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Rastreando a los francotiradores fantasma: cómo una unidad de Israel masacró a una familia desarmada en Gaza

Una investigación de cinco meses revela cómo varios soldados de Europa y EEUU asesinaron uno a uno a cuatro miembros de una misma familia cada vez que se acercaban a intentar rescatar el cadáver del otroNiños, ancianos y enfermos: los datos del Ejército israelí muestran que el 75% de los detenidos en Gaza son civiles Daniel Raab se muestra impasible mientras ve las imágenes de Salem Doghmosh, de 19 años, que se desploma en el suelo junto al cadáver de su hermano en una calle del norte de Gaza. “Esa fue mi primera eliminación”, afirma, refiriéndose al asesinato. El vídeo, grabado por un dron, dura solo unos segundos. El adolescente palestino parece estar desarmado cuando recibe un disparo en la cabeza. Raab, exjugador de baloncesto universitario de un suburbio de Chicago que se convirtió en francotirador israelí, reconoce que era consciente de ello. Explica que disparó a Salem simplemente porque intentó recuperar el cuerpo de su querido hermano mayor, Mohammed. “Me cuesta entender por qué [fue a buscar el cadáver de su hermano] y tampoco me interesa realmente”, dice Raab en una entrevista en vídeo publicada en X. “Quiero decir, ¿por qué eran tan importante ese cadáver?”. Una investigación de cinco meses llevada a cabo conjuntamente por The Guardian, Arab Reporters for Investigative Journalism (ARIJ) y Paper Trail Media, Der Spiegel y la televisión ZDF ha identificado a seis personas que fueron tiroteadas por francotiradores israelíes el 22 de noviembre de 2023. A partir de entrevistas con supervivientes, testigos y familiares, acceso a certificados de defunción, historiales médicos e imágenes geolocalizadas, la investigación muestra cómo una familia del barrio de Tal al Hawa, en Ciudad de Gaza, fue abatida a tiros en cuestión de horas por hombres que crecieron en Naperville (Illinois) y Múnich (Alemania). Ese día, los francotiradores israelíes mataron a cuatro miembros de la familia Doghmosh e hirieron a otros dos. Esta tragedia familiar pone de manifiesto el patrón de asesinatos de las tropas israelíes, que en Gaza han tenido como blanco de forma sistemática a hombres desarmados de entre 18 y 40 años. Miembros de la familia dicen reconocer en la imagen a Salem Doghmosh, disparado por francotiradores. La matanza masiva de decenas de miles de civiles es uno de los factores citados por académicos, abogados y organizaciones de derechos humanos que afirman que Israel está cometiendo genocidio. “Para eso están los francotiradores” “Piensan: 'Oh, no creo que [me disparen] porque llevo ropa de civil y no llevo armas ni nada de eso', pero se equivocan”, afirma Raab, que se licenció en Biología en la Universidad de Illinois antes de alistarse en las Fuerzas de Defensa de Israel. “Para eso están los francotiradores”. Después de que Salem fuera abatido, su padre, Montasser, de 51 años, acudió rápidamente al lugar e intentó recoger los cuerpos de sus hijos para darles sepultura. Un francotirador también lo mató. La necesidad de dar una sepultura digna a los seres queridos es un instinto humano fundamental, salvaguardado por la ley y reflejado en el arte y la literatura durante milenios. Es el núcleo emocional de la Ilíada de Homero, una de las obras literarias más antiguas de la historia. Pero ese día, Raab convirtió el amor y el dolor en una oportunidad para matar: “No dejaban de venir para intentar llevarse los cadáveres”. El vídeo del asesinato de Salem y las imágenes de otros ataques contra palestinos desarmados se publicaron en Internet cinco meses después de la muerte del adolescente, como parte de un montaje realizado por un soldado llamado Shalom Gilbert para celebrar una misión en Gaza. En una entrevista realizada mediante engaño por un equipo dirigido por el periodista y activista palestino Younis Tirawi, Raab no duda en afirmar que él y otro francotirador habían