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En barco, a pie desde Egipto... la sociedad civil está haciendo su parte por Gaza, ¿y los gobiernos?

En barco, a pie desde Egipto... la sociedad civil está haciendo su parte por Gaza, ¿y los gobiernos?
Las acciones de la sociedad civil incomodan a Israel, pero no tienen la fuerza suficiente para hacerle cambiar de rumbo: el timón lo tienen los gobiernos nacionales y las empresas multinacionales Activistas y políticos de todo el mundo se dirigen a Egipto para desafiar el bloqueo israelí con la Marcha Global a Gaza Poseídos por su vena supremacista, Benjamín Netanyahu y los suyos creen firmemente que no solo tienen a su Dios de su parte, sino que nadie puede detenerlos en su afán por imponer su dictado entre el río Jordán y el mar Mediterráneo. A esa conclusión pueden haber llegado tras comprobar que, durante décadas, nadie se ha atrevido a pararle los pies a unos gobernantes sionistas que vienen violando la ley internacional sistemáticamente sin enfrentarse a una sola sanción diplomática, económica o militar. Por eso ahora, en pleno desarrollo de la masacre que desde hace 20 meses viene realizando el que se atreve a autodenominarse “el ejército más moral del planeta”, no puede extrañar que Netanyahu siga convencido de que puede atravesar todas las líneas rojas —como el inaceptable asalto al buque Madleen en aguas internacionales— sin tener que asumir coste alguno. ¿Es así? El entramado institucional y las normas que regulan las relaciones internacionales asignan a los gobiernos nacionales, junto a las organizaciones multilaterales, el papel principal a la hora de respetar dichas normas y de hacerlas cumplir a los demás. Son ellos, con el añadido de las entidades empresariales multinacionales, los que tienen en sus manos el timón del barco en el que se supone que todos navegamos. En comparación, la sociedad civil es un actor que, en términos positivos, ya tiene voz en el escenario internacional, pero, en términos realistas, no toca el timón. Eso implica que, en clave de incidencia política, la labor fundamental de los segundos se limita a informar, sensibilizar y movilizar a la ciudadanía con el objetivo de presionar a los primeros para que giren el timón en la dirección más adecuada para lograr un mundo más justo, más seguro y más sostenible. Cabe añadir que estos últimos se mueven principalmente guiados por valores y principios, en defensa de un orden internacional que dice basarse en ellos, mientras que los primeros lo hacen colocando la defensa de sus intereses geopolíticos y geoeconómicos por encima de todo lo demás, incluyendo esos mismos valores y principios que dicen amar, si perciben que pueden cuestionar dichos intereses. Es ese punto en el que en tantas ocasiones queda de manifiesto la incoherencia de las políticas de nuestros gobiernos y las dobles varas de medida aplicadas selectivamente a unos (a Irak cuando invadió Kuwait o a Rusia ante la invasión de Ucrania), pero no a otros (como a Israel tras haber invadido territorio soberano de Egipto, Jordania, Siria y Líbano, y ocupado el Territorio Palestino desde 1967). Aplicado a la tragedia que Israel está provocando en Gaza (sin olvidar a Cisjordania) el contraste en la actitud entre ambos tipos de actores se hace aún más acusado. Por una parte, resulta innegable que los actores de la sociedad civil están haciendo su trabajo a conciencia. Y así, mientras unos se centran en paliar en lo posible los efectos más dramáticos de las sucesivas oleadas militares israelíes (hambruna incluida), otros organizan pacíficas manifestaciones ciudadanas demandando a sus gobiernos que actúen en línea con los predicamentos de la ley internacional, activan flotillas que pretenden romper el ilegal bloqueo de Gaza o movilizan a personas de diversas procedencias en la Marcha a Gaza y otras similares. Igualmente, son las organizaciones de la sociedad civil las que impulsan desde hace tiempo la campaña BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) contra Israel, inspirada en la que se activó en su día contra la Sudáfrica del apartheid. Declaraciones de intenciones Mientras tanto, los portavoces gubernamentales (en colaboración con numerosos medios de comunicación) se desesperan tratando de convencernos de que finalmente han entendido el mensaje y han modificado su actitud. Así, tras décadas de absoluta inacción cada vez que Israel ha violado el derecho internacional, el derecho internacional humanitario y los derechos humanos de la población palestina, en estas últimas semanas son frecuentes los titulares que anuncian un giro sustancial que pretenden hacer pasar por un “basta ya” a Tel Aviv. Sin embargo, conviene no dejarse arrastrar por meras declaraciones de intenciones que, tanto ayer como hoy, continúan sin ir acompañadas de hechos. Y es que por muy aparentemente duras que puedan parecer algunas de ellas y por valiosas que sean simbólicamente ante el silencio cómplice de otros gobiernos y empresas, siguen sin acarrear ningún coste para quien, entretanto, no solo prosigue sino que incluso intensifica su castigo a los gazatíes y su desprecio a las críticas internacionales. ¿Dónde está, por ejemplo, el despliegue no de una precaria flotilla humanitaria a iniciativa de voluntarios y ONG, sino de una auténtica flota con buques enviados por los gobiernos de los Veintisiete para romper el bloqueo de Israel a la Franja? ¿Dónde la imposición de un verdadero embargo de armas? ¿Dónde la aplicación del artículo 2 del Acuerdo de Asociación Unión Europea-Israel, cerrando las relaciones comerciales? ¿Dónde las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU? Las acciones de la sociedad civil incomodan a Tel Aviv, empeñado en impedirlas tanto directamente como a través de muchos gobiernos aliados que, en contra de sus propios marcos legales, reprimen a su propia ciudadanía cuando trata de expresar su malestar. Pero no tienen la fuerza suficiente para hacerle cambiar de rumbo. De ahí que, siendo necesarias como expresión tanto meramente humana como política, no bastan si no terminan por forzar a nuestros gobiernos y empresas a ir más allá de lo que, de momento, no es más que pura palabrería. Queda mucha tarea por hacer.
eldiario
hace alrededor de 19 horas
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