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El Banco de España señala que el impuesto extraordinario no ha impedido que la banca dispare su beneficio

El Banco de España señala que el impuesto extraordinario no ha impedido que la banca dispare su beneficio
El supervisor apunta que "la mayor presión fiscal sobre el sector continúa detrayendo una fracción limitada de la mejora de los beneficios"El Banco de España reestructura su dirección de economía tras la dimisión de Ángel Gavilán y traslada a su segundo El Banco de España considera que el impuesto a las entidades financieras no ha supuesto un golpe a sus resultados y a su rentabilidad. “La mayor presión fiscal sobre el sector continúa detrayendo una fracción limitada de la mejora de los beneficios”, reconoce en el Informe de Estabilidad Financiera de primavera de 2025. “Sin el impacto del gravamen extraordinario a la banca, aplicable tanto a los beneficios de 2023 como a los de 2024, el crecimiento interanual del resultado neto habría sido muy similar”. En concreto, apunta que este se ha situado en el 21,7%. Hay que recordar que los grandes bancos cerraron el último año con un beneficio conjunto de más de 31.000 millones de euros, en otro año récord de resultados. El supervisor explica que, sin el gravamen, el ROA –la ratio que indica la rentabilidad de los activos– se habría situado en 0,97%, frente al 0,93%. Y el ROE –que mide la rentabilidad respecto al patrimonio–, en el 14,7% frente al 14,1%. “La sustitución de este gravamen por un nuevo impuesto prolongará el incremento de la presión fiscal sobre el sector al menos hasta 2026”, añade el Banco de España.  A partir de ahí, se apoya en las valoraciones y conclusiones que hace el Banco Central Europeo sobre el nuevo diseño del impuesto que, asegura, “comparte”. “El BCE destaca que su imposición puede reducir la capacidad de resistencia del sector bancario frente a perturbaciones y podría conllevar efectos económicos adversos al limitar la capacidad de las entidades de conceder crédito y contribuir potencialmente a unas condiciones menos favorables para los clientes de los préstamos y otros servicios”. También indica que “el mecanismo de deducción extraordinaria basado en la rentabilidad mitiga los posibles efectos negativos del impuesto”, pero “esa mitigación solo se produce en circunstancias de rentabilidad negativa o baja, y de modo parcial en este último caso, por lo que no se evita completamente que el impuesto disminuya la capacidad de las entidades de acumular capital en estas circunstancias”. Desglosa que, en períodos de alta rentabilidad, la deducción no sería de aplicación y, por tanto, “el impuesto limitaría la capacidad de acumular capital de forma preventiva frente a futuras perturbaciones”. “El BCE considera también que el impuesto, al igual que otros de este tipo establecidos por otras autoridades nacionales de la Unión Europea, puede dar lugar a la fragmentación del sistema financiero europeo y menoscabar la igualdad de condiciones en la unión bancaria”, asegura el Banco de España en ese informe. “Asimismo, la aplicación de una escala progresiva puede producir asimetrías competitivas en función del tamaño de las entidades” y vuelve a apoyarse en el BCE al indicar que “las consideraciones anteriores aconsejan que se realice un seguimiento continuo de las implicaciones del impuesto desde el punto de vista de la estabilidad financiera”. El Banco de España también pone el foco en que la rentabilidad de los bancos españoles “supera a otros bancos de las principales economías de la UE”, según han apuntado fuentes de la institución en la presentación del informe y sus “márgenes tienden a ser más altos”. “La mejora de la rentabilidad ha derivado en un aumento de la distribución de beneficios”, es decir, en un aumento de los dividendos y de la compra neta de acciones propias, lo que mejora el atractivo de cara a los inversores, pero puede ir en detrimento de la solvencia de las propias entidades. También recalca que, en relación con los bancos comparables europeos, la ratio CET1 –clave para medir la solvencia– está por debajo de los comparables, en torno a 3 puntos; y el colchón de capital voluntario también está por debajo, pero la diferencia es menor, porque que se sitúa en torno a los 1,8 puntos. Finalmente, si se mira el ratio de apalancamiento, ahí las diferencias tienden a anularse. Además, el Banco de España ahonda en que el margen de intereses de los bancos españoles creció un 9% en 2024, cuando llegó a ser 23% en 2023. “Hay un elemento relevante, en un contexto en el que los tipos van a bajar” porque “van a contribuir menos a los resultados de las entidades”, indican fuentes del Banco de España. “A ver cómo lo gestionan, en términos de cantidades y de eficiencia. La rentabilidad sigue siendo buena y muy por encima de otros países comparables. Pensamos que las pérdidas por deterioro van a seguir contenidas”, concluyen. Los riesgos geopolíticos El Banco de España, en ese análisis de la estabilidad financiera, también traza un mapa de riesgos. El principal, los geopolíticos, que pueden provocar turbulencias. Ahí también cita la política fiscal expansiva en EEUU y la desregulación que puede poner en marcha la Administración presidida por Donald Trump. En este escenario, también incluye una posible escalada de conflictos militares y la situación geopolítica en Europa. “Las políticas de la nueva Administración de Estados Unidos, sobre las que persiste una elevada incertidumbre, han comenzado a mostrar un impacto diverso sobre la actividad y las condiciones financieras a nivel global”, recoge el informe. También señala que el efecto de los aranceles del país norteamericano “será heterogéneo” entre países en función de sus relaciones comerciales. A este respecto, España estará en el rango de menor incidencia por su menor exposición comercial a Estados Unidos. El segundo riesgo que percibe el Banco de España es una corrección abrupta de los mercados financieros, porque ve valoraciones demasiado altas de algunos activos. El tercero son los riesgos macroeconómicos, ligados a las expectativas de crecimiento global, donde España mantiene las previsiones de crecimiento, que no se ven acompañadas por la situación en otros países. El cuarto son los ciberriesgos.

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