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Continúa la penitencia del Betis Baloncesto con el Obradoiro (77-78)

La competitividad y el carácter del Real Betis Baloncesto siguen intactos, pero ya no puede sacar pecho de su condición de invicto en casa, que ha desaparecido. El fortín de San Pablo ya no es tal, han saltado los candados por los aires. Sucedió este Viernes Santo después de un partido eterno, de mil giros y muchas aristas que el Betis, tras reponerse de una desventaja de diez puntos en el último cuarto, dejó escapar en una mala defensa (o un excelente ataque de pizarra) en la última jugada. La que condujo a la moneda al aire del tiempo extra que se llevó, guiado por Barcello , un Monbús Obradoiro imparable, que ajusta a dos partidos su desventaja con el Betis Baloncesto en la tabla y le ha ganado a los verdiblancos los tres asaltos de esta temporada, uno de ellos en la Copa de España. Contra los gallegos no le funciona ningún antídoto al Betis, que jugó sin Benite (lesionado para un par de semanas seguramente) y echó de menos más tino desde el triple y puntos de jugadores clave que dejaron muy solo en las labores de derribo a Hughes . En la prórroga, de todas las andanadas verdiblancas escapó el Obradoiro. Renfroe acertaba desde una esquina (71-68), pero Barcello replicaba en la siguiente jugada tras dos rebotes ofensivos. Hughes sumaba de nuevo y Jelinek también, palmeando un tiro de Renfroe (75-71). Lo igualaría el Obradoiro, con Barcello ardiendo, asumiendo balón y tiros. Los rebotes largos, también los cortos , se los llevaban los gallegos en un partido ya con la tensión desbordada en el que se defendía al límite y en cada centímetro de la pista. Hughes erraba un tiro libre y a DeBisschop se le escapó un rebote que acababa en posesión para el Obradoiro por alternancia tras lucha (77-76). Balvin sumaba bajo tablero (77-78) y en el último ataque, de siete segundos, se equivocó el Betis con un tiro muy forzado de Jelinek y un segundo intento ya imposible de Renfroe que le echó carpetazo al partido y dejó al conjunto verdiblanco despojado de la condición de invicto en San Pablo. El encuentro cambio muchísimo en un primer tiempo de contraluces. De lo más esperanzadora resultó la puesta en escena del Betis , en defensa controlando el rebote y en ataque con la pelota mucho tiempo en manos de Renfroe, jugando bien por parejas y triangulando. Puso la pelota donde quería para hacer daño. Con 8-2, tras acierto de DeBisschop , Félix Alonso citó a sus hombres al banquillo para corregirlos, pero la dinámica no se alteraba. Hughes anotaba en rectificado con los gallegos errando desde todas las distancias. Contra los centímetros de Brodziansky y Balvin, García de Vitoria replicó montando una collera interior de puro músculo: Kasibabu-Tunde . Un triple de Hughes sellaba la máxima ventaja (13-2) y luego fotocopiaba otro tiro (16-4) con dos minutos y medio para el cierre del primer acto. El muro defensivo verdiblanco repelía las embestidas compostelanas y en ataque jugaba el equipo con paciencia y criterio, pausa y contro l . Hasta Dallo se animaba posteando cual pívot a la vieja usanza se tratara (18-4), antes de que Millán Jiménez zanjara el acto de apertura (18-7). Sin Benite, el Betis Baloncesto había rondado el sobresaliente : abrasaba en el rebote (15/5), promediaba un 50% en el tiro y su armadura defensiva no presentaba daños. Como carta de presentación, nada mal, aunque tales registros fuesen imposibles de conservar. Dallo erró en la ejecución de los dos primeros ataques del segundo parcial y el Monbús amagó con despegar (18-11). Un primer aviso de su detonación . Era altamente probable que el partido se igualara y ese temor aumentó cuando Barcello anotó sus primeros cinco puntos y entró en combustión (22-16). A un jugador tan diferencial no se le puede conceder ni la más mínima