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Qué supone el acuerdo entre España y el Reino Unido sobre el nuevo estatus de Gibraltar tras el Brexit

La verja será demolida y todos los controles entre Gibraltar y España desaparecerán mientras que agentes españoles vigilarán el puerto y el aeropuerto, según el pacto político para mantener la libre circulación de trabajadores y mercancíasEspaña y Reino Unido acuerdan un nuevo estatus para Gibraltar: adiós a la verja y a los controles sobre personas y mercancías Tras cinco años de incertidumbre y negociaciones, los gobiernos de España y el Reino Unido anunciaron este miércoles un acuerdo para evitar una frontera dura entre Gibraltar y la Línea de la Concepción, el gran fleco pendiente del Brexit. El pacto político, que aún tiene que convertirse en texto legal para ser ratificado, se anunció en Bruselas después de una reunión entre el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, el británico, David Lammy, el ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, y el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, que ha mediado en estas negociaciones. El presidente Pedro Sánchez habló después por teléfono con el primer ministro británico, Keir Starmer, y le felicitó “por tener éxito donde otros habían fracasado”, según un comunicado del Gobierno británico. ¿Por qué ha tardado tanto? El estatus de Gibraltar fue excluido del acuerdo de salida del Reino Unido de la UE, que se oficializó el 31 de enero de 2020, es decir tres años y medio después del referéndum de junio de 2016. Desde entonces, el territorio ha quedado en un limbo en medio de negociaciones que han girado en particular alrededor del movimiento de los trabajadores y la vigilancia del puerto y el aeropuerto del Peñón. ¿Y qué ha pasado en este tiempo? En la práctica, muchas de las reglas del Brexit que han entrado en vigor para Inglaterra, Gales y Escocia no se han aplicado en Gibraltar. Irlanda del Norte, en la isla de Irlanda, es la otra excepción que tiene un estatus especial tras años de negociaciones también para evitar una frontera dura. ¿Por qué el Brexit es un problema? El enclave de Gibraltar donde viven unas 34.000 personas recibe cada día unos 15.000 visitantes, que cruzan la verja sobre todo para trabajar, y que ahora no necesitan pasaporte ni otros requisitos que se aplican para entrar en el Reino Unido tras el Brexit. El suministro de bienes básicos de Gibraltar también depende de sus vecinos, y tener controles extra en las mercancías sería otro escollo para la vida diaria. No es casual que el 96% de la población gibraltareña votara en contra del Brexit en el referéndum de 2016. ¿Y ahora qué? Según el acuerdo, “se eliminarán la totalidad de las barreras físicas, los chequeos y los controles sobre las personas y mercancías que circulen entre España y Gibraltar, preservando al mismo tiempo el espacio Schengen, el mercado único de la UE y la unión aduanera”. Esto significa que desaparecerá la verja, que será demolida. A cambio, en el aeropuerto y el puerto policías españoles harán el control de pasaportes y vigilarán la entrada al área europea de libre circulación de personas sin la intervención de Frontex, la agencia de control de fronteras de la UE, uno de los puntos controvertidos. También habrá un control de agentes gibraltareños. Según el plan acordado, en el aeropuerto de Gibraltar habrá un doble control similar al que existe ahora para el tren Eurostar que conecta el Reino Unido con el continente y que tiene doble control británico y francés en la estación de tren de St. Pancras en Londres. Para el Reino Unido, el control español en el aeropuerto, donde también hay una base militar británica, era el principal escollo. En la práctica, según explicó el ministro Albares, los policías españoles podrán, por ejemplo, negar la entrada a Gibraltar a británicos que hayan sobrepasado la estancia máxima permitida de 90 días para un ciudadano de un país fuera de Schengen, como es el caso del Reino Unido. ¿Y las mercancías? En este aspecto todavía quedan cabos sueltos. Habrá una unión aduanera entre la UE y Gibraltar con “cooperación entre las autoridades de aduanas respectivas para eliminar los controles” sobre mercancías. Pero para ello tendrá que haber primero un acuerdo sobre los impuestos que se apliquen en Gibraltar, por ejemplo al tabaco. Además, el futuro acuerdo aduanero también tiene que incluir coordinación en las subvenciones públicas, los estándares medioambientales, laborales y comerciales, y los compromisos contra el blanqueo de capitales. ¿Por qué ahora? El acuerdo era especialmente urgente por la aplicación progresiva este año del sistema electrónico de control biométrico de pasaportes que la UE exige para registrar a pasajeros de terceros países, incluidos los británicos, que entran como visitantes. Una frontera dura, con controles de pasaporte como los que se hacen ahora entre la UE y el Reino Unido, alteraría de una manera radical la vida en Gibraltar. El Gobierno británico sostiene que habría sido “ruinoso” para la economía gibraltareña y que se habría tenido que gastar “millones” del dinero del contribuyente británico para adaptarse a los controles. ¿Starmer ha cedido Gibraltar? Esa era la pregunta del titular en portada del Daily Mail, el periódico más leído en el Reino Unido, nada más conocerse el acuerdo este miércoles. El Gobierno laborista de Keir Starmer, en realidad, ha mantenido una posición parecida a la de su antecesor conservador en cuanto a la necesidad de una frontera “fluida”, tal y como defendía el último ministro de Exteriores conservador, David Cameron. Pero el hecho de que en la práctica haya libertad de movimiento de personas y mercancías entre Gibraltar y España, a diferencia de lo que pasa entre Gran Bretaña y España, puede considerarse una cesión que ya está criticando una parte de la derecha y la extrema derecha en el Reino Unido. Por otro lado, el acuerdo evita entrar en el fondo de la cuestión de la soberanía de Gibraltar, que España no reconoce como territorio británico.

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