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Marta Mitjans, la niña prodigio del 800 español

El pasado mes de enero, la Federación Española de Atletismo estableció las siempre polémicas mínimas de excelencia para los Mundiales de Tokio del próximo mes de septiembre. Unas marcas obligatorias incluso para quienes cumplen con los criterios de clasificación por ranking. Se habló entonces de su dureza, y como ejemplo claro emergió el 800 femenino, donde el corte se fijó en 2:00.00. Cuando se anunció esa exigencia, solo cuatro mujeres españolas habían bajado de ese tiempo en toda la historia. Y en el último lustro, solo Lorea Ibarzábal lo había logrado. Las aspirantes no lo tenían fácil. Y aun así… En un julio desbordado de emociones, ya son cuatro las atletas españolas que han pulverizado la barrera de los dos minutos. En condiciones normales, habría overbooking para el Mundial y habría que dejar a alguien fuera. La primera en conseguirlo fue quien ya había roto ese muro en el pasado, aunque en un ya lejano 2020. Esther Guerrero , ahora más enfocada en pruebas más largas -acaba de batir el récord de España de la milla-, volvió a dar un golpe sobre la mesa el pasado día 9. En el mitin de Barcelona, detuvo el crono en 1:59.70, firmando la mejor marca española en la distancia desde su propio registro en la Diamond League de Doha, hace casi cinco años. Su actuación sorprendió. No tanto por tratarse de su primer 800 en más de un año, sino porque pocos esperaban que fuera ella, precisamente, quien reabriera la brecha esta temporada. Pero el gran estallido llegó el 18 de julio. Ese día, la madrileña Rocío Arroyo se colgó la plata en el Europeo sub-23 de Bergen, en una carrera vertiginosa liderada por la suiza Audrey Werro. La española aprovechó el ritmo endiablado y sacó un beneficio enorme. Arroyo, hasta este año centrada en los 400, llegó a Noruega con una marca de 2:02.93. Cruzó la meta segunda con un inesperado 1:59.18, nuevo récord de España sub-23 y tercera mejor marca nacional de todos los tiempos, solo por detrás de Maite Zúñiga y Mayte Martínez. Apenas unas horas después, en el mitin de Vallehermoso, otras dos españolas se sumaron a la fiesta. Lorea Ibarzábal finalizó tercera en el 800 de la reunión madrileña con 1:59.60, mejor marca personal. Por detrás, en la sexta posición, esquivando rivales en la recta de meta, la catalana Marta Mitjans también conquistó la hazaña de bajar de los dos minutos: 1:59.88, nuevo récord de España sub-20. A punto estuvo de unirse Daniela García, que en Ordicia, a comienzos de mes, se quedó en 2:00.05. Este mismo fin de semana volvió a acariciar la mínima en la Universiada, donde se colgó el bronce con un tiempo de 2:00.12. De todos estos logros, el que más llama la atención es el de Mitjans. La atleta de Arenys de Mar, con solo 18 años, apunta a mejorar algún día el 1:57.45 de Maite Zúñiga, vigente récord nacional desde 1988. Su irrupción no estaba prevista para esta temporada, pero a veces el talento se adelanta a los planes. «Mi entrenador (Alfonso Guillén, coordinador del Club Atletismo Canovelles) y yo pensábamos en correr en torno a 2:01, algo que ya he superado con creces», afirma en una conversación con ABC. Ni siquiera sus entrenamientos han alcanzado todavía la intensidad de élite. Hasta hace unos meses, solo entrenaba tres veces por semana, uno de esos días a distancia. Ahora ha incrementado a cuatro, aunque con cargas todavía alejadas del alto rendimiento. «Supongo que influye el progreso físico y la madurez corporal». También el haber comenzado el grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Acaba de completar el primer curso, donde ha probado hasta doce disciplinas diferentes. «Trabajas músculos que normalmente no entrenas específicamente. Eso también me ha venido bien. El judo y el tenis son los que más me han gustado». A partir del curso que viene, arrancará la especialización en atletismo. Marta habla con pausa y sensatez. Sabe que le queda mucho por aprender, sobre todo en la gestión táctica de las carreras. Pero también tiene claro cuáles son sus fortalezas. «En los entrenamientos soy muy disciplinada; en mi vida diaria, superorganizada. Si no, no se puede llegar a todo. Y en las carreras me gusta mi valentía». Su buena temporada invernal, en la que ya mostró señales de su potencial, le permitió debutar con la selección absoluta en el Europeo indoor de Apeldoorn . Aunque pagó los nervios del estreno, está convencida de que aquella experiencia fue clave para lo que está viviendo ahora. De momento, aunque ya tiene la mínima, no quiere obsesionarse con Tokio. Y mucho menos con los Juegos de Los Ángeles. «Los veo demasiado lejos». Prefiere recorrer con calma este camino que apenas empieza. Ni siquiera contempla mudarse al CAR de Barcelona: «Estoy cómoda entrenando con mi grupo actual, aunque suponga desplazamientos largos». No se considera maniática -«aparte de usar calcetines de diferentes colores»- ni se agobia pensando en si podrá ganarse la vida con el atletismo. Es consciente de la dificultad, pero no quiere gastar energía en algo que todavía no toca. Su decimoctavo cumpleaños le pilló concentrada con la selección en Sevilla. La celebración no tuvo nada que ver con la de otros deportistas de su edad tan en boga. Fue discreta: cena en casa con familia y amigos.
abc.es
hace alrededor de 6 horas
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