis, hiperactivo, agarrando o al menos tocando cada balón que repelía su aro . Ugochukwu, sin Hermanson en la pista, asumió galones y entró en calor entonces con siete puntos (15-26) en el primer intento de reacción del conjunto portuario, que aumentó su actividad defensiva usando mucho las manos, con dos contra uno y ensuciando cada ataque verdiblanco. A cada acción le metía cada vez más carga energética , pero el Betis no se amilanó y zanjó el cuarto, de excelente factura por su parte, con un rotundo 15-29. De esos casi 30 puntos, 14 llevaban la rúbrica de Rubén. Hasta el segundo cuarto no activó Gonzalo a DeBisschop , espectador durante el primero. No podía el Betis bajar el pistón ante la amenaza constante del Cartagena, que jamás desconecta. Al menos en esta eliminatoria. Rogers lijaba a once la desventaja (18-29) y, después, Ugochukwu, taponaba a De la Torre. Una chapa que le devolvía DeBisschop al nigeriano. Buscaba el Betis las esquinas en el campo de minas de la defensa cartagenera, pero se quedó clavado un rato, ayuno de puntos, incluso errando lo más fácil. Ay. La sequía la cortó Hughes , pura picaresca, y la suya propia, Renfroe, tras flotar muchísimo a un triple de Balastegui (21-33). A cada canasta local, el Betis largaba un gañafón en forma de ataque rápido con tal de evitar la expansión del ruido, combustible anímico para el anfitrión. Benite anotó un triple monumental cuando apretaba el Cartagena. Se puso a nueve y, claro, Gonzalo lo paró. No quería jaleos ni el más mínimo riesgo de colapso. Jelinek apareció en la cancha calentando sus muñecas con dos triples seguidos (31-42), pero Jordá hacía lo propio (33-42). Aunque Radoncic subía el octavo triple a la cuenta verdiblanca, el testarudo Cartagena respondía a cada embestida y el Betis iba a menos, peor con Cvetkovic que con Renfroe en la dirección. Un mate de Tunde (40-48) condujo el partido al descanso . Por entonces, López de la Torre seguía liderando la anotación bética pese a sus escasos ocho minutos en el parquet. Pero Rubén estaba en ignición y dio una clase maestra de implicación, nervio, mentalidad y acierto. Minuto y medio le bastó para cazar dos rechaces y sumar otros dos triples para dispararse a los 20 puntos y que su equipo respirase un poquito más, estirándose hasta el (40-54). Nada más volver del obligado tiempo muerto, Ugohuwku, Domènech y Garuba se asociaban para revitalizar a su equipo con un 7-0 fabricado en un solo minuto (47-54) que no venía a cuento. De alguna manera, el Betis se empeñaba en aumentar el suspense complicándose la vida. Cvetkovic bajó el suflé cartagenero con un triplazo (47-57) y Benite tomó los mandos para anotar desde el 4,60 y alimentar a DeBisschop (47-61). Siendo interesante el colchón, confiarse era pecado capital. Bien que lo sabía el Betis. Equivocarse en dos acciones seguidas apretaba el botón que reactivaba el ruido en el pabellón. Y el Cartagena estaba muy lejos de bajar los brazos y desde el 49-63 le endosó un 8-0 (57-63) a un Betis ciclotímico que no apresaba el partido. Y esos trenes, varios, ya le habían por delante sin subirse a ninguno. Quedaba alguno más por arribar a la estación.   La eliminatoria era como un talar un árbol. No importa el último hachazo, el que lo tumba, sino todos los necesarios antes para llegar a ese momento. El partido se ralentizaba falta a falta, pero el Betis lo tenía bajo control al tercer bocinazo: 62-71 tras triple de Hughes . A nueve minutos, +10. Un contexto muy parecido al del viernes, por cierto. ¿Habría aprendido el equipo de Gonzalo la lección? Se empeñó entonces el Betis en jugar al poste para Tunde y cometió errores groseros en primera línea mientras López de la Torre observaba la acción desde el banquillo. Estaba de pie, activándose, esperando la llamada. Deseándola. No tardó en llegar . Un mate estruendoso de Domènech puso el 68-74 y quedaba un mundo. El pabellón ya protestaba cada pitido arbitral en contra (un tapón con falta de Van Eyck que conllevó técnica), ejerciendo mucha presión, y se encendía tras cada canasta de su equipo. Con 70-76, Rubén volvía a anotar y Benite, en suspensión, restauraba los diez (70-80) . Radoncic pidió el cambio por lesión en su pierna derecha (un susto) y Hermanson, extrañamente, falló dos triples cómodos para él. Quemaba las naves el Cartagena y el Betis parecía encasquillarse. La ventaja adelgazó a cinco puntos (75-80) restando tres minutos y medio y el fantasma del déjà vu del viernes ya sobrevolaba. El Betis se estaba haciendo el harakiri: pérdida en primera línea (otra vez Renfroe...) y autocanasta, con el Cartagena volando, mordiendo, a toda pastilla, y el Betis... desencajado. Van Eyck erró dos libres, Tunde machacaba (77-82) y el neerlandés ajustaba (80-82). En ese pulso, el sierraleonés aseguraba desde el 4,60 y Hughes se dejaba uno (80-85). A 40 segundos, Hermanson agotó la munición su equipo con un doble fallo desde la línea de personal y fue Hughes, esta vez sí, quién sentenció y llevó la eliminatoria de vuelta a Sevilla . Máxima emoción.
abc.es
hace alrededor de 8 horas
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