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Milicias de Gaza apoyadas por Israel amenazan el nuevo plan de paz de Trump

Milicias de Gaza apoyadas por Israel amenazan el nuevo plan de paz de Trump
Israel ha armado y apoyado varios grupos alternativos a Hamás y decenas de ellos han emergido en los últimos mesesQué se sabe de los grupos armados palestinos que Israel está apoyando en Gaza y cuál es su objetivo Milicias armadas y bandas apoyadas por Israel están tomando el control de partes de Gaza, lo que agrava la crisis humanitaria y amenaza potencialmente cualquier esfuerzo por restablecer el orden si se lleva a cabo el plan de Donald Trump para Gaza. El ejército y los servicios de seguridad israelíes llevan varios meses armando y entrenando a grupos en Gaza como fuerzas auxiliares locales y como alternativa a Hamás, pero la estrategia parece haber cobrado impulso en las últimas semanas. Las llamadas Fuerzas Populares, bajo el mando de un comandante llamado Yasser Abu Shabab, llevan varios meses operando en el sur del territorio, en estrecha coordinación con las fuerzas israelíes en torno a los controvertidos centros de distribución de ayuda gestionados por la Fundación Humanitaria de Gaza, una opaca organización privada respaldada por Estados Unidos e Israel. Ahora han surgido hasta una docena de nuevas milicias en gran parte de Gaza, además de las Fuerzas Populares. Hossam al-Astal, líder de una fuerza recién formada que opera en la zona de Jan Yunis, dice: “La gente aquí teme a Hamás, y Hamás siempre ha apostado por que no hubiese ninguna alternativa que los sustituyera en Gaza, pero hoy les digo que existe una fuerza alternativa. Podría ser yo, Abu Shabab o cualquier otra persona, pero hoy en día existen alternativas”. “Lo siento, trabajaría con el mismísimo diablo si eso me ayudara a proteger mi ciudad. [Hamás] debe abandonar Gaza”, ha señalado Astal al diario The Guardian. La proliferación de milicias armadas en Gaza está causando más problemas a las organizaciones humanitarias, que ya se enfrentan a las restricciones israelíes y a enormes obstáculos logísticos. Un funcionario de una importante agencia de ayuda humanitaria que opera en Gaza cuenta que no habían “tenido noticias de la autoridad de facto” —un eufemismo para referirse a Hamás— desde marzo y que ahora estaban tratando con “una variedad de actores diferentes”. “En el norte no hay nadie al mando, en la zona central hay algunas familias muy poderosas y algunas pequeñas milicias informales... y en el sur hay clientes israelíes formalizados que obtienen armas y demás del ejército israelí”, señala. “El orden público se está deteriorando, el tejido social se está desmoronando y la gente está realmente desesperada y en modo de supervivencia, y cada uno va por su cuenta”. Muchos de estos grupos armados tienen antecedentes de saquear la ayuda humanitaria o extorsionar a las organizaciones humanitarias y a otros palestinos que viven en Gaza para obtener pagos a cambio de protección. En un informe reciente, el observatorio independiente de conflictos Acled afirmó que desde octubre de 2023 ha registrado más de 220 “incidentes violentos intrapalestinos que han provocado la muerte de alrededor de 400 palestinos”. Entre las víctimas se encontraban agentes de policía, líderes de clanes y bandas, ladrones, activistas anti-Hamás, personas acusadas de colaborar con Israel y comerciantes acusados de especulación, según Acled. “El saqueo de la ayuda humanitaria, los robos y las actividades violentas de las bandas, los clanes y los grupos armados se han generalizado”, señala el informe, que añade que casi el 70% de estos incidentes se produjeron después de que Israel rompiera el alto el fuego de dos meses en marzo de 2025. Las fuerzas israelíes han atacado sistemáticamente a agentes de policía y funcionarios locales, a quienes consideran parte de Hamás, que tomó el poder en Gaza en 2007 y dirigía el Ministerio del Interior del territorio. La ofensiva israelí en Gaza ha causado la muerte de más de 66 000 