rendija para enchufarse. Tampoco a Brodziansky , indescifrable, tan dañino en las inmediaciones del tablero como en el triple (22-19). Altamente eficaz. Desde el 18-7, parcial 4-12 . A Jekinek no le entraban los triples (qué diferencia con lo ocurrido en Cartagena), todo lo contrario que a Barcello, desactivando la zona verdiblanca. El partido giraba (25-24) y el Obradoiro ya encimaba a su rival. Señales inquietantes. Renfroe apagaba un fuego (28-24), pero el Betis dejó de suministrar juego a sus pívots, encadenó tres errores en el tiro exterior y el Obradoiro le endilgó un 0-7 de parcial culminado con un triple de ocho metros de Davison (28-31) , gatillo fácil. El contraste entre el primer y el segundo cuarto del Betis Baloncesto era absoluto, pero en realidad el partido se dirigía hacia esos parámetros de igualdad casi total que se presumía. El Obradoiro se había desmadrado en anotación y con la ausencia de Benite , al Betis no le interesaba que el partido se moviera en los parámetros del segundo parcial. Defensivamente debía enmendarse, tal vez poniendo más carga física en cancha a falta de centímetros, y ofensivamente era urgente elevar el porcentaje en el triple (3/11, un pobre 27%). Jelinek seguía afeando su carta de tiro. No le entraba nada, lo cual era un problema mayúsculo porque estaba asumiendo los balones y tiros de Benite. La presencia intimidatoria de Balvin en los tableros obligaba al Betis a cambiar muchos tiros y le costaba menos sumar que al Obradoiro, seis arriba tras triple de Davison (32-38). El tiro exterior, tantas veces salvador del Betis Baloncesto, era una auténtica rémora. El porcentaje seguía bajando y el Monbús Obradoiro estaba cada vez más firme y sólido en sus dominios, defendiendo muy agresivo (34-40). Con cinco minutos por delante del tercer cuarto, el partido enloqueció . Mucho ritmo, muchos tiros y poco acierto. El Betis estaba seco, otra vez lo había desnaturalizado el Obradoiro. Ni encontraba tiros cómodos ni metía los que fabricaba. Los verdiblancos anotaban un ritmo de un punto por minuto, escaso bagaje, pero resistían al término del tercer cuarto (41-44) . Ni desfallecía el Betis Baloncesto ni descabalgaba, mas con tan escaso flujo anotador, la empresa se le complicaba muchísimo. Tres triples consecutivos del Obradoiro, dos de Muñoz, y una canasta en transición de los gallegos llevaban al Betis a una situación límite (45-55) . Los diques de contención defensivos estaban destruidos. Quedaban más de siete minutos, pero se masticaba la desagradable sensación de que el Obradoiro había roto el partido. No fue así. El Betis, ya se sabe, es duro de pelar. Y no se resignó. Hughes frotó la lámpara y cerró un 7-0 que apremió el tiempo muerto santiagués (52-55) que surtió efecto: parcial de 0-4 y 52-59 con apenas cuatro minutos para el final de la función. Radoncic, muy discreta su actuación, erraba dos tiros libres y parecía que sólo a Hughes le quedaba munición... aunque era de altísima calidad. El Betis seguía erre que erre, picando piedra, resistiéndose a la derrota (56-59). Hughes, qué tío, igualaba asestando su cuarto triple (59-59) a 1.30 para llevar el partido al pantanoso terreno de los pequeños detalles. Quintela erraba y el rebote lo atrapaba Hughes, que recibía la falta y hacía pleno desde el 4,60 (61-59). Barcello, verso suelto, nivelaba (61-61) y disparaba la emoción . Ya era ajedrez, no baloncesto. Radoncic, tras espectacular jugada del Betis con asistencia de Renfroe, clavaba el 64-61 y Barcello ajustaba hasta el 64-63. A 9,8 segundos, completaba otra visita al tiro libre (66-63) y del tiempo muerto visitante se sacó Barcello el triple que condenaba al partido a esa prórroga maldita que acabó con un factor diferencial del Betis Baloncesto: su fortaleza en casa, desde esta noche resquebrajada.

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