cupure logo
losquedelunalasmuereañosconforsythpara

'Sirat' por dentro: Oliver Laxe desvela los secretos de cuatro escenas de la película

'Sirat' por dentro: Oliver Laxe desvela los secretos de cuatro escenas de la película
El cineasta visita la redacción para contar en 'Anatomía de una escena', un formato propio de elDiario.es, cómo se rodaron varios momentos del filme que ganó el Premio del Jurado en Cannes y arrasa en taquillaOliver Laxe sumerge Cannes en una rave política e hipnótica con ‘Sirat’: “Me identifico con el gesto salvaje de los raveros” Sirat se ha convertido en el fenómeno que necesitaba el cine español. Pocas veces las propuestas más autorales encuentran el espacio necesario, pero desde que la película de Oliver Laxe se proyectó en el pasado Festival de Cannes —donde se alzó con el Premio del Jurado— se notaba en el ambiente que no dejaba a nadie indiferente. La propuesta hipnótica, sensorial y especial del cineasta gallego sacude al espectador y le tiene comentando y hablando. Eso se ha notado también en la taquilla, donde una propuesta tan radical ha logrado entrar al cuarto puesto con el segundo mejor promedio por sala y una recaudación inicial de 390.000 euros. La gente quería dejarse llevar por la rave política del cineasta de O que arde y ha acudido en masa también a los coloquios, donde Laxe ha ido desgranando algunas de las claves del filme. Sirat es una obra que, además, recupera ese sentido de espectáculo de la sala de cine. Uno piensa muchas veces cómo ha rodado el director ciertas escenas. Por ello, Oliver Laxe ha visitado la redacción de elDiario.es para analizar temática y formalmente cuatro momentos de su película —siempre preservando las sorpresas fundamentales que tiene la película— en esta nueva entrega de un formato propio creado por elDiario.es, 'Anatomía de una escena', por donde ya han pasado directores como JA Bayona, Rodrigo Sorogoyen o Los Javis. Una rave que no se detiene Sirat comienza con una escena que mete al espectador de lleno en la propuesta sensorial de Laxe. Una rave donde la música compuesta por Kangdind Ray hipnotiza y donde se nos presenta el contexto donde se desarrollará el filme, pero sobre todo la ceremonia de esta cultura de personas antisistema. Vemos a una gran masa bailar, estar en trance y también a los dos outsiders, Sergi López y el niño Bruno Núñez, que llegan a ese lugar. Una escena que quería captar la “energía colectiva” de este baile que para el cineasta tiene mucho que ver con lo que se genera en una sala de cine. Laxe, que como desvela aquí tiene hasta un pequeño cameo, cuenta que tuvieron que ganarse durante años la confianza de estos colectivos para que les dejaran colarse en una de las fiestas que organizaban. Todo el mundo presente sabía que se iba a rodar lo que pasara, y los raveros nunca se habían visto bien representados en el cine. Por ello, el director dice que para él “la gran Palma de Oro” fue escuchar cómo le daban las gracias por cómo les había retratado. Eso sí, siempre atendiendo a una norma: “La música no para en 36 horas”. No había plan B. “Esto nunca se ha hecho”, asegura Laxe. Raveros reales Una de las características más importantes de Sirat es su apuesta por utilizar un casting de raveros reales que Laxe encontró en “comunidades alternativas” y que usan sus propios nombres en el filme. Stefania Gadda, Joshua Liam Herderson, Richard 'Bigui' Bellamy, Tonin Janvier y Jade Oukid convencieron al director y gracias a ellos consigue “un intercambio de miradas, un juego de espejos”. En esta escena destaca a Stefania, que “sabe hacer de todo” y que antes había sido panadera. “Tu mano nos va a salvar la película”, le dijo Laxe a la actriz al ver que sus manos tenían el paso del tiempo en ellas y una verdad que a veces es difícil encontrar en actrices profesionales. Con ellos consigue en Sirat hablar de un tema que le interesa, y es ese “olor a crepúsculo”. Una “consciencia del fracaso de la ilustración y del mito del progreso” que hace que Laxe se pregunte: “¿Qué pasa si desertamos?”. Su película muestra a personas que intentan ser “consecuentes de forma radical” en un mundo donde “el nivel de decadencia moral está llegando a extremos inauditos”. Comienza la aventura En esta escena “se dispara la aventura”. Es el encuentro entre los ravers y el padre y el hijo, que “tienen una misión”. “Un momento importante de la película”, dice Laxe. “La necesidad de buscar a su hija y su hermana es tal, que no queda más remedio que viajar juntos”, explica. Es el momento del filme donde los raveros y los dos outsiders unen sus caminos. También donde dos actores profesionales entran en la comunidad de ravers elegidos para el filme. Por ello, el cineasta destaca el tipo de actor que es López, uno que “se quita máscaras en vez de ponérselas”. “No sé hacer este personaje. Me voy a tirar el abismo”, dijo López en los ensayos y eso les colocó a todos en el mismo nivel Laxe también destaca el trabajo de producción para dar vida propia a esos camiones que son como personajes del filme. Son sus casas andantes. Investigaron qué camiones querían para mostrar que “la cultura rave no es solo la cultura de la fiesta, también es la del viaje”. Compraron, de hecho, hasta tres unidades de cada uno porque sabían que les iban a exigir mucho. Escenas de riesgo (sin cromas) “La vida te empuja al abismo”, asegura Laxe. Los abismos son fundamentales en Sirat y sirven como metáfora y como escenario de varias de las escenas más sorprendentes de la película. Escenas que el propio Laxe reconoce que tienen mucho de Sorcerer (1977), de William Friedkin o de El salario del miedo (Henri-Georges Clouzot, 1953). Los escenarios naturales fueron fundamentales y el proceso de localización, clave. Ahí el cineasta encontró esa carretera llena de curvas que fue creada por la Legión Francesa para asediar a una tribu bereber, lo que otorga otra capa de Memoria al filme que también se rodó en una cantera de Teruel y en película real en vez de en digital. Es en este momento donde también se menciona algo clave, esos ecos de guerra mundial, del fin del mundo que siempre resuenan en la película casi fuera de campo, pero que acaban adquiriendo gran importancia en la sorprendente parte final. Escenas que se rodaron con los auténticos raveros conduciendo los camiones, sin apenas cromas (“imágenes reales en un 90%”) y apostando por los efectos prácticos —esa lluvia que Laxe desvela cómo se logró— y por un realismo que se aprecia en pantalla y que tiene al espectador al borde de la butaca.
eldiario
hace alrededor de 5 horas
Compartir enlace
Leer mas >>

Comentarios

Noticias similares

Cultura