cometido estos tres asesinatos. Al explicar cómo engañaron al soldado, Tirawi cuenta que una persona que hablaba hebreo abordó a Raab y le dijo que quería escribir sobre las experiencias del escuadrón y rendir homenaje a los soldados caídos. Le prometieron no revelar su identidad, pero posteriormente Tirawi publicó extractos de la entrevista en Internet, justificando la decisión por considerar que era de interés público, dada la magnitud de los asesinatos de civiles. Raab no reveló el nombre de su compañero, que más tarde fue identificado a partir de unas fotos como Daniel Graetz. Raab y Graetz no han querido hablar con el equipo de periodistas que ha llevado a cabo esta investigación. Dos hermanos y su padre, asesinados La tragedia de la familia Doghmosh se desarrolló en un corto tramo de la calle Moneer al Rayes, en Ciudad de Gaza, cerca del parque Barcelona. Los vecinos del barrio sabían que las fuerzas israelíes estaban en la zona, pero la mañana del 22 de noviembre de 2023, el sonido de alguien cortando leña en la calle les dio tranquilidad y pensaron que no había ataques. Era una falsa sensación de seguridad. Cuando Mohammed Doghmosh se dirigió al parque con un primo, Raab y Graetz ya estaban allí. Los hombres formaban parte de un equipo de francotiradores cuyos miembros se hacían llamar refaim, o fantasmas (sin relación con una unidad oficial de fuerzas especiales de élite también conocida como Refaim). Muchos miembros de esa unidad tenían doble nacionalidad y las fotos y vídeos de sus operaciones publicados en internet han ayudado a organizaciones de derechos humanos a alertar a fiscales en Bélgica y Francia sobre presuntos crímenes de guerra cometidos por esos soldados. El equipo de investigación ha podido identificar la ubicación de los dos francotiradores a partir de fotos y vídeos tomados por soldados israelíes que muestran a Raab y a Graetz apuntando con sus armas a través de una ventana y un agujero en la pared. Utilizando imágenes de satélite, el equipo geolocalizó ese lugar en un edificio de seis plantas a unos 400 metros del lugar de los asesinatos. Desde esa posición se veía claramente la calle Moneer al Rayes. Un periodista palestino que ha colaborado en la investigación se desplazó hasta los edificios y encontró más pruebas de la presencia de los francotiradores “fantasma”: grafitis con el número 9 con cuernos de diablo y una cola, el logotipo no oficial del escuadrón. El periodista, que también ha entrevistado a la familia Doghmosh, ha pedido no ser identificado porque desde el inicio de la guerra Israel ha matado a unos 250 periodistas en Gaza –según datos de las autoridades locales–. Mohammed, que tenía 26 años cuando fue asesinado, poseía el título de secundaria y mantenía a su familia recogiendo residuos metálicos y plásticos para revenderlos. Salem había abandonado los estudios después del décimo curso y trabajaba con su hermano. Fayza Doghmosh reconoció a sus dos hijos —la camisa verde oliva de Salem, la ropa negra de Mohammed— cuando le mostraron las imágenes de Gilbert. Lloró desconsoladamente al verlas, 18 meses después de que sus hijos fueran asesinados. Mohammed, a quien le encantaban las alitas de pollo y ayudaba a su madre a amasar el pan para la familia todos los días, fue el primero en salir. Recogió a su primo Youssef* en su casa cercana y los dos se pusieron en marcha. Es posible que sus últimos momentos hayan aparecido filmados por las fuerzas israelíes. Youssef dice que se reconoce a sí mismo en un vídeo del montaje de Gilbert, caminando con las manos en los bolsillos junto a Mohammed, su amigo de toda la vida. Youssef dice que se reconoce en la imagen caminando con las manos en los bolsillos junto a Mohammed, que fue disparado Raab describe ese vídeo como la “segunda eliminación” de Graetz, en sus primeros días en Tal al Hawa. Graetz, que creció en Múnich, aparece en el vídeo de Gilbert, y su identidad ha sido confirmada por el equipo de investigación mediante tecnología de