cupure logo
quelosconporlasdelunaparamáspolonia

Rafa Borrego, activista a bordo de la Flotilla a Gaza: "Sabemos el tipo de monstruo impune que tenemos delante"

El abogado y político responde a las preguntas de elDiario.es tras los ataques a dos barcos de la Flotilla en Túnez. Es la última escala antes de poner rumbo a la Franja en un desafío al viejo bloqueo israelíLa Flotilla, atacada por segunda vez por un dron en Túnez Rafa Borrego, abogado y politólogo malagueño muy activo en las redes sociales, es uno de los integrantes de la Global Sumud Flotilla (GSF) que zarpó de Barcelona el pasado día 31 de agosto rumbo a Gaza con el objetivo de llevar ayuda humanitaria y romper el bloqueo que impone Israel sobre la Franja, donde ha provocado una hambruna sin precedentes y ha matado a más de 64.000 personas desde octubre de 2023. Borrego está especializado en derecho laboral, protección internacional, extranjería y delitos de odio. Responde a las preguntas de elDiario.es unas horas después de que el barco Familia Madeira fuese atacado en la madrugada del martes en aguas de Túnez, tal y como denunció la organización. El entrevistado se encontraba a unos 60 metros de donde se produjo el ataque realizando una guardia nocturna. En la noche del martes al miércoles tuvo lugar otro ataque. Después de los retrasos en su salida de Barcelona por las malas condiciones meteorológicas y la parada en Menorca, la GSF (flotilla global de la perseverancia) se encuentra en el puerto de Sidi Bou Said, a 20 kilómetros de la capital tunecina. ¿Cómo se encuentran los tripulantes después de los ataques? Estamos tranquilos. Sabemos que esto ha sido una advertencia. Nos demuestra que el camino a Gaza va a ser duro y que nos enfrentaremos a episodios más desagradables que este a medida que nos acerquemos, pero la verdad es que esto no ha cambiado el espíritu de nadie. Si acaso, nos ha puesto a mejorar los protocolos de respuesta. Pero como amenaza a la misión, ha sido un fracaso. ¿Cuál es el plan a partir de ahora? La reagrupación de todos los barcos que zarparon de Barcelona, esquivar la tormenta que parece que se nos viene encima e integrar a los nuevos incorporados desde Túnez. También, y aunque a algunos nos pueden las ganas de llegar a destino, esta parada está sirviendo para afinar los métodos y reponer fuerzas después de un inicio tan accidentado. ¿Cuáles son las dificultades principales que están encontrando en la travesía? Principalmente el clima (en un principio) y el estado de los barcos. La mayoría han presentado problemas que han requerido reparaciones sobre la marcha y ha sido un auténtico reto solventar esas barreras con el crono en contra. Especialmente para los que vamos en los barcos pequeños, fue una odisea nada más comenzar, pero desde entonces ha sido mucho más asumible. Zarpamos de Barcelona más de 20 barcos. Sabemos que van a ir a por nosotros, pero contamos con y necesitamos un apoyo social que haga intolerable un ataque mortal o un encarcelamiento largo ¿En qué condiciones viajan? ¿Cómo se organizan a bordo? Depende de cada barco. La mayoría somos embarcaciones relativamente pequeñas, veleros con siete u ocho personas a bordo. El zarandeo del barco es bastante fastidioso para quienes no estamos acostumbrados a navegar y tareas como cocinar o ir al servicio se vuelven a veces muy complejas. Normalmente, acaban cocinando los dos o tres que se marean menos. No tenemos duchas y los baños son precarios, pero cuidamos la higiene todo lo posible para que tengamos todos una estancia decente. Contamos con tres camas y un sofá estrechísimo. Vamos durmiendo como podemos, compartiendo camarotes, compaginando personas en cubierta haciendo guardias con personas descansando dentro. ¿Cuántas personas van en su barco? En mi barco ahora mismo somos seis. Éramos siete, pero una urgencia hizo que la séptima persona tuviese que dejarnos en Menorca. No conocía a nadie de mis compañeros, pero hemos hecho muy buena piña y, tras una semana, ya somos una familia. Yo nunca había navegado, más allá de unos días de crucero [cuando estaba] en el instituto. Es lo más parecido a montar a caballo. Convivimos el capitán, un tripulante y cuatro pasajeros/activistas, incluyendo un médico. Durante las horas de día hacemos vida conjunta en la cubierta y algunos pasamos largos ratos más cerca de la proa para poder tener ratos de concentración o abstracción. Lo que sí organizamos más son las noches, en las que hacemos turnos rígidos de vigilancia. Navegamos día y noche, por lo que conviene estar atentos. ¿Qué fue lo que le llevó a embarcarse? Soy una persona muy activa en redes sociales en materia de derechos humanos, conflictos armados y, en particular, en la cuestión palestina. Viví en Jerusalén en mi época universitaria, en 2019, y desde entonces he procurado seguir de cerca los acontecimientos en el terreno, casi siempre silenciados hasta 2023. Hace apenas unas semanas, vi que había huecos para ir en la Flotilla y no dudé ni un segundo en que alguien como yo, con los conocimientos y las posibilidades, tenía que apuntarse [a esta iniciativa]. Israel ya ha amenazado con emplear la fuerza contra la Flotilla y sus tripulantes ¿Qué le pasa por la cabeza? Respondo a esta pregunta unas horas después de recibir el ataque con un dron en el barco Familia, a apenas 60 metros del mío, en el que estaba haciendo guardia nocturna. No es agradable verse en peligro, desde luego, pero aquí todos contamos con los riesgos y sabemos el tipo de monstruo impune que tenemos delante. Sabemos que van a ir a por nosotros, pero contamos con y necesitamos un apoyo social que haga