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Cómo zafarse del fascismo patrio

Cómo zafarse del fascismo patrio
No solo Vox alimenta el odio porque aunque ellos sean los que van más lejos al colaborar con grupos que directamente son neonazis, el PP y muchos medios contribuyen a fomentar el racismo, sea por votos o audiencia Feijóo criminaliza a los migrantes con datos falsos: “La inmigración no da carta blanca para cometer delitos” Los pogromos racistas que organizan los grupos de extrema derecha son siempre muy parecidos, sea en la Alemania de principios de los 90, en El Ejido en el 2000 o ahora en Torre Pacheco, porque lo que les mueve es el odio. La diferencia es que la propagación de los bulos a través de las redes y de canales neonazis es mucho más rápida y efectiva. En Telegram y Youtube se han difundido auténticas barbaridades para incitar a la violencia. Y lo han conseguido. Grupos de jóvenes ultras se apuntaron a principios de semana a “ir de cacería” y se trasladaron a la ciudad murciana dispuestos a pegar a migrantes. Así de bestia. Probablemente si no repitieron es porque les disuadió la presencia policial que una concentración de este tipo hubiese requerido también el primer día. Mejor no saber cuántos miles más de españoles disculpan estos ataques aunque no hayan participado en ellos. Seguro que asustaría viendo la cantidad de seguidores que tienen algunos de estos canales y cómo crece el apoyo a la extrema derecha hasta haberse convertido en la primera fuerza entre los votantes españoles menores de 45 años, especialmente entre los varones más jóvenes. Marcelino Madrigal, experto en redes, ha buceado en 6.991 canales que han movido mensajes sobre Torre Pacheco. Al principio fueron cuentas vinculadas a Vox pero sobre todo destaca el papel del grupo Deport Them Now (Deportadlos ahora). Allí es donde empezó a utilizarse la expresión “cacería” en referencia a esta ciudad y se apeló a la “defensa de España”, un argumento que utiliza Vox en sus discursos y con el que el PP coquetea. Se trata de un colectivo internacional que en Reino Unido tuvo un canal de Telegram en el que se ofrecía dinero por atacar a mezquitas y después a ciudadanos árabes y que lleva ya un tiempo con tentáculos en España. Podéis consultar aquí cómo se propagaron los mensajes de odio en medios, perfiles y grupos de chat de extrema derecha. Al igual que Vox, Deport Them Now usa el concepto “remigración” y sus ramificaciones se extienden por distintos países de la Unión Europea. Junto al partido de Abascal son los autores intelectuales de las apelaciones a una limpieza étnica que anida más allá de las redes. Vox alimenta el racismo, para ser más exactos el racismo contra los migrantes pobres, y es quien va más lejos al alentar, justificar y colaborar con grupos que directamente son neonazis. Pero no son los únicos. Cuando Alberto Núñez Feijóo asume el discurso de Vox, recurre a datos falsos también estigmatiza a las personas migrantes y al lanzar mensajes del tipo “la inmigración no da carta blanca para cometer delitos” no hace más que avivar ese mismo odio. Algo similar pasa cuando hay cargos de Junts que no rompen con los postulados xenófobos de la extrema derecha independentista. No debería valer todo para conseguir votos. Referirse a la migración como problema y no como fenómeno es un ejemplo habitual en los medios de comunicación. Doy fe porque es un debate que he tenido en más de una tertulia. Muchos de los que ahora toman distancia con Desokupa y su líder fueron los mismos que lo promocionaron en sus programas matinales durante años. Son los que vinculan inseguridad y migración pese a que los datos oficiales que hemos publicado en elDiario.es lo desmienten. Hannah Arendt ya advirtió de que las mentiras resultan a veces mucho más plausibles, mucho más atractivas a la razón, que la realidad. Y que eso es así porque el que miente tiene la gran ventaja de conocer de antemano lo que su audiencia desea o espera oír. El Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial o Étnica (CEDRE), un órgano que está adscrito al Ministerio de Igualdad, elaboró un informe que es especialmente pertinente repasar estos días. Se titula ‘El Impacto del racismo en España. Percepción de la discriminación por origen racial o étnico por parte de sus potenciales víctimas en 2024 y uno de los datos que llama la atención es que el 84% de las personas encuestadas viven en barrios o zonas donde la mitad o más de la mitad de la población pertenece a grupos étnicos minoritarios. Eso implica un alto nivel de segregación y refuerza la discriminación estructural que experimentan las personas que participaron en el estudio. En resumen, radiografía la España de los guetos, esa que a menudo no quieren ver ni los ciudadanos ni los medios. Barrios en los que la crisis económica se cebó y con vecinos cuyas condiciones laborales en sectores como la agricultura o los servicios que no merecen tal nombre. Según un sondeo que se incluye en el citado informe, el 52% de las personas encuestadas habían sufrido en el último año al menos una situación que podía calificarse como delito de odio en diferentes ámbitos, en tanto habían sido víctimas alguna agresión física, amenazas, daños, insultos efectuados públicamente u otros delitos cometidos por prejuicios racistas. Los grupos proporcionalmente más afectados son las personas negras africanas (17%) y las árabes y norteafricanas no árabes (13%). No nacemos con miedo del mismo modo que no nacemos racistas. No sé si conoces el ‘Doll test’, el experimento de la muñeca. Se realizó en los años 40 en Estados Unidos. A un grupo de niños negros se les pidió que escogiesen entre una muñeca blanca y otra negra; también se les preguntó cuál era mejor. Casi todos optaron por la blanca. La conclusión fue que “los prejuicios, la discriminación y la segregación” provocaban en estos niños una sensación de inferioridad. El experimento se repitió en Italia en 2016 y el resultado fue similar. Por lo tanto, habría que empezar por desmontar esos prejuicios ya desde el principio, en la escuela, combatiendo la segregación escolar, vinculada a menudo a la segregación urbanística, y, en definitiva, a la desigualdad. ¿Con eso es suficiente? Probablemente, no, pero es imprescindible. Eso implica políticas públicas que prioricen la educación pública, el acceso a la vivienda y derechos laborales. Esta misma semana se ha publicado en la revista ‘Nature’ un estudio que destaca a España entre nueve países receptores de migración como el que tiene una mayor brecha salarial. Por resumirlo en un porcentaje: los trabajadores inmigrantes cobran un 29% menos que las personas nacidas en España. Se necesitan políticas del Estado, esas de las que tanto abominan muchos de los que estos días se niegan a condenar los ataques racistas o fomentan enfrentamientos como el de Alcalá de Henares, donde el gobierno municipal de PP y Vox, lejos de calmar los ánimos, ha alentado la criminalización de los migrantes que viven en un centro de acogida de migrantes hasta el punto de reclamar su cierre. Ni a Vox ni a Isabel Díaz Ayuso ni al líder de Desokupa les interesa situar el debate en la cohesión y las políticas contra la desigualdad. Les molestan los migrantes pobres, no los que compraron sus pisos gracias a las ‘Golden Visa’. Es más fácil azuzar el miedo que combatirlo, vincular migración e inseguridad y de paso culpar a las izquierdas aunque los datos les desmientan. En eso tampoco es que innoven mucho. De Trump a la AfD alemana pasando por la cercana Chega portuguesa, el discurso es el mismo. A los gobiernos hay que exigirles políticas de cohesión, a las fuerzas de seguridad que no miren hacia otro lado y a los ciudadanos que plantemos cara al racismo.
eldiario
hace alrededor de 10 horas
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