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La inminente venta de las canciones de Slipknot a un fondo inversor financiado por KKR deja la música cada vez en menos manos

La inminente venta de las canciones de Slipknot a un fondo inversor financiado por KKR deja la música cada vez en menos manos
HabourView, una compañía de Nueva Jersey fundada en 2021, ha adquirido más de 70 catálogos musicales que abarcan unas 35.000 cancionesTu colección de vinilos contamina (y tus 'playlists' más todavía) Según el medio especializado Billboard, el fondo de inversión HarbourView Equity Partners está a punto de firmar un acuerdo con la banda de heavy metal Slipknot para comprar todo su catálogo musical, sin incluir las composiciones futuras. La adquisición, valorada en 120 millones de dólares y una de las más grandes realizadas por la firma en lo que va de año, subraya una tendencia creciente en la industria: la venta de derechos de autor a empresas financieras. “En el campo del capitalismo actual, que tiene reglas en las que nos estamos moviendo desde la pandemia con la digitalización, el streaming y la globalización, estos fondos tienen claro que la música es un activo financiero”, apunta Marta C. Dehesa, abogada, consultora y gestora cultural especializada en propiedad intelectual. Para lograr hacerse con la música de Slipknot, el grupo de capital riesgo acaba de obtener 500 millones de dólares que le ayudan a expandir su dominio en música, deportes y cine recaudados por el fondo de inversión proisrraelí KKR. Esta compañía ha sido objeto de polémica durante todo el verano dada su vinculación a los principales festivales de música de España, como el Sónar, el Viña Rock o el FIB, provocando que Judeline o Residente cancelaran sus actuaciones y apoyaran públicamente a Palestina ante el genocidio en Gaza. Ya en marzo de 2024, KKR lideró una primera inyección de otros 500 millones de dólares a HarbourView. Desde su creación, HarbourView ha acumulado más de 70 catálogos musicales y más de 35.000 canciones, incluyendo el repertorio del legendario grupo Fleetwood Mac, parcialmente el de la artista estadounidense Kelly Clarkson, el del rapero T-Pain o el del cantante de reguetón Luis Fonsi. Con sede en Nueva Jersey, HarbourView fue fundada en 2021 por personas afroamericanas y se encuentra dirigida por Sherrese Clarke, quien la ha posicionado como una empresa clave en la compra de activos musicales. La vocalista de Fleetwood Mac, Stevie Nicks (i), y el guitarrista Lindsey Buckingham (d), durante un concierto La estrategia de inversión de Clarke se basa en la adquisición de lo que la propia directiva describe como “propiedad intelectual atemporal”; es decir, canciones que mantienen su popularidad y capacidad para generar ingresos a lo largo del tiempo, independientemente de la volatilidad del mercado. Con la incorporación de Slipknot, una banda con una gran base de fans y mucha influencia en el género del metal desde que publicara su álbum homónimo en 1999, el fondo logra todavía más variedad de derechos musicales. La rentabilidad de esta estrategia se percibe en el valor que ha alcanzado la plataforma de inversión, alcanzando los 2.670 millones de dólares. Las canciones, a diferencia de las acciones de empresas tecnológicas que pueden fluctuar drásticamente, generan un flujo de ingresos constante a través de plataformas de streaming, radio, licencias para películas y publicidad. Este no es un fenómeno aislado de HarbourView. De hecho, el gigante inversor Hipgnosis Songs Fund ha sido un fondo pionero en esta estrategia, comprando participaciones mayoritarias en los catálogos de Neil Young o Shakira. Su compra más sonada fue la de las canciones de Justin Bieber por 200 millones de dólares en 2023. También intentó adquirir el catálogo de Bob Dylan por una suma de 400 millones, aunque el artista finalmente lo vendió a Universal Music. “Esto tiene mucho menos riesgos que otros productos financieros”, afirma Marta C. Dehesa, “porque genera periódicamente ingresos y porque, al tener grandes catálogos musicales, pueden diversificar la apuesta por los artistas que estén de moda en un momento determinado, permitiéndoles generar nuevas oportunidades de negocio”. El amplio repertorio que poseen distribuye el riesgo entre multitud de canciones. “Cada fondo de inversión tiene sus propios flujos de ingresos en un determinado momento y unas canciones compensarán otras hasta que los rendimientos netos anuales sean muy superiores a un tipo de interés normal, mucho más alto”, destaca Marta C. Dehesa. Otra firma relevante es Primary Wave, que se especializa en música de “leyendas” y ha adquirido derechos de artistas como Def Leppard, y de la legendaria discográfica Sun Records, cuna de Elvis Presley. Su modelo, con el apoyo de compañías financieras como Brookfield Asset Management y Oaktree Capital Management, va más allá de la simple compra, buscando revitalizar las marcas de los artistas a través de nuevos proyectos, licencias y promociones. “Aunque los cantantes conserven los derechos morales, hay una pérdida increíble con todo lo que tiene que ver con el control creativo”, comenta la abogada Marta C. Dehesa. “Al venderlo todo en bloque, incluidos los derechos de transformación, van a controlar qué se escucha más o menos y las distintas formas de explotación”, explica. De la cuna del reggae al mayor fondo de inversión HarbourView comunicó que había ganado 630 millones de dólares en regalías. Su rápido crecimiento también se debe a las recientes inyecciones de capital de KKR, una de las mayores firmas de inversión del mundo, que entre 2024 y 2025 ha proporcionado 1.000 millones a HarbourView para financiar la compra de más activos. “Este capital adicional nos ayudará a acelerar nuestra estrategia para adaptarnos a la dirección que está tomando el mercado de los medios de comunicación, los deportes y el entretenimiento”, ha afirmado Sherrese Clarke Soares, fundadora y directora ejecutiva de HarbourView, en un comunicado que recoge Billboard. La fundadora de HarbourView, Sherrese Clarke, tiene un profundo vínculo con Jamaica. Su fondo de inversión lleva el nombre de barrio de Kingston, HarbourView, construido un año después de la independencia del país en 1963. Desmond Clarke, el padre de la fundadora, creció allí junto a sus hermanos en las décadas de 1950 y 1960. Fue precisamente en ese momento y lugar cuando la música ska y el reggae, géneros musicales originarios de Jamaica, empezaron a popularizarse y a expandirse por el mundo. Aunque los hermanos emigraron al extranjero, la ambición que les inspiró Harbour View se quedaron con ellos. La creación de la compañía es, de hecho, un homenaje a ese legado familiar y a las “innumerables comunidades que se atreven a soñar”. Sin embargo, el alcance de HarbourView va más allá de la música. La compañía ha comenzado a diversificar sus inversiones en otras formas de propiedad intelectual. Un ejemplo es su reciente acuerdo con la empresa Westbrook Studios de Will Smith, Flavor Unit y Jesse Collins Entertainment para financiar una serie de películas biográficas centradas en el hip-hop, comenzando con una sobre la vida de la rapera Queen Latifah. Además, el grupo también se ha hecho con la película del concierto de Usher, Rendezvous in Paris (2024), y ha invertido en Animaj, la compañía que adquirió los derechos de la serie de animación española Pocoyó.

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