palestinos, en su mayoría civiles, y ha reducido gran parte del territorio a ruinas. En agosto se declaró la hambruna en algunas zonas del norte de Gaza. Hamás ha tratado de luchar contra las bandas y las milicias, formando unidades especiales que persiguen a los saqueadores y colaboradores. En junio, se informó de que Hamás había matado a 50 combatientes de las Fuerzas Populares. Hace dos semanas, Hamás tendió una emboscada a un grupo de milicianos en el norte de Gaza y mató a varios, según un analista palestino. También hay informes periódicos de ejecuciones públicas de “colaboradores” por parte de Hamás. Astal, de 50 años, niega cualquier apoyo directo de Israel y afirma que su hija embarazada y muchos familiares han muerto en ataques aéreos israelíes, lo que, según él, demuestra que no es un “colaborador”. “No luchamos contra Hamás por Israel, sino por nosotros mismos... Hoy tengo la oportunidad, así que debo aprovecharla. No me importa firmar un acuerdo de paz con Israel, porque ya hemos tenido suficientes guerras y muchos de los míos mueren cada año. Tengo 50 años. Desde que nací hemos estado en guerra”, afirma. El diario The Times of Israel informó que Astal trabajó dentro de Israel durante años antes de unirse a las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina, que fueron expulsadas de Gaza por Hamás cuando la organización militante islamista tomó el poder en 2007. Posteriormente, fue encarcelado en múltiples ocasiones por Hamás, según el periódico. No está claro cuántos hombres armados puede desplegar Astal, y se cree que las Fuerzas Populares de Abu Shabab están compuestas por menos de 100 combatientes. Hay informes de otros grupos armados, a veces con solo una docena de miembros, que se están formando en el este de la ciudad de Gaza y en los llamados “campamentos centrales” alrededor de Nuseirat. Yaakov Amidror, exgeneral de división y asesor de seguridad nacional, dijo la semana pasada que Israel podría aprovechar las divisiones dentro de la sociedad de Gaza para crear fuerzas que se opusieran a Hamás. Una posibilidad, según él, sería apoyar a las familias importantes descendientes de los habitantes originales del territorio frente a otras cuyos padres o abuelos llegaron en 1948, cuando se vieron obligados a huir de lo que se convirtió en Israel. “Pueden ser personas influyentes a nivel local y tomar el control de su zona, familia o tribu y no permitir que Hamás esté allí, y entonces nosotros podemos apoyarlos y, si pueden ser parte de la solución, entonces [eso] sería estupendo... Si lo peor llega a lo peor, será como Somalia... Nadie tendrá el control. Será malo para Israel, pero mejor que tener a Hamás”, dijo Amidror. Según el plan de 20 puntos de Trump para Gaza, esbozado el lunes, un consejo de tecnócratas gobernaría el territorio y una “fuerza internacional de estabilización temporal”, posiblemente compuesta por tropas proporcionadas por las potencias regionales, mantendría el orden en Gaza. Pero una fuerza de este tipo podría tener dificultades en un entorno tan caótico. Los analistas han advertido que empoderar a grupos como el de Astal en una sociedad ya muy fracturada podría acelerar el conflicto interno y fortalecer a los elementos criminales. “Sin una supervisión estricta, podrían incluso transformarse en actores rebeldes que alimentan la inestabilidad en lugar de mitigarla”, escribe Neomi Neumann, investigadora adjunta del Instituto Washington y exjefa de la unidad de investigación del servicio de seguridad interna de Israel, Shin Bet, a principios de este año. Astal afirma que no le asusta Hamás, que lo había condenado a muerte. “Están tratando de acabar conmigo y lo sé, pero no me importa”. añade. La guerra se desencadenó tras los ataques de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, en los que los militantes mataron a 1200 personas, en su mayoría civiles, y tomaron 251 rehenes, de los cuales unos 50 permanecen en Gaza, y se cree que unos 20 siguen con vida.

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