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Heidi Reichinnek, la 'reina TikTok' de la izquierda alemana

Heidi Reichinnek, la 'reina TikTok' de la izquierda alemana
La diputada de Die Linke se hizo famosa con un potente discurso en el Bundestag que llevó a muchos jóvenes a votar contra la extrema derechaDiez claves del resultado en Alemania: la gran coalición suma pese al auge ultra, debacle del SPD, fiasco rojipardo y liberal y resurrección de La Izquierda 'Mujer enfadada', dice el tatuaje que Heidi Reichinnek tiene en el antebrazo derecho, el último que se ha hecho. Según la diputada y líder de Die Linke (La izquierda), de 36 años, es un “regalo” que se hizo a sí misma por la inesperada recuperación de su partido en el Parlamento alemán tras las elecciones de febrero. El pronóstico generalizado de las elecciones en los meses anteriores a la contienda era que el partido izquierdista y sucesor de los comunistas de Alemania del Este quedaría diezmado. Pero los pesimistas se equivocaban. Die Linke se hizo con 64 escaños en el nuevo Bundestag al lograr el 9% de los votos, un aumento de casi 4% con relación a las elecciones anteriores.  Gran parte del ascenso fue gracias a la diputada Reichinnek, que en vísperas de la votación pronunció un discurso fulminante en el que amonestó al que será nuevo canciller, Friedrich Merz, por haber votado con la formación de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) para tratar de imponer la reforma migratoria. “En vez de rendiros, luchad, resistid al fascismo, vamos a salir todos a la calle, ¡a las barricadas!”, increpó la diputada a sus colegas y a los que la veían desde casa.  Según Reichinnek, fue algo espontáneo. “Garabateé algunas cosas rápido pero luego no podía leer mi letra”, dice. El discurso resultó ser dinamita. En solo cinco días fue compartido casi 30 millones de veces en las redes sociales, convirtiéndose en el más visto de la historia del Bundestag y catapultando a Reichinnek a un estrellato político, especialmente entre los jóvenes, con el que el atribulado partido solo soñaba unos meses antes.  “Nos ha generado mucho apoyo, la gente decía que les hablaba con el corazón, pero muchos otros también decían '¿qué grita esa vieja histérica?”, dice Reichinnek, que según las encuestas es la política más popular del país. De ahí el tatuaje. “Mi tatuaje 'de bienvenida de nuevo' y 'del Bundestag”, dice.  La clasificación es necesaria porque Reichinnek tiene otros tatuajes. Uno de Rosa Luxemburgo, su ídolo marxista; otro de la antigua reina egipcia Nefertiti cubierta por una máscara antigás; y todo un zoo que incluye una nutria, un cuervo, un gato y una serpiente. “Como diputada en este complejo burocrático y carcelario no tengo tiempo de tener mascotas”, dice Reichinnek, que señala la estancia en la que se encuentra, una habitación contigua a su despacho del Bundestag.  La era Merz Alemania, la mayor economía de Europa y una democracia robusta aunque asediada, se prepara para una nueva era. El líder de la alianza conservadora CDU/CSU Friedrich Merz prestará juramento el 6 de mayo y encabezará una coalición con los socialdemócratas de centro-izquierda de Olaf Scholz, el canciller saliente. Un parlamento que se espera tumultuoso, pues la extrema derecha será la principal fuerza opositora y goza de un poder sin precedentes.  Reichinnek cree que el papel de su pequeño partido será crucial. Tanto para mantener a raya a AfD, que por primera vez está al mismo nivel que los conservadores en las encuestas, como para exigir a Merz que cumpla. Pero Die Linke no quiere ser percibido como un partido desestabilizador, sino como una formación dispuesta a colaborar en los temas importantes. “Con todos los partidos democráticos, en lo que estemos de acuerdo”, dice Reichinnek, cuyos característicos labios pintados de rojo son un guiño antifascista, ya que muchas mujeres “los llevaban así durante la época nazi porque a Hitler no le gustaba el maquillaje”.  Die Linke y AfD suman entre las dos una minoría de bloqueo en el nuevo Bundestag, con un total de 216 escaños. El nuevo gobierno no tendrá la mayoría de dos tercios necesaria para introducir cambios en la Constitución. Pero Reichinnek se apresura a rechazar de plano que las dos formaciones puedan colaborar.  “Conocemos perfectamente la 'teoría de la herradura' que trata de equiparar a izquierda y derecha”, dice. “Pero no tenemos nada que ver con ese partido; no trabajamos ni votamos con AfD, es de extrema derecha, nosotras somos de izquierdas, ser antifascistas forma parte de nuestro ADN y lucharemos contra el fascismo en todo momento, en las calles y en el Parlamento”, asegura.  Reichinnek entiende que la forma más obvia de luchar contra los populistas de extrema derecha es con “buenas políticas sociales”. “Se ha demostrado una y otra vez en muchísimos estudios que las personas cuyas circunstancias personales y económicas se están deteriorando son más propensas a votar a los extremistas de derecha, eso significa que para neutralizar a AfD se necesitan políticas sociales fuertes”, argumenta.  “Todo” se ha deteriorado en las últimas décadas, denuncia la parlamentaria. “Los servicios públicos han sido desmantelados de manera incesante; el aumento en salarios y las pensiones ha sido demasiado bajo, lo cierto es que se han devaluado, mientras que los alquileres han subido; los hospitales cierran, las escuelas se deterioran, los puentes se derrumban; es natural que la gente esté frustrada”, dice. “Eso no es excusa para votar a un partido, pero sin duda es una razón que hay que abordar, ese es nuestro primer enfoque”, plantea. Reichinnek es profundamente crítica con el acuerdo de coalición del nuevo gobierno, al que califica de “irresponsable” y “pacato”. En su opinión, el plan de rearme masivo de Merz tras la histórica reforma de los límites de gasto y deuda aprobada en el último momento por el Parlamento anterior no incluye “una idea clara” sobre las partidas en que invertirá un fondo de infraestructuras de miles de millones de euros.  Uno de los principales puntos de fricción con un buen número de posibles votantes de Die Linke es el rechazo del partido a seguir suministrando armas a Ucrania. Los críticos lo atribuyen a un inquietante vestigio de la lealtad prorrusa del partido, una alegación que Reichinnek rechaza. Die Linke está “muy del lado de Kiev”, dice, pero la estrategia para terminar con la guerra debe cambiar y no incluir más armamento, sino más presión sobre Vladímir Putin. “Solo funciona si Putin es forzado a sentarse a la mesa de negociaciones, no va a venir voluntariamente; lo que decimos es que entre suministrar armas y no hacer nada hay muchas posibilidades”, defiende. En el ámbito nacional, Reichinnek teme que los recortes en gasto social anunciados por Merz para financiar el rearme vayan en detrimento de la cohesión social y acaben por acercar a más votantes a AfD.  “Un Reichinnek” De padre electricista y madre empleada en la industria química, Reichinnek nació en un pueblo de la República Democrática Alemana. Solo tenía 19 meses cuando cayó el Muro de Berlín.  Su carrera política arrancó como concejal y trabajadora juvenil en Osnabrück, la ciudad del noroeste de Alemania donde vive. Es conocida como la reina alemana de TikTok, donde lleva tiempo cosechando seguidores, y especialmente jóvenes seguidoras, con vídeos sobre todo tipo de temas, desde la violencia doméstica y los anticonceptivos hasta el alquiler y la migración.  Llegó a Die Linke en 2015 y el año pasado se convirtió en la portavoz del grupo parlamentario. Cada vez que se acerca a la tribuna del Bundestag despacha con buen humor los gritos y abucheos que vienen de las bancadas de la CDU y AfD (las cámaras de televisión suelen centrarse en Merz y en sus colegas, que ponen los ojos en blanco y niegan con la cabeza).  Reichinnek admite haberse endurecido para enfrentarse a estos críticos, que la consideran demasiado woke y demasiado bocazas, y la acusan de vestirse como una “activista de izquierdas” para atraer a un grupo demográfico juvenil específico.  Ella responde que su política se basa en las verdaderas preocupaciones de la gente y menciona su lucha contra la extorsión de los alquileres y por la legalización del aborto. Aunque no suele perseguirse, el aborto sigue siendo ilegal en Alemania salvo en circunstancias específicas, como con las víctimas de violación o con los casos de riesgo para la vida de la madre. Dice que lleva el mismo peinado “desde siempre”, con un flequillo característico. Nadie la asesora con la ropa o las declaraciones.  No da rodeos para responder a sus críticos. “¿Actúas por solidaridad con los demás o eres gilipollas?”, dice. El mensaje está calando, al menos en un grupo determinado de votantes. Bajo su mandato, el partido ha experimentado un resurgimiento sorprendente entre los jóvenes alemanes: en las últimas elecciones, Die Linke fue la opción más popular entre los votantes de 18 a 24 años.  Su intención de que los ricos paguen los impuestos que les corresponden ha inspirado una canción de los raperos MC Smook y Fruity Luke. En su despacho hay una caja rebosante de pulseras de la amistad enviadas por sus fans y sus prendas características incluyen lemas como “Do it for us” (Hazlo por nosotros) o “Only the young” (Solo los jóvenes). Desde que entró en el Parlamento en 2021 se ha ganado la reputación de ser la diputada que habla más rápido, lo que ha llevado a acuñar la expresión “un Reichinnek” como referencia de temperamento político. El periódico alemán Die Zeit publicó recientemente que tenía “picos de velocidad de aproximadamente 200 palabras por minuto”, considerablemente mayor que la de sus colegas diputados. Es “útil para TikTok”, admite Reichinnek, así como en la cámara de debate, “cuando solo hay dos o tres minutos para exponer el argumento, así que realmente compensa”. Según dice, a los más jóvenes les gusta porque “no tienen que escuchar a doble velocidad”. “Pero cuando salgo en la tele, la gente mayor suele decir que hablo demasiado rápido”, explica.  ¿Se moverá la Alemania de Merz a la velocidad que ella cree necesaria para salvar el marasmo económico y el trance político? La respuesta no está clara. Por ahora, Reichinnek se centra en aprovechar el inesperado empujón de su partido y prepararse para las luchas venideras. Hace poco participó en un mitin de Die Linke en Osnabrück. “Había muchos jóvenes entre los nuevos miembros, con ganas de cambiar las cosas. Eso es lo que más me importa”, dice. Traducción de Francisco de Zárate.
eldiario
hace alrededor de 10 horas
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