cupure logo
quelosconlasdelporunaparamásaños

David McCraw, el abogado del 'New York Times': “No pactaremos fuera de los tribunales con Trump”

David McCraw, el abogado del 'New York Times': “No pactaremos fuera de los tribunales con Trump”
El abogado principal de la redacción, referente para la libertad de prensa y profesor de Derecho en la Universidad de Harvard, dice que su periódico "mandaría un mensaje equivocado" si llegara a un acuerdo extrajudicial con el presidente de EEUU por una demanda por difamación como han hecho otros medios Trump amenaza la libertad de expresión en EEUU con su acoso a las voces críticas El 13 de octubre de 2016, unas semanas antes de las elecciones presidenciales, David McCraw respondió a una carta de los abogados de Donald Trump que amenazaba a The New York Times por publicar los testimonios de dos mujeres que contaban “tocamientos inapropiados” por parte del entonces candidato republicano. McCraw, que ahora lleva más de dos décadas en el Times y es el abogado principal de la redacción, respondió de manera contundente con una misiva que para él era como tantas otras, pero que se convirtió en una bandera a favor de la libertad de prensa. También fue el comienzo de la investigación de casos de acoso sexual que llevó al periódico a destapar los abusos del productor Harvey Weinstein un año después, y McCraw, que también defendió a las periodistas en ese asunto, se posicionaba a favor de publicar las denuncias de las mujeres. “Silenciando sus voces no habríamos servido bien no sólo a nuestros lectores, sino a la democracia. Hicimos lo que permite la ley: publicamos información de interés periodístico sobre un tema que preocupa al público”, escribió el abogado. “Si el señor Trump no está de acuerdo, si cree que los ciudadanos estadounidenses no tenían derecho a escuchar lo que estas mujeres tenían que decir y que la ley de este país nos obliga —a nosotros y a quienes se atrevan a criticarlo— a guardar silencio o ser castigados, damos la bienvenida a la oportunidad de que un tribunal lo corrija”. Las amenazas de Trump y sus abogados no fueron entonces a ningún lado —ni siquiera presentaron una demanda—, pero McCraw recordaría después ese octubre de 2016 “con nostalgia”, según cuenta en su libro Truth in Our Times, publicado en 2019 y donde cuenta cómo minusvaloró “durante demasiado tiempo” la amenaza que suponían las acciones del presidente para la libertad de prensa, y cómo de polarizado estaba el país también sobre algo que hasta entonces parecía un principio básico.  Casi un año después de la segunda victoria de Trump, McCraw cuenta que nunca había visto un ataque concertado como el de ahora por parte del Gobierno contra la prensa. Hace unos días, los abogados del presidente volvieron a presentar una demanda contra el Times por valor de 15.000 millones de dólares (más de 12.000 millones de euros) por supuesta difamación en dos artículos sobre su campaña después de que un tribunal de Florida desestimara la primera versión por el lenguaje partidista del texto de la querella. McCraw, que da clases sobre legislación de medios en la Universidad de Harvard, confía en que la nueva generación de abogados y jueces reconstruya las instituciones democráticas. Hablamos después de una conferencia de McCraw en Londres sobre la confianza y la información. Esta es nuestra conversación editada por extensión y claridad. ¿Estaba preparado para lo que está sucediendo en el segundo mandato o le sigue sorprendiendo? Ha habido muchos cambios desde su primer mandato, y algunos de ellos escapan a lo que piensa Donald Trump o a lo que está haciendo su Gobierno. La situación económica de los medios ha empeorado, tanto por las adquisiciones corporativas como por la continua amenaza a la viabilidad financiera de muchos de ellos. Afortunadamente, The New York Times no ha afrontado eso y ha tenido bastante éxito. Pero esto debilita la capacidad de los medios para luchar por la libertad de prensa tanto en términos de voluntad como de recursos. Si estás dispuesto a luchar, necesitas recursos para hacerlo.  