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Elia Barceló: “No entiendo por qué periódicos serios se bajan al nivel de jalear las idioteces de los políticos de derechas”

Elia Barceló: “No entiendo por qué periódicos serios se bajan al nivel de jalear las idioteces de los políticos de derechas”
La autora de 'Las largas sombras' publica 'Una mentira peligrosa', una novela sobre los peligros de los bulos que se extienden como la pólvora, los riesgos de la IA y la reticencia a los alumnos brillantesEnrique Murillo, editor: “España es un país en el que casi nadie lee, pero se lanzan muchas novedades para tapar las devoluciones” Jugar con la reputación de una persona ha sido y es un peligro casi irreversible. Lo era en la prehistoria, la sociedad del siglo dieciocho y la actual. Y no importa si parte de una mentira difundida a través de las habladurías en el bar del pueblo, unas declaraciones en televisión o una publicación en Instagram. Sobre ello reflexionan en un trabajo para el instituto los protagonistas de Una mentira peligrosa (Alfaguara), la nueva novela de Elia Barceló. “Antes puede que se comentara un par de días en el barrio y ya estaba, pero ahora con las redes sociales, es para siempre. Y si más adelante, esa persona quiere acceder a un trabajo o un cargo público, habrá siempre alguien que lo saque”, recuerda la escritora y colaboradora de elDiario.es. La autora de El color del silencio, El secreto del orfebre y Las largas sombras advierte sobre el peligro de los bulos que en apenas segundos se escapan de todo control a través de la historia de Jaime, un joven que tiene que lidiar con las consecuencias de que su –supuesto– mejor amigo publique una fotografía falsa suya junto a una profesora de su colegio, 'presumiendo' de que le gustan las mujeres más mayores, 'viejas'. Un disparate que no tarda en expandirse por todo el centro, convirtiendo su vida en una espiral de malentendidos, críticas, burlas, soledad y desasosiego. Uno de los profesores del centro, el más sensibilizado con este tipo de situaciones y que más se posiciona al respecto, propone como trabajo de clase analizar el libro Las amistades peligrosas, de Pierre Choderlos de Laclos, uno de los grandes clásicos del siglo XVIII. Los debates en torno a él provocarán que los alumnos reflexionen, discutan y se replanteen que lo que “antes se hacía con cartas de papel y tinta y con los cotilleos en los salones, ahora ha pasado a las redes, las máquinas de café y los patios de colegio”. “Estamos exactamente igual y la novela no ha perdido interés. Da una pena horrible ver cómo se estaban destruyendo unas vidas porque había un par de aristócratas aburridos jugando con las personas”, argumenta sobre la elección del volumen. “Al leerlo te das cuenta de que, tengas la edad que tengas y sea cual sea tu trabajo, te podría pasar a ti”, zanja. El castigo a los primeros de la clase El caso de Jaime hará que aflore otro parecido que ocurrió en el curso anterior, y que terminó con la afectada cambiándose de colegio. Esta es también la solución que le proponen a Jaime. “Lo gestionamos tan mal, todo el mundo piensa que la mejor solución es que la víctima desaparezca”, critica Elia Barceló que cree que “es más fácil que se vaya la persona agredida que quitar de en medio al agresor”. Aquí, además, la predecesora fue una estudiante mujer, que sufrió acoso por parte de un compañero. La escritora reconoce que, a la hora de herir una reputación, “a todo el mundo se le puede hacer mucho daño”, pero incide en que ellas lo tienen siempre peor que ellos: “Las mujeres siempre estamos más en riesgo, todavía tenemos una sociedad muy machista”. Aun así, quiso que su víctima fuera un hombre, para que “los chicos heterosexuales se den cuenta de que a ellos también les pueden pasar cosas, que ellos también están en peligro. Y no que por ser un 'macho clásico' nunca te pueda pasar nada”. Jaime se ajusta al prototipo de 'estudiante perfecto'. Es estudioso, se porta bien en clase, se esfuerza, es elocuente y valioso en sus aportaciones, saca buenas notas. Lo que debería ser un aliciente para cuidarlo o incluso presumir de alumno, se convierte en un hándicap por el desdén con el que le trata la directora del colegio. De ella es de quien parte la idea de 'deshacerse' de él para solucionar el escándalo de las fotos falsas y el supuesto lío entre una de sus profesoras con un estudiante. “En muchos centros no gusta que algún alumno o alumna sea brillante. Tratan de fastidiarlos porque de vez en cuando los hay que son buenos, y profesores que no tanto. Sí que hay una especie de acoso contra los buenos alumnos”, comenta sobre una realidad que expone el profesor de literatura en uno de los claustros. “Cada vez que tenemos a alguien brillante, algunos de nosotros procuran machacarlo 'por su bien', para que no se crea que es algo especial. Se le mide con otro rasero porque 'si es tan listo', que