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Las agencias de inteligencia de Occidente siguen la pista a los clubes de lucha neofascistas y sus lazos internacionales

Las agencias de inteligencia de Occidente siguen la pista a los clubes de lucha neofascistas y sus lazos internacionales
Los servicios de seguridad tienen en su radar a los clubes que combinan el entrenamiento físico y las artes marciales con la propaganda supremacista blanca y neofascistaDe Canadá a Finlandia: cómo una red neonazi de clubs de lucha de EEUU se está expandiendo por todo el mundo Los clubes de lucha neofascistas, un foco del neonazismo internacional, han llamado la atención de las agencias de inteligencia occidentales, que los consideran una creciente amenaza para la seguridad nacional, según expertos y documentos gubernamentales a los que ha tenido acceso The Guardian. Los llamados active clubs [clubes activos] son pseudogrupos de artes marciales mixtas que promueven una forma de activismo de extrema derecha inspirado en las enseñanzas de Adolf Hitler, cruzando fronteras para difundir su ideología. El hecho de que el mismo tipo de agencias que sigan a organizaciones terroristas como el Estado Islámico los estén vigilando son un indicador de que los perciben como una amenaza creciente. “Las agencias de inteligencia quieren conocer las redes extremistas que existen en sus países, su potencial de violencia actual o futura y los vínculos que puedan tener con otros movimientos o individuos, tanto a nivel nacional como internacional”, dice Joshua Fisher-Birch, analista de terrorismo del Counter Extremism Project (Proyecto contra el extremismo), una ONG estadounidense fundada por antiguos cargos gubernamentales. En relación con los clubes de la lucha, subraya “su potencial de violencia actual o futura y los vínculos que puedan tener con otros movimientos o individuos, tanto a nivel nacional como internacional”. Coordinación internacional Ya hay pruebas de que esa coordinación internacional está dando sus frutos. En agosto, un club activo canadiense, Nationalist-13, publicó un vídeo de una reunión nacional en la aplicación Telegram. Se trata un ejemplo típico de la propaganda de baja calidad característica de los active clubs, en el que se ve a sus miembros levantando pesas y peleando en una sucesión rápida de planos, con los rostros difuminados y una base de música electrónica. Luego aparecen siete emblemas de las secciones participantes: dos pertenecen a secciones estadounidenses, de los estados de Illinois y Wisconsin, y una tercera corresponde a Patriot Front (Frente Patriota), un grupo estadounidense ultranacionalista que promueve mensajes de odio. El club canadiense afirma en su publicación: “Canadá necesita a todos los hombres [blancos] e íntegros”. Algunos miembros de clubes activos, por ejemplo, viajan entre ambos países para establecer contactos y entrenarse en artes marciales, en un esfuerzo por fortalecer las alianzas internacionales Informe confidencial de la agencia de inteligencia canadiense CSIS La expansión transfronteriza de un movimiento extremista estadounidense —nacido de las cenizas de una banda neonazi criminal que desempeñó un papel clave en la manifestación “Unite the Right” de Charlottesville en 2017, en la que se dieron cita grupos supremacistas blancos y un joven murió tras cargar un coche a propósito contra la multitud— no ha pasado desapercibida. En un informe confidencial de enero, divulgado tras una solicitud de acceso a la información, la agencia de inteligencia canadiense CSIS —miembro de la alianza Five Eyes (cinco ojos), que incluye a los servicios de inteligencia de Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos y Canadá— se hace eco de la amenaza que supone la creciente colaboración transnacional de los active clubs y la posibilidad de que estos refuercen sus lazos. “Algunos canadienses han intentado viajar a Estados Unidos para asistir a eventos (afiliados a extremistas o cooptados por ellos), probablemente con el fin de forjar vínculos más fuertes con personas de ideas afines”, dice el informe. “Algunos miembros de clubes activos, por ejemplo, viajan entre ambos países para establecer contactos y entrenarse en artes marciales, en un esfuerzo por fortalecer las alianzas internacionales”, indica. El estudio reconoce que sigue “sin estar claro” cuántas personas del movimiento viajaron de un país a otro, pero alerta de que “los viajes de quienes participan en actividades extremistas pueden propiciar que se estrechen vínculos, se comparta información y se fortalezcan capacidades, todo lo cual podría conducir en última instancia a la violencia”. Utilizando Telegram como medio para estrechar sus vínculos internacionales, Nationalist-13 y otras secciones de clubes activos de fuera de Estados Unidos también han promovido la defensa legal de Thomas Sewell, un neonazi australiano que en su día intentó reclutar personalmente al autor