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Apología del franquismo en el Parlamento europeo

Apología del franquismo en el Parlamento europeo
El Gobierno de España debería elevar una queja formal a la Eurocámara y otras instancias europeas para suspender esa exhibición promovida por Vox. No puede permitirse la difusión de ese discurso de la dictadura en el corazón del proyecto europeo Los graves sucesos de Torre Pacheco (Murcia) y la presunta corrupción en el Ministerio de Hacienda en la etapa de Cristóbal Montoro han eclipsado la exposición que Vox ha instalado en el parlamento europeo en Bruselas con dinero público. En intolerable que las instituciones europeas den cobertura a una exposición que hace apología del fascismo en la semana en que se cumplen 89 años del golpe de Estado que provocó la guerra civil y acabó violentamente con la primera experiencia democrática del país. Parece que es el sino de los tiempos, acorde con la ola ultra y reaccionaria que recorre el mundo. ¿Qué será lo siguiente, Roberta Metsola, una exposición que defienda la labor social los campos de exterminio nazis? En España existe un grave problema con el pasado reciente, que Vox ha trasladado al corazón de la democracia europea con la complicidad de los responsables que lo han autorizado, empezando por el cuestor Kosma Zlotowski, del partido ultra polaco Ley y Justicia y adscrito en la Eurocámara al grupo de Conservadores y Reformistas Europeos. El título de la muestra, 'La cruz como símbolo de las raíces cristianas' resulta tramposo si atendemos a la significación de la cruz en ese monumento y al papel de la Iglesia en el franquismo. Además esa exposición, con maqueta incluida del monumento faraónico en Cuelgamuros, está plagada de mentiras y falsedades. Su único objetivo es blanquear el franquismo y denunciar el plan de resignificación de ese horrible complejo arquitectónico. Esta circunstancia podría servir para que el Gobierno se replanteara la necesidad de eliminar la cruz, así como la expulsión de los monjes benedictinos de la basílica si de verdad quiere convertir ese lugar, representación del nacionalcatolicismo, en un espacio didáctico que explique el carácter represivo y de exclusión social del régimen franquista. Ese edificio nunca fue símbolo de reconciliación, todo lo contrario, fue un emblema de la Victoria, de glorificación del 18 de julio, realizado por presos políticos republicanos. Además allí yacen más 30.000 cuerpos de víctimas de la guerra llevados forzosamente sin consultar a las familias, lo que hace de él la mayor fosa común del país. Para más inri, durante cuarenta y cuatro años fue el mausoleo de Francisco Franco, hasta que en octubre de 2019 el Gobierno de Pedro Sánchez decidió sacar la tumba del dictador. También fue exhumado en abril de 2023 el cuerpo del fundador del partido fascista Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, que estuvo enterrado sesenta y cuatro años junto al altar mayor, al otro lado de Franco. No todo vale en aras de la libertad de expresión, ni todas las opiniones tienen el mismo fuste: esa exposición nunca debería haberse permitido en el Parlamento europeo. Parece mentira que en el 80 aniversario de los campos de concentración de los nazis se permita semejante acto de propaganda fascista. Deberían haber consultado previamente con las autoridades españolas o preguntado a expertos en la materia sobre la pertinencia de instalar una exposición de esas características y más sabiendo que era promovido por un partido ultraderechista como Vox, que defiende las supuestas excelencias de la dictadura de Franco. En los paneles explicativos, aparte de recuperar el nombre que le dio la dictadura al complejo, “Valle de los caídos”, se afirma que la mano de obra que trabajó allí en durísimas condiciones “no eran presos políticos, sino presos procedentes de la guerra civil condenados por delitos extraordinariamente graves, abundando los de asesinato, y presos comunes condenados por delito posterior a la misma guerra”. Y lo más sangrante es que hace años las instituciones europeas rechazaron una exposición sobre las víctimas del franquismo, titulada 'Exhumando fosas, recuperando dignidades' argumentando que podrían generar controversia política. Ahora en 2025 enaltecer un espacio de represión de la dictadura franquista debe ser aceptado y normalizado. En realidad, lo que debería exhibirse en la Eurocámara es una exposición rigurosa realizada por expertos sobre Cuelgamuros, incluyendo las excavaciones que realizó un equipo de arqueólogos sobre los destacamentos penales, liderado por especialista del CSIC, Alfredo González Ruibal. Obviamente esta iniciativa de Vox no es casual. Forma parte de un programa para rehabilitar la figura de Franco y su dictadura, aparte de una instrumentalización del pasado con fines políticos. Sus instigadores se mueven con mitos, medias verdades, hechos manipulados que manejan en redes sociales como si fueran verdades reveladas. Vox es el adalid, pero el Partido Popular, demasiado ambiguo con este tema, se ha puesto de perfil una vez más, quizás por su origen y el peso de esos exministros franquistas que fueron sus padres fundadores. Sólo hay que recordar algunas escandalosas declaraciones de muchos dirigentes a lo largo de su historia, destacando la última de Esperanza Aguirre, donde reivindicaba la dictadura frente a la Segunda República. Aparte de la movilización y las cartas de protesta a la presidenta de Parlamento, Roberta Metsola, de eurodiputados de distintas formaciones políticas, el Gobierno de España también debería elevar una queja formal a la Eurocámara y otras instancias europeas para suspender esa exhibición de apología del franquismo. No puede permitirse la difusión de ese discurso de la dictadura en Bruselas, que vulnera la Ley de Memoria Democrática y supone una ofensa a las víctimas del franquismo. Por otro lado, es una falta de respeto a las investigaciones serias de generaciones de historiadores que han analizado las características de la dictadura, que supuso un gran retroceso para el país y el sufrimiento de miles y miles de personas. Está claro que su autorización responde al peso de las derechas y extrema derechas europeas. Es muy peligroso para el futuro de la Unión Europea y para el sistema democrático tolerar estas actividades y permitir estas actitudes complacientes con ideologías extremas, que aplauden a regímenes dictatoriales. Se ha tardado mucho en España en reconocer a las víctimas de la dictadura mediante dos leyes –la de 2007 con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y la 2022 bajo el Gobierno de coalición presidido por Sánchez– para que ahora en la sede de la soberanía europea se dé pábulo a versiones neofranquistas de nuestro pasado. La Unión Europea no puede tolerar estos agravios a la memoria de las víctimas del franquismo, y más teniendo en cuenta que muchas de ellas contribuyeron a liberar el continente europeo de las garras del nazismo. Asimismo, esta muestra vulnera y contradice las resoluciones de la propia Eurocámara en contra de la exaltación del fascismo. Sorprendentemente parece que el Parlamento europeo se ha sumado a las celebraciones del 18 de julio de colectivos ultras.
eldiario
hace alrededor de 6 horas
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