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Los desmanes de Netanyahu en Gaza quedan prácticamente sin respuesta europea tras la marcha de Borrell

Los desmanes de Netanyahu en Gaza quedan prácticamente sin respuesta europea tras la marcha de Borrell
La nueva jefa de la diplomacia mantiene un perfil bajo respecto a los ataques de Israel, que suman más de 2.000 muertos desde que rompió unilateralmente el alto el fuego el pasado 18 de marzoUnión Europea-Israel: una historia de desencuentros que culmina con la guerra de Gaza El conflicto en Oriente Medio es uno de los más divisivos de la posición común europea respecto a la política internacional. La equidistancia de muchos países, como Alemania o Austria, hacia Israel provocaron la tibieza en la respuesta a la masacre en Gaza desde su inicio. La UE, por ejemplo, tardó seis meses en pedir un alto el fuego, cuando el ejército israelí había asesinado a más de 30.000 palestinos. En medio de la casi indiferencia, algunos países, como España o Irlanda, elevaban la presión y, a nivel europeo, emergió la voz del entonces jefe de la diplomacia, Josep Borrell, que trató de mantener el conflicto en primer plano. Su salida ha dejado los desmanes del primer ministro Benjamín Netanyahu prácticamente sin respuesta europea. Borrell fue uno de los primeros y pocos dirigentes europeos que acusó públicamente a Israel de violar el derecho internacional en Gaza y que puso negro sobre blanco la actuación del Gobierno de Netanyahu en Palestina. “Puede interpretar la historia, pero el derecho internacional es vinculante”, dijo en una ocasión sobre los asentamientos ilegales. También mantuvo la presión con propuestas reiteradas de sanciones y llegó a plantear la suspensión del diálogo político con ese país, pero se encontró con el 'no' de la mayoría de los Estados miembros. “La historia nos juzgará. He hecho lo que creía que había que hacer”, dijo en su despedida. Una vez fuera de la primera línea, Borrell mantiene el discurso y en un reciente artículo publicado en Social Europe, instó al club comunitario a “actuar contra los graves crímenes contra el derecho internacional y humanitario cometidos en Gaza por el Gobierno de Netanyahu”. “Si existe voluntad política, la UE posee los medios para actuar. Y hace tiempo que debería haber llegado el momento [de actuar]”, afirma ahora que tiene la libertad total para hablar. Su dureza hacia Tel Aviv no siempre convenció a muchas capitales europeas, dado que la política exterior de la UE requiere de la unanimidad y el alto representante debe ser la voz de los 27. De hecho, Israel accedió a celebrar la reunión del Consejo de Asociación que reclamaron España e Irlanda más de un año después, cuando Borrell ya se había ido de Bruselas. Posición contemporizadora de Kallas La reunión la presidió su sucesora, Kaja Kallas, que tiene una posición mucho más contemporizadora hacia Israel y no se sale del guion recogido en las resoluciones comunitarias, como la condena de los asentamientos, la necesidad de liberar a los rehenes retenidos en Gaza (aún quedan 59) y el llamamiento al cese de las hostilidades, así como la defensa de la solución de los dos Estados como solución al conflicto en el largo plazo. Ante esa cita, la UE acordó una posición de mínimos en la que se mantenía el statu quo, pese al tirón de orejas por “la inaceptable cifra de civiles, especialmente mujeres y niños, que han perdido sus vidas y la catastrófica situación humanitaria, especialmente causada por la entrada insuficiente de ayuda en Gaza”. El texto ni siquiera acusaba directamente a Israel de haber provocado ese bloqueo, que desató las alarmas de la ONU, pero sí reprendía a Israel por su decisión de prohibir por ley la actividad de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA). España e Irlanda empujaron para que el documento tuviera más ambición que la rebajada propuesta inicial. Con Kallas al frente, Bruselas señaló a Hamás por el fracaso para extender el alto al fuego en Gaza cuando expiraba la primera fase. Las dos partes debían entonces acordar el paso a la segunda, que contemplaba la entrega de todos los rehenes, la retirada de las tropas israelíes del enclave y una tregua indefinida. El grupo islamista no aceptó la propuesta que puso sobre la mesa Israel –procedente del enviado de Donald Trump para Oriente Medio– que planteaba la extensión de la primera fase 50 días más, con la liberación de más rehenes a cambio de presos palestinos, pero sin la retirada de todas las tropas de la Franja ni el compromiso a un cese de las hostilidades definitivo, que es lo que Hamás exigía. “La Comisión Europea condena la negativa de Hamás a aceptar la prórroga de la primera fase del acuerdo de alto el fuego en Gaza”, expresaron entonces en Bruselas, donde ni siquiera condenaban el bloqueo de la ayuda humanitaria, que Israel impuso al concluir esa primera fase a