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Las 5 averías de coche más frecuentes por el calor

España se prepara para un aumento de las temperaturas en los próximos días, con la posibilidad de alcanzar entre 36 y 38 grados en zonas del Guadalquivir, según las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Este incremento del calor en la Península y Baleares, aunque no se hable aún de una ola de calor generalizada, tiene implicaciones directas en la seguridad vial. La Dirección General de Tráfico (DGT) ha alertado en numerosas ocasiones sobre cómo las altas temperaturas afectan negativamente a la conducción, pudiendo generar efectos similares a los de haber consumido alcohol o sufrir fatiga extrema. En estas condiciones de calor extremo, es aconsejable adoptar precauciones complementarias ya que el calor eleva la temperatura dentro del habitáculo y puede alterar la capacidad del conductor, causarle fatiga y producir agresividad, tensión y nerviosismo. Las altas temperaturas también favorecen el deterioro de determinadas partes mecánicas de nuestro vehículo. Por ello, es muy importante revisar el coche antes del viaje. El sobrecalentamiento del motor es una de las averías más graves. El calor externo, sumado al propio calor que genera el motor, exige un esfuerzo extra al sistema de refrigeración. Si el nivel de líquido refrigerante es bajo, el radiador está sucio u obstruido, o hay un fallo en la bomba de agua o el termostato, el motor puede sufrir un «calentón» con consecuencias muy graves, incluso irreversibles. El calor puede provocar una mayor evaporación de líquidos esenciales como el aceite del motor, el líquido de frenos o el refrigerante, por lo que es crucial revisar sus niveles con más frecuencia. En cuanto a la batería, batería, las altas temperaturas aceleran la evaporación del electrolito dentro de la batería, lo que provoca su deterioro y reduce su vida útil. Es una de las principales causas de llamadas a la grúa en verano por problemas de arranque. El uso intensivo del aire acondicionado en verano (necesario para mantener la comodidad del conductor) somete a este sistema a un gran esfuerzo. Las fugas de gas refrigerante, problemas en el compresor o la obstrucción de filtros son averías comunes en esta época. El asfalto alcanza temperaturas muy elevadas en verano, lo que incrementa el desgaste de los neumáticos y el riesgo de reventones si la presión no es la adecuada o si están en mal estado. El calor ablanda la goma, aumentando la superficie de contacto y, por ende, la fricción y el desgaste. También hay que prestar atención al alternador: Esta pieza, encargada de recargar la batería y alimentar los sistemas eléctricos del coche, trabaja más de lo habitual en verano debido al mayor uso del aire acondicionado y del ventilador del motor, lo que aumenta el riesgo de fallo. El sistema de frenado ya genera mucho calor por la fricción. Las altas temperaturas ambientales, junto con un uso exigente, pueden llevar a un sobrecalentamiento de los frenos, reduciendo su eficacia (efecto fading) y acelerando el desgaste de pastillas y discos. El líquido de frenos también puede ver comprometidas sus propiedades. Por todo ello, se recomienda encarecidamente realizar una revisión previa del vehículo antes de emprender viajes en épocas de calor y prestar especial atención a los niveles de líquidos, el estado del sistema de refrigeración, la batería y los neumáticos.

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