del tiroteo masivo de Christchurch para un grupo que había liderado anteriormente. El tiroteo masivo de Christchurch, ocurrido en 2019 en Nueva Zelanda, fue un atentado terrorista de extrema derecha en el que un supremacista blanco asesinó a 51 personas musulmanas durante los rezos del viernes en dos mezquitas. Sewell fue declarado culpable de intimidar a un agente de policía, y su grupo neonazi australiano mantiene vínculos con la red de active clubs internacionales. Es comprensible que los servicios de inteligencia se interesen no solo por los extremistas que operan en su propio territorio, sino también por aquellos que organizan encuentros transfronterizos con organizaciones y redes que defienden abiertamente una ideología neonazi Peter Smith — Investigador sobre extremismo Otro informe de los servicios de inteligencia canadienses, de 2023, constata que supervisan las publicaciones de las redes de estos mismos clubes: “Los clubes neonazis activos han respaldado en Telegram los llamamientos a la violencia contra los judíos y el Gobierno de Estados Unidos”. Peter Smith, investigador sobre extremismo con sede en Canadá, afirma que no le sorprende que Nationalist-13 y sus crecientes alianzas estén llamando la atención de las agencias de inteligencia. “Es comprensible que los servicios de inteligencia se interesen no solo por los extremistas que operan en su propio territorio, sino también por aquellos que organizan encuentros transfronterizos con organizaciones y redes que defienden abiertamente una ideología neonazi”, afirma Smith. “Estos grupos operan de forma independiente, pero se consideran parte de un movimiento internacional para 'recuperar' sus países y expulsar a quienes no son blancos”. Smith explica cómo el intercambio de técnicas, “ideología, tácticas y estética” entre clubes activos que combinan sus seguidores y presencia en las redes sociales construye “uno de los movimientos neonazis transnacionales más fuertes de las últimas décadas”. Recientemente, la creación de vínculos globales por parte de las organizaciones neonazis ha coincidido con el aumento de sus amenazas a la seguridad pública. Por ejemplo, The Base, un grupo terrorista neonazi prohibido internacionalmente, comenzó con células en todo Estados Unidos y finalmente se extendió por el mundo occidental hasta Canadá, Reino Unido, Europa y Oceanía. Tras una investigación antiterrorista del FBI que duró años, varios miembros fueron detenidos, entre ellos un líder de una célula canadiense que fue trasladado ilegalmente a Estados Unidos y que actualmente cumple una condena de nueve años en una prisión estadounidense. Caos para el cambio de régimen “El grupo neonazi de cabezas rapadas Hammerskins ha tenido miembros tanto en Estados Unidos como en Canadá y, más recientemente, los grupos aceleracionistas Atomwaffen Division y The Base han tenido miembros en ambos países”, puntualiza Fisher-Birch, en referencia a otros dos grupos con redes criminales transnacionales. Los grupos aceleracionistas promueven y practican la violencia para acelerar el colapso de la sociedad y sustituirla por un orden racista o autoritario. “La propaganda de los clubes presume de que están construyendo un movimiento en todo Estados Unidos, Canadá, Europa y Australia, por lo que cuantas más conexiones haya entre los clubes, como visitas y eventos conjuntos, más pueden promover el mensaje de que están construyendo un movimiento internacional de supremacía blanca”, señala. Los clubes activos surgieron como una versión más organizada y socialmente aceptable de los hooligans europeos y de la contracultura fascista, ambos marcados por el gusto por los deportes de combate, el nacionalismo y el machismo violento del Tercer Reich. Su fundador, Rob Rundo, es un conocido neonazi y fue líder del Rise Above Movement, una banda supremacista blanca especializada en peleas callejeras que participó en los disturbios de Charlottesville, cuyos miembros fueron procesados. Hoy están diseminados por todo el mundo, desde Australia hasta Europa y Sudamérica. Según un informe de la ONG estadounidense Global Project Against Hate and Extremism (Proyecto global contra el odio y el extremismo), operan en 27 países, algunos con ramas juveniles inspiradas en las Juventudes Hitlerianas. La noticia de que extremistas estadounidenses acude al norte para ayudar a fortalecer las secciones de Canadá también llega en un momento en que la Administración Trump ha acusado al aliado septentrional de Estados Unidos de exportar terroristas al territorio estadounidense. Este hecho no ha pasado desapercibido para los medios de comunicación canadienses. Con la misma información de los informes de los servicios de inteligencia, Global News en Canadá ha señalado que hay más desplazamientos de este tipo de Estados Unidos a Canadá que a la inversa. Traducción de Emma Reverter
eldiario
hace alrededor de 11 horas
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