lo demuestre'”, espeta el docente. Existe una especie de acoso contra los alumnos brillantes Elia Barceló — Escritora Elia Barceló valora que la reacción debería ser la contraria: “Imagina a todos los que dieron clase a Borges y que puedan decir que fue su profesor y mira donde llegó. Es algo que debería enorgullecer”. La autora recuerda en la misma línea las cartas que Albert Camus escribió tras ganar el Premio Nobel de Literatura en 1957 a su antiguo profesor en Argel, Louis Germain, sin el cual “no habría sucedido nada de todo esto”, expresándole su agradecimiento. Difundir mentiras sin consecuencias Ante la impunidad de los mensajes falsos difundidos en redes sociales, Barceló plantea que debería existir algún tipo de legislación diseñada para atajarlos. “A ver si conseguimos que la gente no pueda decir alegremente ninguna mentira sobre ti sin que haya consecuencias”, propone, “porque al final, aunque quien las emita se retracte o pida perdón, siempre habrá alguien que desconfíe, que diga 'algo habría, no se lo van a inventar sin más'. Que es lo que están usando la mayoría de políticos de derechas de todo el mundo. Ese 'di que algo se queda'. Es repugnante”. Una forma de actuar que lamenta que se esté aceptando, y a la que se está dando espacio en los medios de comunicación: “¿Por qué hoy en día los periódicos serios se bajan al nivel de repetir y jalear todas las idioteces que digan estos señores? No des cancha a esas mamarrachadas. Si Ayuso ha dicho una barbaridad, que la escuchen los 25 que están delante de ella y nadie más”. La escritora critica que así “el debate político se convierte en una gilipollez, en quién le ha dicho qué a quien”. “A mí me interesa ver a donde progresamos, si el problema de la vivienda se soluciona de una maldita vez, qué hacemos con Gaza”, reivindica. La escritora incide en que reproducir discursos como los de Ayuso en los periódicos es “darle publicidad gratis. Hacer que esté siempre en el candelero, que se la oiga y no por decir nada de peso, sino por tonta del culo. Sacarlo es una manera de llevar el agua a su molino”. No llamar a la IA inteligencia Una de las primeras cosas que el grupo de trabajo de literatura se plantea en la novela sobre cómo van a desarrollar su trabajo es si usar o no la IA. “Ni de coña”, es la respuesta ante la propuesta de Bea, una de las alumnas, que les recuerda que lo tienen prohibido y que no piensa “dejar” que sea esta quien realice el encargo. La escritora Elia Barceló publica 'Una mentira peligrosa' “En colegios y universidades tienen que estar empezando a plantearse cómo baremar el rendimiento de los alumnos que no sean trabajos escritos porque los hacen con ChatGPT”, afirma la autora, que teme que este cambio “puede hacer que dentro de veinte años nadie sepa escribir”. “Si seguimos así, nadie va a saber escribir ni leer textos a mano. La caligrafía se va a ir a hacer leches. Vamos a volver al mismo nivel que teníamos en la Edad Media”. Barceló explica que, como autora de ciencia ficción, siempre trata de estar al día de los desarrollos tecnológicos y científicos, incluida la IA. “Se sabe que cualquier invento se usa primero para lo malo, la guerra, y luego se buscan los usos civiles. Algunos llevábamos asustados desde hace muchísimo tiempo”, apunta sobre una herramienta que “no llamaría inteligencia”. “Va a cambiar muchísimos de nuestros comportamientos”, opina, incluida la literatura: “Va a cambiar la industria editorial. Ya poco a poco empiezan a abrir la mano”. Cultura contra el tedio Elia Barceló ha armado una nueva novela para hablar de y a los jóvenes, de quienes le preocupa “el tedio que se está desarrollando en ellos, por todo lo que aún les queda por descubrir y, sin embargo, están ya hastiados y deprimidos. Es tristísimo”. Una serie de sensaciones que son para ella consecuencia de cómo la tecnología está atravesando el ámbito cultural. “La gente se está acostumbrando cada vez más, nada le parece lo bastante guay, sorprendente o mágico”, advierte sobre lo que sucede cuando se acude al cine a ver una película como Misión Imposible, en la que “te das cuenta de que todo lo hace básicamente una máquina”. Estamos haciendo un mundo en el que los humanos cada vez contamos menos Elia Barceló — Escritora Se refiere a escenarios que no existen y las relaciones en los actores, y lo aplica igualmente a la música, en conciertos en los que “todo es base de efectos y la voz de la persona ya casi no cuenta”. “Las mejoran las máquinas, todo lo mejoran las máquinas. Estamos haciendo un mundo en el que los humanos cada vez contamos menos”, lamenta. Aun así es optimista, por la magia que permanece intacta en espectáculos como el circo, y lo que generan los libros: “Quiero creerlo. Me hace mucha ilusión pensar que la literatura todavía tiene un cometido que cumplir”.
eldiario
hace alrededor de 4 horas
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