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Qué se puede hacer desde Europa para intentar detener el genocidio israelí en Gaza

Países, organizaciones e individuos pueden usar todas las herramientas jurídicas, políticas y sociales disponibles para presionar a Israel como se hizo con la Sudáfrica del apartheid, prevenir más crímenes, sancionar y garantizar rendición de cuentas “Gaza está pasando de la hambruna masiva a la muerte masiva”, advierte el International Crisis Group, organización internacional dedicada a la investigación, prevención y resolución de crímenes y conflictos. Veintidós meses después del inicio de esta oleada de masacres contra la población civil en Gaza, los Gobiernos de la Unión Europea siguen sin adoptar medidas para “prevenir y sancionar”, como reclama el derecho internacional y recuerdan relatores de Naciones Unidas. Los máximos expertos en genocidio –una parte importante de ellos son judíos–, así como la relatora de la ONU para Palestina, llevan tiempo insistiendo en que estamos ante un genocidio, porque hay intención de infringir daño total o parcial a una población, no solo a través de las matanzas de civiles, sino de un bloqueo al acceso a ayuda esencial para la supervivencia. A lo largo de estos meses, más voces internacionales han suscrito esta afirmación, a la que ahora se suman dos organizaciones de derechos humanos israelíes, con su informe: “Nuestro genocidio”. Pese a la envergadura de los crímenes, la Unión Europea sigue manteniendo su Acuerdo de Asociación preferencial con Israel y no adopta ninguna medida de presión: ni sanciones a Israel, ni suspensión de relaciones armamentísticas y comerciales, ni ruptura de lazos diplomáticos, ni cumplimiento de la orden consultiva de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que solicita a los países “medidas para impedir relaciones comerciales y de inversión” que contribuyan a la ocupación ilegal israelí. Hablar de política mientras se esquiva el genocidio cumple perfectamente con la definición de no hacer nada Francesca Albanese, relatora de la ONU “Nunca me he sentido tan conmocionada, los niños mueren de hambre, ante nuestros ojos”, ha denunciado esta semana la relatora de Naciones Unidas para los Territorios Ocupados Palestinos, Francesca Albanese. “¿Cómo duermen ustedes, presidentes, ministros de Asuntos Exteriores, dirigentes políticos, diplomáticos, funcionarios públicos que no hacen nada para detener la campaña de hambruna de Israel?”, se pregunta la relatora, que remata así: “Hablar de política mientras se esquiva el genocidio cumple perfectamente con la definición de no hacer nada.” Las palabras de Albanese hacen referencia a las nuevas declaraciones de algunos gobiernos europeos. Tres de los más firmes aliados de Israel –Reino Unido, Alemania y Francia– han impulsado este fin de semana un comunicado que algunos medios de comunicación califican de “inédito”, porque, a estas alturas, ni siquiera eso habían hecho. En el escrito, Londres, Berlín y París piden el fin de la “catástrofe humanitaria” en Gaza, como si con solicitárselo a Benjamín Netanyahu se fuera a convertir en una realidad. Llaman “catástrofe humanitaria” a la acción del Gobierno israelí de bloquear masivamente la entrada en Gaza de productos esenciales para la supervivencia. Por este crimen que condena a la hambruna a la población de la Franja Israel ha sido demandado por genocidio ante la CIJ y señalado como impulsor de un genocidio por la relatora de Naciones Unidas en sus informes. "Las palabras no alimentan a los niños hambrientos", denunciaba este fin de semana el secretario general de la ONU Reino Unido, Alemania y Francia mantienen relaciones armamentísticas, comerciales y diplomáticas con Israel, con estrechas alianzas y apoyo político hasta ahora. “Las palabras no alimentan a los niños hambrientos”, decía este viernes el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres. “Esto no es solo una crisis humanitaria, es una crisis moral que desafía la conciencia global”, añadía. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha anunciado que reconocerá el Estado palestino, pero sigue sin reconocerlo aún. “Comentaré sobre ello cuando lo reconozca”, ha señalado la relatora Albanese. Reconocer el Estado palestino implica exigir inmediatamente el fin de la ocupación ilegal israelí y adoptar medidas para que eso ocurra. Sin la retirada del ejército israelí y de los más de 750.000 colonos que ocupan ilegalmente Cisjordania y Jerusalén Este –sumados a los militares que ocupan Gaza en la actualidad– no hay apenas territorio para el Estado palestino, sino trozos de territorio inconexo, desconectados entre sí, a modo de bantustanes (áreas donde estaban segregados los negros en la Sudáfrica del apartheid). Reconocer el Estado palestino sin suspender relaciones comerciales y armamentísticas con Israel, sin cortar lazos, sin medidas de presión real, es una distracción en pleno genocidio Reconocer el Estado palestino sin suspender relaciones armamentísticas y comerciales con Israel, sin cortar lazos, sin adoptar medidas de presión real, es una distracción en pleno genocidio y, dicho en palabras del International Crisis Group, “contribuirá poco”, “a menos que se tomen medidas concretas” para el fin de los ataques, de la campaña de hambruna y para “frenar la expansión de los asentamientos israelíes” ilegales, que ocupan y trocean el territorio palestino. Qué pueden hacer los países europeos En este sentido, la relatora de Naciones Unidas para Palestina, Francesca Albanese, ha recordado estos días “a Francia y a otros países” que: 1/ Tienen la obligación internacional de “hacer realidad el derecho inalienable del pueblo palestino a la autodeterminación, que es el derecho a ser libre y a determinarse como pueblo (más amplio y profundo que el de un Estado)”. 2/ “El reconocimiento del Estado palestino no debe distraer de las obligaciones fundamentales”. 3/ Esas obligaciones fundamentales son: I) “Adoptar medidas para prevenir nuevos actos de genocidio, crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad. El embargo de armas y las sanciones son inevitables llegados a este punto”. II) “Poner fin y castigar el genocidio, los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad”. III) “Garantizar el fin de la ocupación ilegal y el apartheid de Israel y la reparación de dichos actos”. (IV) “Ayudar a investigar y procesar a quienes han cometido, facilitado y se han beneficiado de delitos internacionales en los Territorios Palestinos Ocupados, empezando por sus propios nacionales (colonos ilegales, empresas, etc.)”. Las exportaciones de armamento israelí en 2024 alcanzaron récord histórico y el 54% tuvieron como destino Europa, en pleno genocidio Más obligaciones La orden consultiva de la CIJ pide impedir relaciones comerciales y de inversión que contribuyan a la ocupación ilegal israelí. Esto implica suspender relaciones comerciales con el Estado de Israel –máximo impulsor de la ocupación, a través de su Ejército–, con las empresas armamentísticas israelíes vinculadas a las Fuerzas Armadas del país y con las compañías que operan en los territorios ocupados o que se lucran de la ocupación. España votó a favor de una resolución de la Asamblea General de la ONU, el pasado septiembre, vinculada a esta orden consultiva de la Corte de La Haya, pero no está impidiendo relaciones comerciales que contribuyen a la ocupación ilegal, y es el país de la UE que más “armas y municiones” ha importado desde Israel de febrero a mayo de 2025, según datos proporcionados por el portal de Comercio de España, Data Comex. Recientemente, Israel anunció que las exportaciones de armamento israelí en 2024 crecieron hasta alcanzar un nuevo récord histórico: 14.700 millones de dólares. El 54% de esos envíos de material militar israelí tuvieron como destino Europa, en pleno genocidio en Gaza, frente al 35% en 2023. “El mundo ve la fortaleza de Israel y busca ser un socio en ella”, dijo el ministro de Defensa israelí, presumiendo de su logro. Esto significa que, más que nunca, la acción europea para detener los ataques militares israelíes y el bloqueo a la entrada de ayuda es crucial y determinante. Cumplir con el derecho internacional y construir un mundo con menos impunidad exige respetar las resoluciones de Naciones Unidas, las Convenciones de Ginebra, el Estatuto de Roma, los dictámenes de la CIJ y de la Corte Penal Internacional, ambas con sede en La Haya, y las recomendaciones de los relatores de la ONU. También significa aceptar la Convención sobre Genocidio, que pide “prevenir y sancionar”. Por eso la relatora de Naciones Unidas pide a los países un embargo integral de armas, porque solo así se pueden prohibir exportaciones, importaciones, acuerdos y tránsito de material militar. Adquirir armamento de empresas israelíes en pleno genocidio implica aumentar sus ingresos y reforzar el proyecto de ocupación ilegal al que contribuyen. A día de hoy, ningún país europeo ha aplicado estas medidas. Ante situaciones de injusticia, el mantenimiento de las relaciones y la falta de presión contribuyen a que los crímenes se perpetúen. Tras veinte meses de genocidio, las naciones de la Unión Europea no podrán decir en el futuro que hicieron lo que debían.
eldiario
hace alrededor de 1 mes
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