reconocimiento facial y entrevistas con excompañeros de clase. Sin embargo, algunos aspectos del vídeo plantean dudas sobre si muestra este tiroteo. Los expertos en armas que lo examinaron no se pusieron de acuerdo sobre si un proyectil visible en varios fotogramas era una bala de un rifle de francotirador. Las imágenes muestran a un hombre alcanzado por la espalda, mientras que Youssef afirma que Mohammed recibió un disparo de frente. Si lo que cuentan Raab y los familiares de Mohammed es cierto, Graetz parece haber matado a Mohammed simplemente por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. Ninguno de los dos llevaba un arma. Una línea mortal invisible En noviembre de 2023, las fuerzas israelíes que operaban en la zona decidieron que ese tramo de la calle Moneer al Rayes estaba vetado a los civiles, sin notificarlo a los palestinos. Raab lo describió como una “zona de combate en la que cualquier hombre en edad militar estaba 'condenado a muerte'”. Según han testificado soldados israelíes, establecer un “perímetro de seguridad” invisible sin comunicarlo a los habitantes y luego disparar a los civiles que lo cruzan se ha convertido en una práctica habitual en Gaza. Cuando se le preguntó cómo decidía su escuadrón si disparar o no a palestinos desarmados, Raab respondió: “Es simplemente una cuestión de distancia. Hay una línea que nosotros definimos. Ellos no saben dónde está esa línea, pero nosotros sí”. El Instituto Fraunhofer de Tecnología de la Información Segura examinó los vídeos con las declaraciones más crudas y no encontró “ningún indicio” de que el contenido hubiera sido alterado con IA. Después de que Mohammed fuera asesinado, Youssef corrió a contárselo a sus hermanos, sellando inadvertidamente el destino de Salem. Raab describe ante la cámara cómo disparó al adolescente cuando este acudió a recoger el cuerpo de Mohammed. El derecho internacional contempla y protege la recuperación de cadáveres. Según soldados israelíes que ya no están en activo y Asa Kasher, coautor del código ético de las Fuerzas de Defensa de Israel, sus normas estipulan que las personas que recogen cadáveres no son un blanco de ataque legítimo. “Si ves a alguien recuperando un cadáver o ayudando a una persona herida, se trata de una operación de rescate, que debe respetarse”, señala Kasher: “No se debe disparar a alguien en estas circunstancias”. La siguiente víctima fue el padre de Salem y Mohammed, Montasser. “Mis hijos”, fue lo único que alcanzó a decir cuando los vio muertos en la calle. Intentó acercarse a ellos y le dispararon. A continuación, los francotiradores dispararon a un primo, Khalil*, que corrió a ayudar a Montasser. “Cuando cargaba con Montasser, me dispararon y sentí como si me hubieran volado el brazo; afortunadamente, logré tambalearme fuera de su alcance antes de perder el conocimiento”, explica Khalil, quien logró alejarse del campo de visión de los francotiradores antes de perder el conocimiento. Los dos hombres fueron trasladados al hospital, pero Montasser murió al día siguiente. La familia decidió que no podían arriesgarse a sufrir más pérdidas y los cuerpos de los hermanos quedaron en la calle hasta que se declaró el alto el fuego el 24 de noviembre. “A cualquiera que se acercara le disparaban”, recuerda Khalil. Todavía no se ha recuperado de los daños causados por las balas que le hirieron en el torso, justo debajo de la axila, con tal fuerza que al principio pensó que le habían amputado el brazo. “Solo con caminar un poco, me canso. Si trabajo, me canso”, lamenta. El barrio de Tel al Hawa, donde tuvieron lugar los asesinatos, en una imagen de julio de 2024. No hay ningún vídeo del tiroteo, pero Raab describe cómo alguien de su escuadrón disparó a un palestino cerca de los cuerpos de los hermanos, causándole una grave herida en el brazo. “Le arrancó el brazo de cuajo y pensamos que no sobreviviría”, explica en el video. Los ataques coinciden con el patrón descrito por un exsoldado reservista israelí, que