principios de marzo y no ha levantado desde entonces. “La posterior decisión de Israel de bloquear la entrada de toda ayuda humanitaria en Gaza podría tener consecuencias humanitarias”, se limitaba a decir el comunicado. Doble vara de medir Desde entonces, más de 2.300 palestinos han perdido la vida en ataques de Israel sin que Kallas los haya condenado sistemáticamente, como sí hace en el caso de los bombardeos rusos en Ucrania. “Escenas desgarradoras esta mañana en Sumy cuando los residentes se reunieron para el Domingo de Ramos y fueron interceptados por misiles rusos. Horrible ejemplo de cómo Rusia intensifica sus ataques mientras Ucrania ha aceptado un alto el fuego incondicional. Mis pensamientos están con el pueblo ucraniano hoy”, expresó en X (antes Twitter) tras el terrible ataque en esa localidad que dejó 13 muertos y un centenar de heridos. “Mientras afirmaba buscar la paz, Rusia lanzó un ataque aéreo mortal sobre Kiev. Esto no es una búsqueda de la paz, es una burla de ella. El verdadero obstáculo no es Ucrania sino Rusia, cuyos objetivos bélicos no han cambiado”, escribió el jueves ante un nuevo ataque ruso contra varios puntos de Ucrania, entre ellos la capital, en el que murieron diez personas y unas 90 resultaron heridas. Sin embargo, no se encuentran mensajes similares sobre los bombardeos de Israel sobre Gaza, que dejan a diario decenas de muertos desde que el Ejército hebreo retomó su ofensiva contra la Franja el 18 de marzo pasado. El principal mensaje que dejó en Israel durante un viaje a finales de marzo fue que “en una nueva guerra, las dos partes pierden”. Sin embargo, los fallecidos palestinos se cuentan por decenas de miles desde que comenzó la masacre en respuesta a los atentados de Hamás del 7 de octubre de 2023 –en los que unas 1.200 personas fueron asesinadas y 251, secuestradas por facciones armadas palestinas–. El discurso de Kallas se centra, sobre todo, en la necesidad de que la ayuda humanitaria llegue a Gaza. Kallas ya hizo una declaración de intenciones en ese sentido en su carta de presentación como alta representante ante el Parlamento Europeo, en la que mencionó en 17 ocasiones el conflicto de Ucrania y ninguna el de Gaza. Entonces venía de ser primera ministra de Estonia, uno de los países fronterizos con Rusia y más sensibles a la amenaza que supone Vladímir Putin. Seis meses más tarde, y habiendo pasado los 100 primeros días de mandato, la tónica se mantiene. En uno de sus últimos comunicados, a propósito del Día del Multilateralismo, Kallas vuelve a condenar la actuación de Putin y no menciona a Netanyahu, sobre quien pesa también una orden de arresto internacional y vulnera constantemente los pronunciamientos de la ONU. La doble vara de medir queda expuesta en un párrafo: “Nos enfrentamos a graves desafíos para nuestro orden internacional. La guerra de agresión ilegal y no provocada de Rusia contra Ucrania es un ataque directo contra la paz, la seguridad y los principios sobre los que se fundaron las Naciones Unidas. Esta guerra pone de relieve que el imperio de la ley nunca debe ser sustituido por el imperio de la fuerza. En muchos otros conflictos que asolan Oriente Medio, Sudán, Yemen, la República Democrática del Congo y otros lugares, las partes beligerantes deben recordar que incluso las guerras tienen reglas”. Ante el vacío que ha dejado Borrell en la esfera europea, el presidente del Consejo Europeo, António Costa, se ha convertido en una de las voces en defensa de la causa palestina. El portugués es, junto con Teresa Ribera, de los pocos socialistas que quedan en puestos de poder, aunque en su caso Costa tiene que hacer equilibrios porque representa a los 27. Tras la ruptura del alto el fuego sí se pronunció sobre la masacre perpetrada por Israel y también ha abanderado el apoyo al plan de los países árabes, impulsado por Egipto, para el futuro de Gaza, que se presentó como alternativa al de Donald Trump, que propuso crear la 'Riviera de Oriente Medio' con el desplazamiento forzoso de la población palestina. La intención del presidente del Consejo Europeo es acompañar a los promotores de esa iniciativa en su defensa ante los organismos multilaterales. También la comisaria de Igualdad, Preparación y Gestión de Crisis, Hadja Lahbib, ha elevado tímidamente la voz al emitir un comunicado en solitario sobre las órdenes de desplazamiento forzoso en la ciudad de Rafah, en el sur de la Franja. La política de Bélgica, que es otro de los países más alineados con la causa Palestina, instó a la necesidad de poner fin al “sufrimiento” de la población gazatí. “Desde la ruptura del alto el fuego han muerto más de 300 niños. El bloqueo de la ayuda por parte de Israel, que dura ya un mes, amenaza la vida de cientos de miles de personas”, alertó en una declaración el 4 de abril.
eldiario
hace alrededor de 5 horas
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