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Águilas y gorriones: cómo EEUU boicotea la ONU desde dentro

Águilas y gorriones: cómo EEUU boicotea la ONU desde dentro
Cada lunes, te enviamos el análisis de la semana internacional “La Sociedad de Naciones está muy bien para cuando gritan los gorriones, pero no para cuando se pelean las águilas”, afirmó Mussolini en los años 30 ante las críticas a su agresión imperialista a Etiopía en el seno de la que sería la organización precursora de la ONU. Hoy, las dinámicas no han cambiado demasiado. En el 80 cumpleaños de Naciones Unidas, 157 gorriones gritan por el reconocimiento a Palestina, pero las águilas como EEUU e Israel entierran cualquier posibilidad mientras apoyan y ejecutan un genocidio en Gaza. EEUU no paga lo que debe La ONU está en crisis y los discursos de águilas y gorriones de la semana pasada en Nueva York, lo demuestran. EEUU, el águila imperial, ha decidido destruir la organización desde dentro. Mientras pedía el premio Nobel de la paz, Trump acusaba a la ONU de no ayudar. “Qué mal que yo haya tenido que hacer estas cosas en lugar de Naciones Unidas. Es una pena que en todos esos casos la ONU ni siquiera haya tratado de ayudar en ninguno de ellos (cuando) yo terminé siete guerras”. No sabemos de qué guerras habla. Lo que sí sabemos es que EEUU ha vetado sistemáticamente todas las resoluciones en el Consejo de Seguridad —no olvides que son vinculantes para todos— exigiendo un alto el fuego en Gaza (seis vetos en dos años, el último el 18 de septiembre, lo que supone un bloqueo sin precedentes). Algo similar ha hecho Rusia desde 2022 respecto a la invasión de Ucrania. No solo Trump cree que la ONU no funciona, sino que además lo considera un organismo malévolo. “Naciones Unidas no solo no está resolviendo los problemas, sino que a menudo genera problemas que tenemos que resolver nosotros. El mejor ejemplo es la principal cuestión política de estos tiempos: la crisis de la migración no controlada”, dijo. “La ONU está financiando el asalto a países occidentales y sus fronteras”, añadió. La realidad es bien distinta. La ONU sufre una gravísima crisis de financiación por los impagos de EEUU. Hace años que el águila imperial decidió dejar de pagar lo que le corresponde en Naciones Unidas. Y esto no es una cuestión trumpista. “El impacto no cambia mucho porque con Biden, EEUU tampoco pagaba la contribución completa que le toca a Secretaría, por ejemplo. Son contribuciones obligatorias y, como EEUU ya no cumplía, la ONU tiene un déficit presupuestario y problemas de liquidez”, me dicen fuentes de Naciones Unidas. Por eso, António Guterres, el secretario general, ha presentado un plan que debe ser votado por los miembros en los próximos meses para reunir mandatos y recortar un 20% el personal de la secretaría general —donde están incluidos alrededor de 30.000 trabajadores de mantenimiento de paz que no son militares—. Si EEUU no paga lo que debe atrasado y lo que le toca, el problema se agravará. Pero las consecuencias más graves de la ofensiva trumpista, y esto sí que es nuevo, son los tijeretazos al resto de agencias de la ONU. “La consecuencias ya son devastadoras para la gente vulnerable”, dicen las mismas fuentes. Estos son los detalles de esos recortes, en sus propias palabras: “En Afganistán, unos 400 centros médicos han cerrado en unos pocos meses, afectando a 3 millones de personas”. “En Yemen, casi dos terceras partes de las familias han visto reducidas sus comidas diarias”. “En Ucrania, los programas de entrega de dinero (claves en la respuesta humanitaria), que llegaban a 1 millón de personas en 2025, han tenido que suspenderse en varias regiones”. “En Somalia nos hemos visto forzados a recortar el número de receptores de asistencia vital de 4,6 millones a 1,3 millones en 2025”. “El Programa Mundial de Alimentos se ha visto obligado a detener el tratamiento de 650.000 mujeres y niños desnutridos en todo el mundo”. “Más de 400.000 cajas de crema de cacahuete que