contó a The Guardian que los soldados con los que sirvió en Gaza disparaban sistemáticamente a palestinos desarmados que intentaban recoger los cadáveres. “Es algo que vi con mis propios ojos”, dijo, y añadió que estos asesinatos solían producirse después de que un primer individuo desarmado fuera blanco de disparos por cruzar un “perímetro de seguridad” invisible. “Una vez que un objetivo es declarado enemigo antes de dispararle, se supone que todos los que van a recogerlo son sus cómplices”, añadió el exmilitar, que se negó a volver a Gaza alegando que la guerra se había vuelto “inmoral”. Seis miembros de la familia Doghmosh Mohammed, Salem y Montasser no fueron los únicos miembros de su familia extensa que recibieron disparos cerca del parque Barcelona aquel fatídico día de noviembre. Mohammed Farid, de 47 años, primo lejano de los hermanos Doghmosh, vivía en la calle Moneer al Rayes. A principios de noviembre había llevado a su familia a un edificio menos expuesto, pero quería comprobar si su casa había sufrido daños. Al regresar, se encontró con otro primo, Jamal*, que había hecho algo similar, y continuaron el camino juntos. Cuando llegaron a la esquina de la calle de Jamal, a pocos metros de su casa, Farid recibió un disparo. La esposa de Jamal, Amal*, vio con horror cómo Farid se desplomaba en el suelo y su propio marido corría a refugiarse. En el vídeo de Gilbert hay un tercer clip que muestra un asesinato que Raab también identifica como obra de su compañero, Graetz. Las imágenes muestran a dos hombres alejándose de la cámara por una calle llena de escombros. Ninguno de los dos parece llevar armas. Se oye un disparo, uno de los hombres cae al suelo y el otro se apresura a salir de la línea de fuego. Testigos, entre ellos la familia más cercana de Farid y su primo Jamal, identifican a la víctima como Farid, aludiendo a su distintivo pañuelo estilo durag (una tela ajustada que cubre la cabeza). Fue trasladado al hospital, pero declarado muerto en menos de media hora. En la entrevista, Raab afirma que francotiradores israelíes dispararon a ocho personas en dos días cerca del parque Barcelona. Seis de ellas eran probablemente miembros de la familia Doghmosh. Los hermanos Mohammed y Salem; su padre, Montasser; y Mohammed Farid murieron; dos primos resultaron heridos. Según testigos y supervivientes, también había dos cadáveres sin identificar. Raab también explica que cuando su unidad terminó la misión en Gaza, había matado a 105 personas. “Es realmente impresionante”, exclamó al referirse a la cifra de víctimas. El Ejército israelí no ha querido responder a preguntas concretas sobre los asesinatos de la familia Doghmosh ni sobre las normas de combate, incluidos los disparos contra civiles que recuperan cadáveres. Un portavoz ha afirmado que sus soldados operan “en estricta conformidad con sus normas de combate y el derecho internacional, tomando las precauciones posibles para mitigar los daños a la población civil”. El derecho internacional protege a las personas desarmadas y también la posibilidad de que puedan recuperar cadáveres. Según los expertos, los disparos en la calle Moneer al Rayes parecen violar esa norma. “Las pruebas disponibles apuntan a un crimen de guerra”, afirma Tom Dannenbaum, profesor de derecho internacional en la Facultad de Derecho de Stanford. Casi dos años después de los tiroteos, los miembros de la familia Doghmosh que sobrevivieron confían más en la justicia divina que en los tribunales humanos. Fayza recuerda cómo estaba frente a su casa cuando le llevaron los cuerpos de sus dos hijos. Sobre Raab, dice: “Aunque yo lo perdone, Dios no lo hará”. *Los nombres de los supervivientes y testigos se han cambiado por motivos de seguridad. Periodistas que han participado en este reportaje: Maria Retter, Daniel Laufer, Frederik Obermaier, Maria Cristoph (Paper Trail Media). Traducción de Emma Reverter
eldiario
hace alrededor de 3 horas
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