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Netanyahu quiere un ataque a gran escala contra Irán, pero ¿hasta dónde llegará Trump si fracasan las negociaciones?

Netanyahu quiere un ataque a gran escala contra Irán, pero ¿hasta dónde llegará Trump si fracasan las negociaciones?
El primer ministro israelí presiona al presidente estadounidense para efectuar un ataque abierto contra su archienemigo regional, mientras el republicano le contiene y apuesta, de momento, por las negociaciones sobre el programa nuclear iraníEstados Unidos e Irán negocian sobre el programa nuclear iraní bajo las amenazas de Trump “El mundo le dice a Israel: 'Espera, aún hay tiempo'. Y yo digo: ¿Esperar para qué, esperar hasta cuándo?”, respondía Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel, a la entonces secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, allá por 2012. Hacía poco que la demócrata había reproducido lo que tanto su presidente, Barack Obama, como el Jefe de la Junta de Jefes de Estado Mayor, el general Martin Dempsey, ya le habían dicho al primer ministro israelí: su país no sería cómplice de Israel en un ataque unilateral contra Irán, no le impondría “líneas rojas” respecto de su programa nuclear, tal y como exigía Netanyahu y, en todo caso, apostaría por las sanciones como mejor fórmula para frenarlo.  Pero el Estados Unidos de Barack Obama no es el de Donald Trump. Es más, entre las primeras medidas en materia de política exterior adoptadas por el republicano durante su primer paso por la Casa Blanca (2017-2021) fue retirar a su país del acuerdo nuclear con Irán (JCPOA, por sus siglas en inglés), impulsado por su predecesor y firmado en 2015 por EEUU junto a Reino Unido, Francia, Rusia, China y Alemania, en colaboración con la Unión Europea y tras años de intensas negociaciones.  Más de un lustro después y con Trump nuevamente en la Casa Blanca, Estados Unidos no solo continúa fuera de este marco regulatorio internacional diseñado para limitar el programa nuclear de Irán a cambio del levantamiento de las sanciones que ahogan su economía , sino que ahora sí podría dar luz verde a Israel o, incluso, participar en un ataque israelí contra las instalaciones nucleares de Irán si sus líderes no ceden a negociar con Washington. “Creo que podemos llegar a un acuerdo sin el ataque. Espero que podamos…(…) Si no, yo estaré liderando el grupo [que ataque a Irán]”, señaló el presidente estadounidense en una entrevista reciente publicada en la revista Time.  ¿Por qué Trump ahora sí quiere negociar con Irán? La pregunta es: ¿qué ha cambiado para que Donald Trump ahora sí quiera darle una oportunidad a la vía diplomática cuando en 2018 ordenó la salida unilateral de su país del JCPOA –lo que propició que en siete años Irán haya enriquecido uranio a niveles nunca vistos–? Los factores son varios, empezando por la postura de Teherán. “En 2018 Trump sí quiso negociar con Alí Jamenei [el todavía líder supremo de la República Islámica], pero éste rechazó la propuesta”, señala a elDiario.es Meir Javedanfar, profesor de Política Iraní Contemporánea en la Universidad Reichmann de Israel. “A Jamenei hoy sí le interesa negociar porque teme el poder militar de Estados Unidos, que ha desplegado en la región una cantidad sin precedentes de equipamiento militar. Además, la economía de Irán está mucho más débil y la legitimidad del régimen ha caído a los niveles más bajos desde la revolución [de 1979]. Jamenei siente que debe pactar. Sabe que Estados Unidos, junto a Israel, podría atacarle y esta vez no tiene ni a Hizbulá, ni al régimen sirio para ayudarle”, apunta el experto.  En la nueva Administración Trump también ha habido cambios. “En su segundo mandato, Trump ha desterrado a la mayoría de los neoconservadores”, asesores de línea dura que acrecentaron el peligro de una amenaza iraní, apunta Mohamad Bazzi, director del Centro Hagop Kevorkian de Estudios de Oriente Medio en su último artículo de opinión publicado en el diario The Guardian. “Parece haberse dado cuenta de que Netanyahu podría convertirse en uno de los mayores obstáculos para un acuerdo con Irán, como lo fue durante las Administraciones de Obama y Biden. No fue casualidad que el presidente anunciara su plan para reanudar las conversaciones con Irán mientras Netanyahu estaba sentado a su lado en una reunión en el despacho oval el 7 de abril” pasado, señala.  Según el experto, con este gesto el mandatario le lanzaba un mensaje a los líderes iraníes: “Trump no permitiría que Netanyahu le pase por encima, como había hecho con otros presidentes estadounidenses”. Si resiste a las presiones de Israel, además de a las que llegan del ala más belicista de su gabinete, “bien podría negociar un acuerdo y reparar la crisis nuclear que él mismo desató hace años”, remarca Bazzi.  Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha reimpuesto la llamada “política de máxima presión” sobre Teherán, para hacer el mayor daño posible a la economía de la República Islámica con más sanciones a todo aquel que compre petróleo iraní. Israel ya tiene un plan para atacar a Irán El nuevo inquilino de la Casa Blanca ya habría empezado a resistir la presión militarista del primer ministro israelí durante su reciente visita a Washington (ya ha realizado dos en poco más de tres meses), de acuerdo a una información reciente publicada por The New York Times.  Según el diario, Netanyahu fue invitado por Trump el pasado 7 de abril no tanto para hablar de los aranceles (del 17%) que EEUU ha impuesto a su aliado en el marco de la guerra comercial que libra a escala mundial, sino y sobre todo, para escuchar en persona la petición que el líder israelí quiso hacerle por teléfono cuatro días antes: que Estados Unidos apoye su plan de ataque contra las instalaciones nucleares de Irán, tan pronto como en mayo, aprovechando que su capacidad económica, estratégica y militar está en su peor momento en décadas. Citando a funcionarios israelíes y norteamericanos familiarizados con este asunto, el periódico desgrana en qué consistiría dicho plan: una combinación de ataques aéreos, con la participación estadounidense, que darían cobertura a comandos especiales israelíes que se adentrarían en las principales instalaciones subterráneas de Irán con objeto de mermar sus capacidades de enriquecimiento de uranio en varios meses o un año (Irán dice no disponer de armas nucleares, pero enriquece uranio al 60% si bien en la actualidad se acerca al 90% necesario para fabricar armas nucleares).  Pero ni los comandos israelíes estarían listos para ejecutar un plan que exige meses de preparativos, tal y como han apuntado fuentes del Ejército hebreo, ni la mayoría de los asesores de Trump cree hoy que dichas unidades especiales pudieran realmente generar el impacto deseado en las instalaciones nucleares iraníes, considerando que los materiales más sensibles están a decenas de metros bajo tierra y dispersos en múltiples emplazamientos fortificados, como el que alberga la planta de Natanz (a unos 300 kilómetros al sur de Teherán), el corazón del programa de enriquecimiento de uranio del país y objeto de multitud de sabotajes y ciberataques atribuidos a Israel. Esta semana, el viceministro de Información y Comunicaciones de Irán, Behzad Akbari, informó de que fue detectado “uno de los ataques cibernéticos más extendidos y complejos contra la infraestructura del país y se tomaron medidas preventivas”. Por su parte, el ministro de Exteriores, Abás Araqchí, afirmó en X que “la fantasía de Israel de poder dictar lo que Irán puede o no hacer está tan alejada de la realidad que apenas merece una respuesta”. Y agregó: “Pero lo que llama la atención es el descaro con el que Netanyahu dicta ahora lo que el presidente Trump puede y no puede hacer en su diplomacia con Irán”. El jefe de la diplomacia advirtió de que “cualquier ataque va a ser respondido inmediatamente”. “Netanyahu sabe que es un ataque que no puede hacer en solitario”, explica el politólogo Meir Javedanfar. “No solo porque no tiene las capacidades logísticas y militares de Estados Unidos [grandes aviones cisterna que cubran los casi 2000 kilómetros entre Israel e Irán, bombarderos furtivos B-2 capaces de transportar bombas antibúnker o un sistema de defensa antimisiles regional que responda a posibles represalias del régimen de los ayatolás], sino además porque Netanyahu, sobre todo, teme a Trump y no hará nada que ponga en peligro la buena relación con su aliado”, remarca. Por el momento, el republicano ya ha puesto freno a las ansias belicistas de Netanyahu dejando claro que, si bien “no tiene prisa” en satisfacer el sueño aún no realizado del primer ministro israelí, tampoco descarta unirse a su plan si fracasan las actuales conversaciones indirectas entre Estados Unidos e Irán, cuya tercera ronda se celebró en Omán el pasado fin de semana. “La tercera ronda de conversaciones celebrada en Mascate fue positiva y productiva. Esta última ronda de conversaciones directas e indirectas duró más de cuatro horas. Aún queda mucho por hacer, pero se avanzó más para alcanzar un acuerdo”, dijo a la prensa una fuente de la Administración estadounidense citada por la Agencia EFE, después de que los mediadores estadounidenses e iraníes se sentaron a la mesa el pasado sábado para abordar las cuestiones más técnicas (y peliagudas) del acuerdo. La cuarta ronda de negociaciones, que estaba prevista para este sábado en Roma, ha sido pospuesta. El pasado sábado también se produjo una potente explosión en el puerto más importante de Irán, en la ciudad de Bandar Abbas, en el Golfo Pérsico, que dejó al menos 70 muertos y más de 20 desaparecidos. Las autoridades iraníes están aún averiguando las causas de la explosión que se registró después de que se incendiaran varios contenedores con supuesto material químico en uno de los muelles. El Ministerio de Defensa de Irán tuvo que negar que hubiera un cargamento de uso militar en el puerto después de los rumores al respecto; mientras, el Gobierno ha descartado la posibilidad de “un sabotaje”.
eldiario
hace alrededor de 15 horas
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