El creciente control sobre la prensa es algo que no habíamos visto antes. Si analizamos las distintas piezas, ninguna parece tan grave, pero al unirlas, sale la imagen de una Administración que desafía la naturaleza misma de las relaciones entre la prensa y el Gobierno. Lo vemos con el Pentágono, con nuevas restricciones a los periodistas, que se han negado a aceptarlas y han sido reemplazados por pequeños medios de comunicación de derecha. Lo vemos en las demandas por difamación del presidente contra el Wall Street Journal y The New York Times. Lo vemos en la cancelación de la financiación de los medios públicos y en la intervención de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) en el contenido de una manera nunca vista. Ahora existe un esfuerzo concertado para cambiar el modelo de funcionamiento de la prensa y el gobierno en Estados Unidos. No percibí que en el primer mandato hubiera un esfuerzo para cambiar estructuralmente las cosas. Sin duda, hubo hostilidad y ataques, pero no la visión de que debería haber una prensa que no cumpla su función habitual de promover la rendición de cuentas y ser un organismo de control del Gobierno. El creciente control sobre la prensa es algo que no habíamos visto antes... No percibí que en el primer mandato hubiera un esfuerzo para cambiar estructuralmente las cosas. Sin duda, hubo hostilidad y ataques, pero no la visión de que debería haber una prensa que no cumpla su función habitual de promover la rendición de cuentas y ser un organismo de control del gobierno Trump ha vuelto a presentar la denuncia contra The New York Times por difamación después de que el juez la rechazara por cómo estaba escrita. ¿Ve algún cambio sustancial? Los abogados del presidente presentaron una larga denuncia, de 85 páginas, llena de ataques políticos y retórica partidista. El juez decidió que no cumplía con los estándares de una querella, la desestimó y dio tiempo a los abogados para presentar una nueva, y así lo han hecho. Ahora tenemos una querella mucho más estándar. Ataca dos artículos, sólo dos a pesar de tener 40 páginas. Y dentro de esos dos artículos, un número muy pequeño de declaraciones. Todavía solicita 15.000 millones de dólares en daños.  Fotografía de archivo del edificio del periódico The New York Times en Nueva York. EFE / JUSTIN LANE Las cifras de los daños son inventadas. No tienen pruebas necesarias para incluirlas en su demanda. La solicitud de 15.000 millones sugiere hasta qué punto es una demanda de cara a la galería. Está diseñada para el consumo público o para alimentar el mensaje de que Donald Trump está en guerra con los medios, lo cual es lamentable tanto desde un punto de vista legal, porque los tribunales no deberían usarse indebidamente para obtener beneficios políticos, como en términos de enviar el mensaje equivocado al público, que debería ver que la prensa tiene un papel que desempeñar en nuestro sistema. ¿Puede haber una batalla legal prolongada? Espero que no. Es una demanda por difamación bastante sencilla. Me parece que lo que tenemos aquí se reduce a los mismos pilares de cualquier demanda por difamación: solicitaremos la desestimación; los abogados del presidente la defenderán. Si el juez decide que tiene fundamento, se pasará al proceso de investigación de pruebas. Se desarrollará como se han desarrollado durante décadas en este país. La solicitud de 15.000 millones sugiere hasta qué punto es una demanda de cara a la galería. Está diseñada para el consumo público o para alimentar el mensaje de que Donald Trump está en guerra con los medios En cierto modo, nos beneficia, por ejemplo, en comparación con ser atacados en los “tribunales” de las redes sociales porque, a diferencia de las redes, los tribunales se preocupan por los hechos. El estándar de la prueba es decisivo. Las falsedades se castigan. Nada de eso aplica en redes sociales cuando nos atacan, que es la otra forma en que suceden las disputas en este país y donde la desinformación, la información errónea y las mentiras descaradas pueden impulsar el mensaje. Eso no va a suceder en los tribunales. Confiamos en que los tribunales hagan lo que siempre han hecho: intentar de la mejor manera posible llegar a la decisión legal correcta. Más allá de los tribunales, ¿el presidente tiene alguna herramienta contra el Times, como ocurre, por ejemplo, con la televisión, que depende de licencias públicas, o con empresas en medio de fusiones que tienen que ser aprobadas por la Administración?  