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"No podéis rendiros": la súplica de una descendiente de esclavos ante unos amigos que quieren huir de Trump

Las dudas de vivir bajo el trumpismo, de repente tienen un reproche entre quienes más han sufrido por EEUUTrump se abona a los volantazos con Ucrania: cumbre con Putin suspendida, presiones a Zelenski y Tomahawks de ida y vuelta Hay un debate recurrente entre los que vivimos aquí. Y es hasta qué punto el país se está haciendo más o menos invivible para muchas personas a causa del miedo informado y justificado.  El fin de semana pasado fui invitado a una cena a las afueras de Washington donde había compañeros periodistas, pero también otras personas que no lo son. Y había estadounidenses y españoles. En un momento dado de la cena, una amiga explicó que hacía unos días había estado en otra reunión parecida en la que varias personas habían expresado su voluntad por salir de EEUU por lo asfixiante que les estaba resultando el trumpismo. La persecución de los más vulnerables, la criminalización del migrante, el antifeminismo rampante, el insulto constante al diferente, la persecución del rival político a través del Departamento de Justicia, el acoso a los medios –está haciéndose con la CBS y corre riesgo la CNN– y otros muchos motivos hacen a muchos estadounidenses con recursos y posibilidades buscar otros horizontes lejos de Trump. Hablábamos de todo esto el sábado por noche, después de una de las mayores movilizaciones en todo EEUU contra un presidente. Y mientras hablábamos vimos el vídeo elaborado con IA difundido por Trump Truth Social, en el que bombardeaba con excrementos. Y en medio de todas estas reflexiones, esta amiga contaba que en otra cena similar hacía unos días con conversaciones semejantes, una mujer respondió con vehemencia a sus compañeros: “No os podéis marchar, no os podéis rendir”. Esta mujer argumentó: “Mis antepasados fueron esclavos en este país, y yo me he ido a vivir cerca de los campos en los que ellos trabajaron de forma forzosa. Mis antepasados han sufrido en esta tierra y han entregado mucho sufrimiento por este país para que ahora vosotros os marchéis, nos abandonéis y se lo regaléis a Trump y los suyos”. El razonamiento resultaba impactante: una persona que viene de una familia de esclavos reivindica la sangre derramada por su familia en EEUU como ejemplo de sacrificio por un país y una vida mejor para luchar, para seguir luchando y dar la batalla contra el trumpismo, en lugar de optar por la vía del exilio. Un exilio que, en todo caso, a estas alturas de la deriva trumpista, es selectivo entre quienes tienen margen económico o perfiles profesionales concretos –profesores, científicos, por ejemplo– que pueden tener una salida más limpia y son fáciles de acomodar puestos de trabajo equivalentes en otros lugares del mundo.  O, también, aquellos que tienen raíces con las que reencontrarse. En este sentido, este martes, en otra cena con amigos periodistas en torno a unos tacos caseros de birria maravillosos en casa de mis queridos Pablo y Alba, otro compañero explicaba que se estaba produciendo un fenómeno interesante de personas migrantes en EEUU que se están planteando firmemente el horizonte de volver a sus países de origen.  Así, por ejemplo, contaba que la vivienda en San Salvador estaban creciendo a consecuencia de los salvadoreños estadounidenses que estaban comprando casas en El Salvador con la ilusión de volver a su país. La manifestación 'No kings' de este sábado en Washington DC. En un programa reciente de la cadena pública NPR, decían que los ciudadanos estadounidenses que solicitaron pasaportes irlandeses habían aumentado un 60% en los dos primeros meses del año en comparación con el año pasado. Y que Reino Unido también había registrado un número récord de estadounidenses que solicitaron la ciudadanía británica en los tres primeros meses de 2025. Irlanda y Reino Unido son países con mucha afinidad con EEUU y con los que muchos estadounidenses pueden tener vínculos familiares.  Otro país al que miran con interés los que viven aquí es Canadá. El mismo compañero que contaba la anécdota de los salvadoreños que piensan en volver, a pesar de Bukele, explicaba que tenía dos amigos que se habían marchado a Vancouver: se trata de un militar retirado y su compañero, es decir, de una pareja homosexual que ya hizo planes de marcharse antes de las elecciones. “Si gana Trump, nos vamos”, decían. Y así ha sido, ahora viven en Canadá. Esta pareja, como muchas otras, son a las que se dirige la súplica de la mujer afroamericana descendiente de esclavos, que ve cómo a su alrededor hay personas que, si pueden, prefieren echarse a un lado, con lo que eso supone de renuncia a disputar el país. En este sentido, mi amigo Pablo recordó un artículo en la revista The Atlantic, escrito por George Packer en el pasado abril, en el que respondía a la decisión de Marci Shore, Timothy Snyder y Jason Stanley, todos los profesores de Yale y expertos en autoritarismo que explicaban por qué Estados Unidos es especialmente vulnerable a un retroceso democrático y por qué abandonan el país para ocupar puestos en la Universidad de Toronto. “Los profesores Timothy Snyder, Marci Shore y Jason Stanley abandonan Yale para incorporarse a la Universidad de Toronto”, escribía Packer: “Algunas de sus razones pueden ser personales y profesionales, pero estos conocidos académicos —dos historiadores y un filósofo— no solo están cambiando de trabajo. Están huyendo de EEUU porque ven que el país está cayendo bajo un régimen autoritario. Están viendo cómo se marchita el estado de derecho y desaparece el debido proceso, mientras un escalofrío de miedo se apodera de los bufetes de abogados, las universidades y los propietarios de medios de comunicación más poderosos del país. Se marchan mientras pueden”. “Lo mismo hacen miles de estadounidenses que buscan trabajo en el extranjero, investigan escuelas extranjeras para sus hijos, intentan convertir el país natal de sus abuelos en un segundo pasaporte o ahorran varios cientos de miles de dólares para comprar la ciudadanía de Dominica o Vanuatu”, afirma Packer: “Huir de Estados Unidos antes de que le amenacen es muy parecido a obedecer por adelantado “Cuando me enteré de la noticia del éxodo de Yale, me pregunté si mi incapacidad para explorar una salida me hacía estúpido y complaciente. No quiero pensar que soy uno de esos optimistas ingenuos que no ven el láser apuntando a su propia cabeza, que no quieren perder sus ahorros y esperan a huir hasta que es demasiado tarde. Quizás debería aplaudir la sabiduría y el coraje de los profesores al darse cuenta de que había llegado el momento de marcharse. Pero, en cambio, me sentí traicionado”, escribe Packer. “La creencia de que Estados Unidos representa una idea más allá de la sangre y la tierra hace que su identidad sea frágil, porque una idea vive en la mente de las personas, donde está sujeta a mentiras, odio, ignorancia, desesperación e incluso extinción”, continúa The Atlantic. Pero precisamente por eso, mientras haya suficientes estadounidenses que sigan creyendo en la idea con la convicción suficiente como para quedarse aquí y luchar, el país en el que tú y yo vivimos seguirá existiendo para la generación que nos suceda. Incluso con los memes de Trump, las tablas arancelarias, los chats de Signal y la policía enmascarada, Estados Unidos seguirá siendo mi hogar profanado. La lección de Snyder es este mandato: 'Sé un patriota“. Y con esto lo dejo hasta la semana que viene. Gracias por estar ahí. Un saludo
eldiario
hace alrededor de 4 horas
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