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Israel mata a reporteros palestinos y veta a la prensa internacional: la otra guerra de Israel es por el relato

Israel mata a reporteros palestinos y veta a la prensa internacional: la otra guerra de Israel es por el relato
Los periodistas y activistas en redes son silenciados pese a que están protegidos por el derecho internacionalIsrael mata a seis periodistas en Gaza, entre ellos el palestino Anas al Sharif Israel desarrolla en Gaza dos campañas: una para el control militar de la Franja y otra para el control del relato internacional sobre lo que allí sucede. La teoría indica que el derecho internacional protege a los periodistas y comentaristas de redes sociales que documentan la hambruna, los asesinatos masivos y demás crímenes de guerra que Israel está cometiendo en Gaza. Pero estas salvaguardas son papel mojado sobre el terreno de la Franja, que es, por mucho, el lugar más peligroso del mundo donde ejercer de reportero. Más de 180 periodistas palestinos han muerto en los 22 meses de operación, según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPP). Aunque es ilegal atacar periodistas, el CPP ha recogido que en los casi dos años de contienda han muerto 26 reporteros, víctimas de asesinatos selectivos. El más reciente es el del periodista de Al Jazeera Anas al Sharif, de 28 años, atacado el domingo en su improvisada redacción en el exterior de un hospital junto con otros cinco colegas. Las organizaciones de defensa de la libertad de prensa y los periodistas dicen que estas muertes forman parte de una campaña de intimidación para impedir un reporterismo que es vital. Israel lo justifica con calumnias y la afirmación falsa de que los objetivos eran secretamente miembros de Hamás. El trabajo de los periodistas de Gaza es crítico. A los reporteros internacionales no se les permite trabajar allí de forma independiente, y solo unos pocos han podido entrar bajo escolta militar israelí, sin permiso para moverse libremente ni hablar con los palestinos. “No me cabe duda de que impedir el acceso internacional, matar periodistas, atacar instalaciones de los medios y castigar a cabeceras como Haaretz forma parte de una estrategia deliberada israelí para ocultar lo que sucede en Gaza”, acusó la directora del CPP, Jodie Ginsberg. La jefa del comité se refirió un episodio reciente en el que un equipo de la BBC informó desde un avión militar jordano que lanzó ayuda humanitaria sobre Gaza, pero no pudo filmar la destrucción en tierra. Sharif, que era uno de los más reconocidos periodistas que todavía ejercían en Gaza, causó gran impacto en las redes sociales en julio cuando se vino abajo mientras cubría en directo la hambruna. Los viandantes lo animaban a no desfallecer porque daba voz a Gaza. Un portavoz israelí recuperó al poco tiempo unas acusaciones de 2024 según las cuales el periodista era un militante, y añadió que la hambruna provocada por Israel era una “falsa campaña de Hamás”. El CPP advirtió de que esas alegaciones representaban una amenaza de muerte. “Estas últimas acusaciones sin base son un intento de inventarse el permiso para matar a Sharif”, alertó entonces la directora regional de la CPP, Sara Qudah. “No es la primera vez que el ejército israelí pone la diana sobre Sharif, pero ahora el peligro de muerte es grave”, insistió. El propio periodista asesinado ya había anticipado que moriría en represalia por sus informaciones. “Si les llegan estas palabras, sepan que Israel ha logrado matarme y silenciar mi voz”, escribió en un mensaje en redes sociales. Israel ha publicado un dosier de documentos que dice haber recuperado de Gaza, según el cual Sharif tenía vínculos con Hamás. El archivo termina en 2021, dos años del inicio de la guerra, y ni tan siquiera aborda sus habituales apariciones en cámara en directo. Es muy difícil imaginar que uno de los periodistas más destacados en uno de los lugares más vigilados pudiese al mismo tiempo estar al mando de una unidad de Hamás durante una guerra total. Los documentos publicados por Israel tras matar el año pasado a otro periodista de Al Jazeera, Ismail al Ghoul, afirmaban que este tenía un cargo militar desde los 10 años. Aunque presentó pruebas contradictorias y poco convincentes, la existencia de esos archivos reflejaba la preocupación de Israel por la presión de sus aliados occidentales y la necesidad de aparentar, al menos, que se cumplía el derecho internacional. A pesar de la presión internacional, Israel no ha dado explicación alguna por la muerte de los cuatro compañeros de Sharif, civiles protegidos que fueron asesinados en su lugar de trabajo. Ginsberg dijo que teme que eso fuera una advertencia de que los riesgos, ya de por sí inimaginables, se habían agravado aún más. “Lo que me sorprende es que ni siquiera hayan intentado justificar los otros asesinatos”, dijo. “Admiten haber asesinado a esos periodistas, sabiendo que eran periodistas”, recalcó, para añadir: “Creo que esto busca conscientemente causar un efecto intimidatorio para demostrar que Israel puede hacer lo que quiera y nadie tomará ninguna medida”. “Si hemos llegado al punto de que Israel pueda atacar tan descaradamente a todo un equipo de noticias, ¿qué significa eso para la seguridad de los demás periodistas que trabajan allí? ¿Quién será el siguiente?”, interrogó. El historiador francés Jean-Pierre Filiu, al que se le concedió un permiso excepcional para entrar en Gaza con fines de investigación académica durante el conflicto, afirmó tras un mes de investigación que estaba convencido de que Israel trata de silenciar el reporterismo en Gaza. “Ahora entiendo por qué Israel niega a la prensa internacional el acceso a un escenario tan desolador”, declaró a Haaretz tras el viaje. “He estado en varias zonas de guerra en el pasado, de Ucrania a Afganistán, pasando por Siria, Irak y Somalia, y nunca, pero nunca he vivido algo como esto”, comparó.

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