No vemos eso en nuestro caso. No estamos regulados por la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC). No tenemos emisoras de televisión ni de radio, lo cual es un punto de presión. No participamos en megafusiones, que es otro punto donde las grandes empresas de medios se han visto presionadas por el Gobierno federal. Por lo tanto, en nuestra situación actual, no nos preocupa ese tipo de presión. ¿Ve algún escenario en el que The New York Times pueda llegar a un acuerdo extrajudicial, a pactar una indemnización fuera de los tribunales? No. Hace décadas que no llegamos a un acuerdo extrajudicial por difamación en Estados Unidos. Creemos que pactar fuera de los tribunales mandaría un mensaje equivocado. Y también creemos que se trata de una demanda muy débil. Lo hemos dicho repetidamente. Se reduce a dos artículos y a unas pocas declaraciones. Creemos que tenemos defensas muy sólidas para todas ellas. ¿Se siente el Times un poco solo en estas batallas mientras otros medios llegan a acuerdos y hacen concesiones? No estamos solos, pero el grupo ya no es tan grande como antes. Hubo un tiempo en que sentíamos que existía un amplio apoyo a la libertad de prensa en el sector.  Volvemos a lo que dije antes: se necesita dinero y buena voluntad. Los medios más pequeños no tienen los recursos que tenían antes para promover la libertad de prensa. Y la buena voluntad de algunos de nuestros colegas ya no es la misma debido a los cambios de propiedad.  Dicho esto, todavía hay un amplio consenso sobre la importancia de la libertad de prensa en los medios. Se ha visto en la controversia del Pentágono: la cantidad de medios que se han negado a aceptar las credenciales de prensa del Pentágono ha sido significativa, e incluye también a medios conservadores. Eso me da esperanza sobre el valor de la unidad cuando la libertad de prensa está en juego. Los medios más pequeños no tienen los recursos que tenían antes para promover la libertad de prensa. Y la buena voluntad de algunos de nuestros colegas ya no es la misma debido a los cambios de propiedad ¿Ve ese tipo de apoyo entre el público? Escribí en el libro sobre el problema de la necesidad de convencer y creo que sigue existiendo. En las encuestas se ve que la confianza en los medios ha disminuido. Según una encuesta de Ipsos, el 26% de la gente cree que el presidente debería poder cerrar los medios que se porten mal, sea lo que sea que eso signifique. Es muy preocupante. Otra encuesta reciente del Instituto Pew revela que la libertad de prensa es importante, pero sólo la mitad de los encuestados está de acuerdo con la independencia de la prensa. Ésa es una brecha que debemos abordar para que la gente comprenda que los medios tradicionales funcionan de forma independiente. Cuando preguntas en abstracto sobre si la libertad de prensa importa, el 77% de las personas da una respuesta positiva, pero, si preguntas específicamente sobre qué debería hacer la prensa y qué poder debería tener, las cifras no reflejan lo mismo. Tenemos que seguir explicando a la gente cómo y por qué hacemos nuestro trabajo, y recalcar el valor de la libertad de expresión para las personas en sus vidas. Esto no es sólo algo que sucede en Washington. Cuando el Pentágono impone restricciones, eso va a ser en última instancia perjudicial para los ciudadanos que se preocupan por la defensa nacional. ¿La prensa debería plantear estos puntos de forma más colectiva o coordinada? No sé si de manera coordinada, pero espero que todos lo defiendan. Debemos dejar claro que la libertad de expresión es importante. Hay una manera de lograrlo: que no se trate de la prensa contra Trump, sino de qué se lleva el público y cuáles son sus necesidades. Creo que lo hemos dado por sentado durante demasiado tiempo. Hace unos años trabajé pro bono en varios países impulsando leyes de libertad de información y la revisión de las leyes de difamación. Algo alentador fue ir a países que no tenían leyes de libertad de información y encontrar el apoyo de la comunidad empresarial. Querían saber qué estaba pasando en su país para saber dónde y cómo invertir de manera segura. Espero que encontremos aliados fuera de los medios de comunicación. La Primera Enmienda es bastante excepcional en el mundo. En Europa hay muchas más restricciones sobre difamación o discurso de odio, y se puede argumentar que hay sociedades menos divididas que en Estados Unidos. ¿Qué opina? No cabe duda de que existen diferentes perspectivas sobre la libertad de prensa. Podemos debatir con nuestros colegas europeos sobre el valor de la privacidad, que se protege más allí, y sobre cómo el discurso del odio tiene protección en Estados Unidos.  