pueden ser vitales para menores con desnutrición grave están bloqueadas en almacenes de EEUU. El Departamento de EEUU no ha aprobado su envío”. “En Sudán del Sur, se han agotado los fondos para los programas de apoyo a las personas que han huido del conflicto en el vecino Sudán”. “Aunque Europa es un socio importante, es imposible que cubra esto”, concluyen. Sería ingenuo pensar que otras potencias con algo más de visión internacional no tratarán de llenar ese vacío. Todo lo que el águila imperial ha conseguido de la ONU son “unas escaleras mecánicas que no funcionan y un teleprompter que no funciona”, decía un Trump irritado durante su discurso de la semana pasada en la Asamblea General. Mientras, se quejaba de que hace años había presentado un presupuesto para renovar el edificio, pero no fue aceptado. Una historia de vetos La ONU se encuentra en un momento crítico y, según algunos expertos y altos funcionarios, puede acabar emprendiendo el camino de su predecesora, la Sociedad de Naciones, nacida de las cenizas de la Primera Guerra Mundial con el objetivo de evitar otra gran guerra. Evidentemente fracasó. Y parte de ese fracaso fue por la política aislacionista de EEUU entonces, que nunca quiso comprometerse y entrar en la organización. Hoy es EEUU el que boicotea y estrangula la organización desde dentro, además de bloquear cualquier decisión relevante sobre Gaza en el Consejo de Seguridad. He revisado los vetos en el organismo más poderoso de la organización (gracias a sus resoluciones vinculantes y su capacidad de autorizar el uso de la fuerza). Sus cinco miembros permanentes —EEUU, Rusia, China, Francia y Reino Unido— tienen la capacidad de bloquear cualquier decisión. Desde el nacimiento de la ONU se han emitido hasta hoy un total de 281 vetos. 80 de ellos a partir del final de la Guerra Fría. En este último periodo, EEUU ha bloqueado 24 resoluciones y 21 de ellas están relacionadas con la ocupación israelí de Palestina, especialmente con la ilegalidad de los asentamientos en los territorios ocupados. EEUU es el guardaespaldas de las múltiples violaciones del derecho internacional de Israel. Cuando se dice que EEUU protege a Israel, es esto. Francia y Reino Unido, sin embargo, no usan su poder de veto desde 1989. Rusia, por su parte, ha usado esta herramienta en 38 ocasiones desde 1991. Recuento total: Francia: 16 China: 19 Reino Unido: 29 EEUU: 89 URSS/Rusia: 128 “La ONU está teniendo un aniversario miserable, pero es momento para reflexionar sobre lo que ha logrado y por qué vale la pena protegerla. La organización sigue siendo un centro de intercambio único para los Estados —incluidas las principales potencias del Consejo de Seguridad— para abordar problemas comunes, y sus operaciones de paz y esfuerzos de ayuda han ayudado a millones de personas a lo largo de décadas”, escribe Richard Gowan, investigador sobre la ONU en el think tank estadounidenses Crisis Group. “Es una realidad que la ONU va a tener que reducirse y reformarse para adaptarse a una era de recursos reducidos y divisiones políticas globales, pero ha resistido y se ha recuperado de crisis pasadas. Es más resistente de lo que creen sus críticos”. Esa ONU herida por las garras de las águilas tiene episodios de resistencia. Relatores especiales que, alejados de los habituales “deeply concerned”, denuncian sin ambages y sin miedo a ser capturadas por el depredador; comisiones de investigación que afirman sin temor que Israel comete un genocidio; tribunales internacionales que ya han declarado ilegal toda la estrategia de ocupación de Israel… Una recomendación Cambiando un poquito de tema, hoy te traigo un libro que me encantó: Sangre y petróleo: la implacable lucha de Mohamed bin Salmán por el poder mundial. Una investigación periodística casi convertida en una novela de espías. El libro es fundamental para entender a la familia real saudí, una de las más ricas y poderosas del mundo, y, con ella, a todo un país. 

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