cupure logo
quedellossánchezparaporcarlosperohorrorpolítica

Victoria marroquí en el Sahara

El Consejo de Seguridad de la ONU ha dado un paso que transforma el tablero del Sahara. Por primera vez, el máximo órgano de Naciones Unidas respalda expresamente que una autonomía genuina, bajo soberanía de Marruecos , podría constituir la solución más factible para el conflicto provocado por las ambiciones territoriales de Rabat. No es un reconocimiento formal de la soberanía marroquí, pero sí un giro político y diplomático de gran calado respecto a las resoluciones anteriores, que hablaban de autodeterminación sin decantarse por ninguna fórmula. Para Marruecos, la resolución equivale a una victoria. Así lo expresó el Mohamed VI a través de un mensaje, tras conocerse la noticia, en el que celebró la «legitimidad internacional» de su plan. El texto, aprobado con 11 votos a favor y las abstenciones de Rusia, China y Pakistán, legitima el plan de autonomía presentado por Rabat en 2007 y lo convierte en la base de futuras negociaciones. Al mismo tiempo, renueva el mandato de la misión de la ONU para mantener el alto el fuego y facilitar ese proceso político. No obstante, la respuesta del Frente Polisario recuerda que el conflicto sigue abierto. Sus dirigentes insisten en que la autodeterminación del pueblo saharaui no puede sustituirse por una autonomía tutelada y denuncian que la resolución ignora su irrenunciable y legítimo derecho a decidir tras un proceso inconcluso, cuando no pervertido, de descolonización. La diplomacia marroquí ha ganado una batalla, pero no la guerra: aún hay elementos sobre la mesa y actores –como Argelia, que renunció a votar en el Consejo de Seguridad– que no aceptarán un arreglo que dé por cerrada la cuestión del estatus del territorio. La decisión del Consejo de Seguridad coincide con un aniversario cargado de simbolismo. El próximo jueves se cumplen cincuenta años de la Marcha Verde, cuando Marruecos aprovechó la máxima debilidad de España, con Francisco Franco agonizante, para ocupar el territorio, forzar la retirada de nuestro país y evitar que Argelia ganara peso en la zona. Medio siglo después, el desenlace político de aquella crisis se escribe en términos similares: Marruecos consolida su posición, previamente bendecida por Washington y aceptada sin explicación alguna por España, que en marzo de 2022 transigió con la tutela marroquí del Sahara. Para nuestro país, esta resolución plantea una cuestión ineludible. Como antigua potencia administradora, España no puede limitarse a ser espectadora. La decisión de Pedro Sánchez de reconocer en una carta dirigida a Mohamed VI la propuesta de autonomía de Rabat como «la base más seria, realista y creíble para la resolución del contencioso» nunca fue discutida en el Consejo de Ministros ni en el Congreso de los Diputados. Aquel viraje, mal comunicado y peor justificado, permanece huérfano de debate democrático. Hoy, cuando la ONU asume esa misma formulación, España debería explicar con claridad cuál es su posición real: si acompaña esta nueva lectura del Consejo de Seguridad, si la considera compatible con su responsabilidad histórica como potencia administradora y si piensa defender alguna forma de consulta o garantía para los saharauis, pueblo cuya bandera agitó durante décadas y al que decidió dar la espalda hace ahora tres años. Medio siglo después de la Marcha Verde, el Sahara sigue poniendo a prueba la coherencia exterior de España, y también la de un Gobierno experto en plegar velas y banderas.
abc.es
hace alrededor de 20 horas
Compartir enlace
Leer mas >>

Comentarios

Opiniones