Son debates interesantes, pero no creo que definan el consenso en torno a la libertad de expresión, que sí existe en la idea fundamental de que la prensa necesita ser libre para fomentar el libre pensamiento y ser un freno al gobierno.   Una de las primeras veces que hice un trabajo pro bono internacional fue en Yemen con la ONG Article 19. Fue muy interesante escuchar cómo hablan de cuestiones como la inconstitucionalidad del derecho de réplica en Estados Unidos. Podemos discrepar de los detalles, pero, en esencia, la idea de que la prensa debe tener la libertad de fomentar la libertad de pensamiento y de ser un freno al poder, es compartida, independientemente de cómo se modifiquen las leyes en diferentes lugares. Podemos discrepar de los detalles, pero, en esencia, la idea de que la prensa debe tener la libertad de fomentar la libertad de pensamiento y de ser un freno al poder, es compartida, independientemente de cómo se modifiquen las leyes en diferentes lugares ¿Puede haber más restricciones legales para la libertad de prensa en Estados Unidos? ¿Puede cambiar la interpretación del caso New York Times contra Sullivan (la sentencia del Supremo de 1964 que protege a la publicación de información mientras no haya malicia)? No soy de los que creen que Sullivan esté en grave peligro. Dos jueces del Tribunal Supremo se han pronunciado en contra de la idea, pero la gran mayoría de los tribunales la han mantenido. El Supremo ha tenido 10 o 15 oportunidades en los últimos cinco años para revisar la sentencia y decidir si la modifica, y ha optado por no aceptar ninguno de esos casos. No creo que haya mucho interés en el Supremo, más allá de los dos jueces, para abordarla.  Parte de eso se debe a que es un caso bien establecido. Lo hemos respetado desde 1964. En segundo lugar, no es un asunto partidista en el sentido de que los medios conservadores usan Times contra Sullivan para defenderse. El presidente Trump ha sido demandado por difamación ocasionalmente, y también ha utilizado Times contra Sullivan. Todos lo hacemos, independientemente de nuestra posición política. Así que creo que es probable que se mantenga.  No creo que el caso 'New York Times contra Sullivan' esté en peligro... Está bien bien establecido. Lo hemos respetado desde 1964. Y no es un asunto partidista en el sentido de que los medios conservadores usan el caso para defenderse Podría haber algún cambio. Todo depende de la definición de quién es una figura pública y quién no. El Tribunal Supremo nunca ha dicho mucho sobre quién es una figura pública, que se podría redefinir. Tampoco me sorprendería ver que se presta mayor atención aquí a si las leyes deberían abordar el discurso de odio, el acoso en línea y ese tipo de cosas que en gran medida han sido protegidas por la Primera Enmienda.  He visto un cambio en los últimos cinco años en que los tribunales están más dispuestos que en el pasado a decir que cuando un medio de comunicación publica algo que afecta a la vida privada, las personas deberían tener la oportunidad de demandar. Veo que en ambos casos hay una creciente preocupación pública por la excesiva protección de la ley a la prensa y a los oradores de todo tipo. ¿La definición de persona pública podría convertirse en un problema si eso no incluye a empresarios o figuras de ese tipo?  Sí. Al principio, Times contra Sullivan se aplicaba sólo a funcionarios públicos, y tres años después se convirtió en la protección de figuras públicas, basándose en la teoría de que las figuras públicas del sector privado tienen tanta influencia como el gobierno, ya sean estrellas de cine o dueños de grandes corporaciones.  Si se modifican las normas para que menos personas sean figuras públicas, probablemente habrá pequeños cambios. La diferencia entre la figura pública y el individuo privado es que la figura pública debe demostrar verdadera malicia. Una figura privada sólo necesita demostrar que el medio actuó con negligencia. Aún tendríamos una defensa en esos casos, porque esperamos poder demostrar que, incluso si cometimos un error, no fuimos negligentes. Así que, no creo que suponga un cambio radical en la ley. Imagen de archivo de la sede del New York Times en Nueva York (EEUU). EFE/JUSTIN LANE En otro reto legal fundamental, ¿debería haber coordinación en la querella contra OpenAI y Microsoft por la propiedad intelectual de la prensa? Para empezar, creemos que tomar nuestros archivos y usarlos para entrenar su software de IA está mal, que están copiando y robando, y no tienen derecho a utilizarlos