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España intenta resistirse al incremento del gasto militar al 5%, pero Trump tiene la batalla ganada en la OTAN

España intenta resistirse al incremento del gasto militar al 5%, pero Trump tiene la batalla ganada en la OTAN
Margarita Robles rechaza la exigencia de EEUU de elevar el gasto militar al 5% del PIB y que el secretario general de la OTAN ha hecho suya. Sin embargo, admite que España no vetará esa propuesta en la cumbre de La HayaEspaña mantiene el pulso a Trump y rechaza disparar el gasto militar al 5%: “El 2% es suficiente” Donald Trump ha puesto a la gran mayoría de sus aliados de la OTAN en una situación muy comprometida al exigir una subida del gasto militar hasta el 5% del PIB que genera enormes problemas, especialmente a los países más grandes. Alemania ha anunciado un incremento, pero llegar al umbral que quiere EEUU supone destinar a la defensa una tercera parte del presupuesto federal. El rearme histórico anunciado por Keir Starmer conduce a un 3% en 2034. Emmanuel Macron tiene dificultades macroeconómicas que le han llevado a anunciar recortes por 50.000 millones de euros. Giorgia Meloni tiene la deuda disparada en el 138%... Y Pedro Sánchez, el alumno aventajado en materia económica, tiene una política doméstica compleja que le lleva a desafiar a Trump en una batalla en la que tiene todas las de perder. España está liderando la oposición en el seno de la OTAN a la exigencia de Washington de elevar el gasto militar hasta el umbral desorbitado del 5% del PIB en 2032. Trump sabe que tiene la sartén por el mango y nada más llegar a la Casa Blanca dejó claras las reglas del juego al amenazar a sus aliados europeos con desvincularse de su protección si no elevaban el gasto en defensa. La amenaza de retirar las tropas y las bases –incluida la de Rota– ha planeado en las últimas semanas, aunque el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha zanjado las especulaciones al asegurar que el compromiso de EEUU no está en entredicho. Pero el mensaje que ha lanzado Washington, de nuevo en Bruselas a través del secretario de Estado de Defensa, Pete Hegseth, ha sido nítido: no va a rebajar la exigencia del 5%. “La razón por la que estoy aquí es para asegurarme de que todos los países de la OTAN entienden (...) que tienen que contribuir a ese nivel del 5% como un reconocimiento de la naturaleza de la amenaza”, ha dicho a su llegada a la reunión con sus homólogos. Ni Putin, ni Ucrania, ni cualquier otro desafío: su presencia en la capital belga se justifica en la presión a sus aliados. A menos de tres semanas de que los líderes de los países de la OTAN, entre ellos Donald Trump, se reúnan en La Haya, el Gobierno de Sánchez ha mantenido el pulso y lleva la voz cantante de los países que tienen reticencias a aceptar ese nuevo compromiso de gasto militar. “Entendemos que no es necesario de hablar de porcentajes, ni del 3,5% más el 1,5%, sino lo importante es que cada país, dentro de su planeamiento, sea capaz de cumplir los objetivos que se le han impuesto. Vamos a cumplir nuestro objetivo de capacidades, que es lo más importante, y consideramos que, para cumplir con ese objetivo de capacidades, el 2% es suficiente”, se ha rebelado la ministra de Defensa, Margarita Robles. Por primera vez en una cita de estas características, España es noticia y objeto de atención por parte de los corresponsales internacionales. “Estamos trabajando con todos nuestros aliados para acordar ese compromiso en La Haya, incluyendo nuestros amigos en España, y espero que todos nuestros aliados se unan al compromiso”, contestó el embajador de EEUU ante la OTAN, Matthew Whitaker, en la víspera de la reunión. La OTAN perfila su propuesta: planes anuales A pesar de que Robles ha asegurado que “falta mucho” para la cumbre de La Haya de los próximos 24 y 25 de junio y ha dado a entender que aún hay margen de negociación en el seno de la alianza, el secretario de Defensa ha dicho al acabar la reunión de este jueves que está “cerca el consenso del compromiso del 5%”. Tras la cita, el propio Rutte ha verbalizado la propuesta de alcanzar esa cifra a través de un incremento hasta el 3,5% del gasto militar 'duro', es decir, lo que tradicionalmente se ha cuantificado en la alianza atlántica y un 1,5% de un concepto más amplio de seguridad, que abarca la protección de infraestructuras críticas, logística, movilidad, ciberseguridad, etc. El secretario general de la OTAN lo ha justificado precisamente en la aprobación por parte de los 32 Estados miembros de las nuevas capacidades militares, que supone un incremento del 30% respecto al plan anterior (que ya quedaba en buena medida incumplida, según fuentes aliadas). La intención de Rutte es que los países presenten planes anuales para hacer un seguimiento del incremento del gasto militar y que no pase como con el compromiso del 2% adquirido en Gales, que se dio una década para cumplir el objetivo y, cuando la fecha se acercaba, la mayoría aún estaba lejos. Los equilibrios de España ¿Vetará España el nuevo compromiso de gasto, es decir, la exigencia del 5%? No. Lo ha admitido la propia Robles en un ejercicio de equilibrismo entre la oposición a ese incremento y el reconocimiento a que España no boicoteará esa cumbre. “Entendemos que no se va a llegar a esta situación. España nunca ha sido un país de vetar. Ha sido siempre un país de llegar a acuerdos. Es un país que cree en el diálogo y España no va a vetar nada, precisamente porque el compromiso de España con la presencia que tenemos en las distintas misiones pone bien claro que nosotros somos un aliado que construye, que aporta, nunca un aliado que pone pegas o que discute”, ha dicho la ministra. Lo que subyace tras sus palabras es que nadie en la OTAN va a oponerse frontalmente a Trump, que ha dejado claro que en cualquier momento puede soltar amarras con sus aliados, al mismo tiempo que el Gobierno tiene difícil justificar ante la opinión pública y sus socios de legislatura un incremento de ese tipo. Dentro del propio Ejecutivo hay reticencias a una decisión de ese tipo. Y aguantar el tipo frente a Trump es lo que, por ahora, puede hacer Sánchez. Pero es una batalla que, salvo un giro radical e imprevisible de los acontecimientos, está perdida.

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