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La derecha moderada de Rodrigo Paz se hace con la presidencia en Bolivia

La derecha moderada de Rodrigo Paz se hace con la presidencia en Bolivia
Bolivia eligió este domingo al senador de centroderecha Rodrigo Paz Pereira como su próximo presidente, tras una segunda vuelta en la que se impuso al expresidente Jorge Tuto Quiroga, aspirante de la derecha más conservadora Bolivia elige a su nuevo presidente en un duelo de derechas tras 20 años de hegemonía de la izquierda Bolivia eligió este domingo al senador de centroderecha Rodrigo Paz Pereira (Santiago de Compostela, 1967) como su próximo presidente para el periodo 2025-2030, tras una segunda vuelta en la que se impuso al expresidente Jorge Tuto Quiroga, aspirante de la derecha más conservadora, por casi 10 puntos porcentuales. En un inédito balotaje para la democracia boliviana, el candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC) alcanzó el 54,6% de los votos válidos frente al 45,4 del aspirante de la Alianza Libre, según el conteo al más del 97% del Sistema de Resultados Electorales Preliminares (Sirepre) del Tribunal Supremo Electoral (TSE). Al mandatario electo, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), le espera una nación en estado crítico, que cierra casi 20 años de hegemonía de la izquierda con una economía golpeada por la recesión, el desabastecimiento de combustibles y la escasez de dólares. Lo acompañará como su vicepresidente el expolicía y abogado Edmand Lara (Cochabamba, 1985), quien celebró la victoria del PDC desde Santa Cruz de la Sierra, la capital oriental más boyante del país. Desde la ciudad occidental de La Paz, capital política del país, Paz Pereira ofreció su primer discurso como presidente electo pasadas las 22.15 de este domingo, agradeciendo a sus votantes y prometiendo un gobierno de unidad a partir del 8 de noviembre, día en el que jurará a la primera magistratura boliviana. “Dios, la familia y la patria son la base de nuestro compromiso con Bolivia”, dijo al inicio de su alocución, a manera de hacer explícita su adhesión a los valores tradicionales que reivindica su programa de gobierno, sintetizado en el eslogan “capitalismo para todos”. El aún senador por el departamento sureño de Tarija, fronterizo con Argentina, procuró tomar distancia de los gobiernos del Movimiento Al Socialismo (MAS), comandados por Evo Morales y el mandatario en funciones Luis Arce, a quienes responsabilizó del estado crítico de la economía. En su cuestionamiento, lamentó la excesiva ideologización de la administración estatal, que, a su entender, fue una marca de las gestiones del partido de izquierda. “Sabemos los bolivianos que la ideología no da de comer. Lo que da de comer es el derecho al trabajo, lo que da de comer es la propiedad privada, la certidumbre”, afirmó en una intervención en la que también se mostró abierto a reconducir las relaciones con EEUU. “Bolivia vuelve a recuperar paso a paso su escenario internacional”, anunció, al tiempo de cuestionar que, durante los años del MAS, “perdimos geopolítica y geoeconómicamente”. El guiño a EEUU tuvo respuesta de la administración de Donald Trump. En un mensaje compartido por la Embajada estadounidense en Bolivia, el secretario de Estado del país del norte, Marco Rubio, felicitó al “presidente electo Rodrigo Paz”, saludó que su llegada al poder “inaugura una oportunidad transformativa para ambas naciones” y ofreció “poner fin a la migración ilegal, mejorar el acceso al mercado para la inversión bilateral y combatir las organizaciones transnacionales para fortalecer la seguridad regional”. Otro mandatario que se apuró en felicitar a Paz fue el presidente argentino Javier Milei, principal aliado de Trump en Sudamérica. Paz tuvo palabras de agradecimiento para el binomio rival, integrado por Tuto Quiroga y el empresario Juan Pablo Velasco, quienes, minutos antes de la aparición pública del vencedor, lo felicitaron, aunque con algunos bemoles. Ante la insistencia de sus militantes, el presidenciable de Libre prometió esperar los resultados finales del TSE, que deberían conocerse este miércoles 22. La molestia de los seguidores de Quiroga desató protestas aisladas en algunas ciudades de Bolivia, como Cochabamba y Oruro. El poder del ‘voto popular’ El binomio Paz-Lara volvió a ganarle a las encuestadoras, que en la última semana lo daban como perdedor del balotaje. Al igual que en la primera vuelta del 17 de agosto, los estudios de opinión difundidos por las más grandes redes televisivas del país subestimaron su desempeño electoral. Para el investigador político Óscar Gracia, jefe de la carrera de Relaciones Internacionales y de Negocios de la Universidad Privada Boliviana, la victoria del PDC es resultado de una estrategia política más integral que la de Libre. Mientras la campaña de Quiroga se focalizó en capturar el voto de la clase media urbana, la de Paz apostó por salir a la caza de las clases populares de las ciudades y de los electores del mundo rural, dos estamentos tradicionalmente leales al MAS. “Además, ha podido captar a un sector reducido de clases medias urbanas ideológicamente de izquierda, lo que se explica por la mala performance del candidato vicepresidencial de Tuto, especialmente a raíz del escándalo alrededor del racismo”, dice Gracia, en alusión a unos tuits de 2010 atribuidos a Velasco en los que llamaba a matar a los “collas” (pobladores del occidente de Bolivia) y sobre los que no ofreció un desmentido contundente. Libre solo ganó en tres de los nueve departamentos de Bolivia: Santa Cruz, Beni y Tarija. En cambio, fue derrotado en seis, casi todos ellos del occidente del país: La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí, Chuquisaca y Pando. En un análisis más extensivo, el triunfo de la derecha en Bolivia, advierte Gracia, se inscribe en la irrupción de un sistema multipartidista moderado, que rompe con el modelo monopartidista gracias al cual el MAS gobernó durante casi dos décadas el país. Aunque es el partido con más representación en la Asamblea Legislativa Plurinacional, con 70 de 175 escaños en su poder, el PDC deberá negociar el apoyo de la Alianza Unidad (del empresario Samuel Doria Medina) y de Libre para alcanzar los dos tercios que se requieren para aprobar normas y designación estratégicas. No obstante, el investigador cree que las eventuales alianzas entre fuerzas de la derecha tendrán que lidiar con la tendencia hacia la polarización política aún imperante en Bolivia. “Existen pulsiones muy importantes en la sociedad boliviana que construyen la polarización y esto puede tensionar la gobernabilidad parlamentaria y la gobernabilidad social”, vaticina. ‘Agenda 50/50’ El programa de gobierno que el PDC promete aplicar a partir del 8 de noviembre lleva por nombre “Agenda 50/50: Política al servicio de la gente”. Con esa propuesta ofrece, en términos generales, que el Estado central administre solo el 50% del presupuesto general del país, mientras que el restante 50 estaría en manos de los gobiernos subnacionales (departamentos y municipios) y las universidades. Otro de sus planteamientos centrales en materia económica es el congelamiento de las actividades de las empresas públicas deficitarias y la reasignación de recursos ahorrados hacia gobiernos subnacionales. Entre las tareas más urgentes figura la promesa de importar mayores volúmenes de combustibles procedentes de EEUU y de otras naciones a fin de normalizar el abastecimiento de gasolina y diésel, que desde hace un año es irregular y ha reducido la capacidad productiva del sector privado.
eldiario
hace alrededor de 7 horas
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