gratis. Creemos firmemente en esta demanda, en que la ley de derechos de autor protege nuestro contenido. La segunda cosa es que estamos a favor de la tecnología. La IA será fundamental en las redacciones. Y los usos que los periodistas hacen de ella son extraordinarios: analizan grandes conjuntos de datos y comprenden tendencias, detectando aspectos que no podríamos alcanzar con solo la inteligencia humana. Creemos, sin embargo, que los medios de comunicación tradicionales tendrán un lugar en el nuevo ecosistema informativo, en constante evolución, y que debemos seguir prosperando para formar parte de él. Lo que están haciendo las empresas de IA generativa socava el modelo de negocio y supone un riesgo si crean productos que nos sustituyen cogiendo gratis nuestro contenido, algo a lo que no tienen derecho y que pondrá en riesgo los ecosistemas de información que necesitamos. Sin que haya coordinación con otros, ahora hay docenas de demandas por esto. No están coordinadas, pero me alegra ver cómo autores individuales, medios, Reddit y otras empresas online dicen que esto tiene que parar. Es importante difundir el mensaje contundente de todo el sector, de todos los sectores, de que el contenido no se puede robar ni usar para crear productos competitivos. Lo que están haciendo las empresas de IA generativa socava el modelo de negocio y supone un riesgo si crean productos que nos sustituyen cogiendo gratis nuestro contenido, algo a lo que no tienen derecho y que pondrá en riesgo los ecosistemas de información que necesitamos ¿En este caso llegaría a un acuerdo extrajudicial? Acabamos de anunciar un acuerdo con Amazon para inteligencia artificial generativa. Si recibimos una compensación adecuada, claro que llegaríamos a un acuerdo como en cualquier otro litigio, pero con una cantidad que refleje el valor de nuestro contenido. También debemos considerar si existe valor en establecer el derecho de los titulares de derechos de autor, lo cual podría requerir otro litigio. ¿A largo plazo, la IA supone una amenaza mayor para la libertad de prensa que la presión de un gobierno en particular? La IA es una amenaza no tanto para la libertad de prensa, como para los medios tradicionales. Y creo que el público saldrá perdiendo. Lo que hacen los periodistas es informar sobre lo que la IA no puede, es decir, lo que ocurre en el mundo real: están en las reuniones del Ayuntamiento, en el Parlamento, en zonas de guerra. Esa información no está disponible para las empresas de IA porque no está en Internet. Y si observas algunos de los resultados erróneos que se obtienen de la IA, te darás cuenta de que tampoco es saludable en un ecosistema de información. Los medios debilitados y la dependencia de fuentes poco sólidas suponen un ataque al derecho a conocer el valor de la información en la sociedad. ¿Está preocupado? Ha visto mucho, pero en los últimos diez años han pasado muchas cosas. No creo que nadie que preste atención pueda evitar preocuparse. Las instituciones que nos han servido bien están siendo atacadas. Espero que sean lo suficientemente fuertes como para sobrevivir. Y, si se ven dañadas o magulladas en los próximos años, que en el futuro se puedan reparar. Una de las cosas que les digo a mis estudiantes de Derecho es que deberían verse como la generación que reparará las instituciones democráticas. Y deberían empezar a pensar ahora en cómo hacerlo. Una de las cosas que les digo a mis estudiantes de Derecho es que deberían verse como la generación que reparará las instituciones democráticas. Y deberían empezar a pensar ahora en cómo hacerlo ¿Qué le da esperanza? Confío mucho en que las personas hagan lo correcto. Es fácil apelar a nuestros instintos básicos. Pero también tenemos instintos nobles, y podemos invocarlos para hacer lo correcto. Ha habido épocas oscuras en la historia y las hemos superado. Encontraremos la manera de volver a hacerlo. Mis estudiantes me dan esperanza. Muchos están muy interesados en usar la ley para ayudar a la gente. No tenemos que convencer a todo el mundo, no tenemos que conseguir el 100% de aceptación, y tampoco empezamos desde cero ni defendemos una idea con la que nadie esté de acuerdo. Sólo tenemos que alcanzar una masa crítica. Espero que a medida que la situación se vuelva más sombría, la gente diga: “No puedo quedarme al margen”.
eldiario
hace alrededor de 9 horas
Compartir enlace
Leer mas >>

Comentarios

Noticias similares

Noticias mundiales