intolerable un ataque mortal o un encarcelamiento largo [de los tripulantes]. ¿Qué está suponiendo para la Flotilla el apoyo de la ciudadanía a nivel internacional? El apoyo que se percibe es impresionante, la verdad. El subidón de ánimo que da ver a tantas personas involucradas y que te envían toda su energía es espectacular. Para los que nos movemos mucho por redes sociales, es una sensación difícil de describir. Muchas personas querrían estar en la misión y no pueden por mil motivos, pero su apoyo desde fuera es tan necesario como el estar aquí navegando. La población de Gaza les expresa su gratitud en todo momento en redes sociales. ¿Qué mensaje les manda? Que lo siento. Que siento que el mundo se esté limitando a ver cómo los matan sin hacer nada. Que siento que, aunque la mayoría social llora por ellos, no tenemos el poder de frenar esta masacre. Me gustaría tener mejores palabras o una mayor carga de esperanza, pero el panorama es desolador. Lo siento, lo sentimos, pero si solo nos queda meternos en un barco a intentar llevaros ayuda y luego volver a por más, así lo haremos. Y nunca faltarán voluntarios. Ese es el mensaje. ¿Qué contactos tienen con la Franja de Gaza? ¿Qué noticias les llegan desde allí? De Gaza nos llega mucho dolor, pero también mucha esperanza. Al final, nuestra ayuda humanitaria en cuanto a cantidad es simbólica y no cubre apenas las necesidades que tienen los 2 millones de personas allí encerradas, pero el hecho mismo de intentar romper el bloqueo desde fuera está dando apoyo a mucha gente que se siente algo menos abandonada. La desgracia, por supuesto, es que el genocidio no cesa y más bien parece acelerarse; cualquier lectura positiva en este contexto es una banalización de la realidad. Esto es una tragedia, un crimen horrendo. todos sabemos que venimos a una larga y dura travesía que termina llegando a una zona donde se está cometiendo un genocidio. Seguramente, para la mayoría esta misión será el momento más peligroso de sus vidas ¿Cuál será la última escala antes de dirigirse a Gaza, cuándo prevén llegar y cuántos barcos se unirán? El plan es no hacer más escalas. Cada puerto es un riesgo de bloqueo, por lo que queremos ir directamente ya desde aquí [Túnez]. Con quienes se incorporen desde el resto del Mediterráneo, podríamos ser en torno a 50 barcos. Es todo un reto logístico y está siendo a veces difícil, pero seguimos avanzando. En el trayecto entre Barcelona y Menorca se rumoreó que drones sobrevolaban la Flotilla. ¿Es así? ¿De dónde procedían? Hasta donde yo sé, no ha podido confirmarse la propiedad de los drones, pero viendo este último ataque parece claro que hay un enjambre de drones esperándonos en cada tramo del camino. ¿Qué medidas de seguridad toman frente a esta amenaza? Tenemos protocolos de seguridad para reaccionar ante ataques que intentan combinar el éxito de la misión con la integridad física de los participantes. Pero en definitiva, en una misión marítima y desarmada en mitad del mar estamos completamente a merced de ataques de drones. Estos que hemos vivido no serán los últimos.  ¿Son conscientes de los riesgos que corren? Aquí todos lo somos. Hay personas que lo llevan peor, pero por lo general todos sabemos que venimos a una larga y dura travesía que termina llegando a una zona donde se está cometiendo un genocidio. Seguramente, para la mayoría esta misión será el momento más peligroso de sus vidas. Como politólogo y abogado, ¿qué opina de la actuación de los Gobiernos europeos frente al genocidio en Gaza? Creo que está siendo absolutamente bochornoso. Es difícil de describir. Incluso si uno es consciente de que las élites occidentales han tendido siempre a defender sus intereses sin escrúpulo alguno y dejar los derechos humanos como mera arma discursiva, esto que estamos viendo se sale de las gráficas. No todos los gobiernos actúan exactamente de la misma manera, pero la tónica general es verdaderamente de complicidad o incluso de coautoría con el genocidio. La conducta del Gobierno británico de Keir Starmer o la postura de [la presidenta Ursula] Von der Leyen a nivel de la Unión Europea están dejándonos perplejos a muchos; no sería raro que acabasen enfrentando penas de prisión, junto con muchos otros, por su papel en todo esto. No hablo ya de responsabilidad política, sino penal. Y si dejan morir la Corte Penal Internacional, como ya están haciendo, conviene recordar que a nivel interno de cada país también podrán ser procesados. Ante este panorama, ¿cree que hay esperanza? Hay esperanza. La hay. La movilización de la gente lo demuestra, tanto por la causa palestina como por otras igual de encomiables. Pero es necesario dar un paso más allá, organizar esa esperanza y construir la realidad como la queremos. No pensé que en el año 2025 sería siquiera motivo de debate la posición a tomar ante un genocidio de esta magnitud, pero en esas estamos. No podemos dejar que se normalice la barbarie. ¿Qué acabará siendo Gaza? Lo que Gaza sea dependerá de lo que el mundo permita. Gaza podría ser la tumba de la ley del más fuerte, el símbolo de la lucha del débil por su derecho a existir. La cristalización real del derecho internacional y los derechos humanos como algo esencial y no como un arma arrojadiza a usar según convenga. Gaza podría ser un monumento a la civilización humana. Por el momento, es lo radicalmente opuesto. Es la más descarada muestra de impunidad, crueldad, sadismo y racismo. El fascismo está ganando la batalla y tiene más cómplices de los que queríamos pensar.
eldiario
hace alrededor de 3 horas
Compartir enlace
Leer mas >>

Comentarios

Noticias mundiales