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Servicios secretos europeos ayudaron al Mosad a asesinar por todo el mundo a supuestos milicianos palestinos en los 70

Servicios secretos europeos ayudaron al Mosad a asesinar por todo el mundo a supuestos milicianos palestinos en los 70
Documentos desclasificados revelan el apoyo que los servicios de espionaje de países europeos y de EEUU dieron a Israel para llevar a cabo una campaña internacional de asesinatos después del atentado de Múnich de 1972 perpetrado por una organización armada palestinaPor qué el 'éxito' de la inteligencia israelí en Líbano evidencia su inmenso fracaso en Gaza Una coalición secreta de agencias occidentales de espionaje proporcionó información crucial a Israel para que su servicio de Inteligencia exterior, el Mosad, rastreara y matara a palestinos sospechosos de haber participado en atentados terroristas durante los primeros años de la década de los 70 en Europa occidental. Así se desprende de archivos recientemente desclasificados, según los cuales no hubo ningún tipo de supervisión por parte de parlamentos ni de cargos electos de los países cuyas agencias dieron su apoyo al principal servicio de espionaje israelí. Una decisión que, si no fue directamente ilegal, habría provocado un escándalo público. La campaña israelí de asesinatos, dirigida por el Mosad, comenzó después de que en septiembre de 1972 milicianos palestinos perpetraran un atentado durante los Juegos Olímpicos de Múnich que terminó con la muerte de 11 atletas israelíes. En París, Roma, Atenas y Nicosia fueron asesinados al menos cuatro palestinos que Israel vinculaba con el terrorismo. Durante el resto de la década de 1970 matarían a seis más en otros lugares del mundo. Bautizada como operación 'Ira de dios', la misión inspiró la película de 2005 Múnich, dirigida por Steven Spielberg. La doctora Aviva Guttmann, especialista en historia del espionaje en la Universidad de Aberystwyth, encontró en los archivos de Suiza cables cifrados donde se demostraba el apoyo que los servicios secretos occidentales habían dado a la misión israelí. Miles de estos cables circularon a través de la red 'Kilovatio', un sistema secreto que acaba de conocerse y que fue creado en 1971 para que 18 servicios de espionaje de Occidente pudieran compartir información, incluidos los de Francia, Italia, Reino Unido, Alemania Occidental, Suiza, Israel y Estados Unidos. En los cables había detalles de pisos francos y vehículos, movimientos de personas consideradas peligrosas, noticias de tácticas empleadas por grupos armados palestinos y piezas de análisis. “Gran parte de la información era muy detallada, vinculaba a personas con atentados concretos y daba información que podía ser de gran ayuda”, dice Guttmann. “Es posible que en un principio [las autoridades occidentales] no estuvieran al tanto [de los asesinatos], pero después hubo mucha información en prensa y otras pruebas que dejaban claro lo que estaban haciendo los israelíes”. La investigadora, que es la primera en acceder al material que circuló por la red 'Kilovatio', señala que “incluso compartían los resultados de sus investigaciones sobre los asesinatos con el Mosad, la agencia que con mayor probabilidad los había cometido”. Golda Meir, entonces primera ministra de Israel, había exigido al Mosad que le mostrara pruebas fiables de que sus objetivos estaban relacionados con Múnich o habían tenido responsabilidad en la oleada generalizada de atentados perpetrados en aquella época por grupos armados palestinos contra aviones, embajadas y oficinas de aerolíneas israelíes en toda Europa occidental y el área del Mediterráneo. Gran parte de esas pruebas fueron proporcionadas por los servicios secretos occidentales y llegaron a Israel a través de la red 'Kilovatio'. Asesinatos en Roma, París y Ginebra El primer asesinato perpetrado por el Mosad fue el de Wael Zwaiter, un intelectual palestino de 38 años empleado de la Embajada de Libia en Roma. A pocas semanas del atentado de Múnich lo mataron a tiros en el vestíbulo de su bloque de apartamentos en la capital italiana. Los defensores de Zwaiter sostienen que fue erróneamente identificado como miliciano y que no tenía vínculos con el terrorismo. Según los cables de 'Kilovatio', los servicios occidentales comunicaron en varias ocasiones a Israel que el traductor había proporcionado armas y apoyo logístico a la Organización Septiembre Negro (BSO), responsable del atentado de Múnich, entre otros. Una segunda víctima, Mahmoud al Hamshari, era el representante oficial de la Organización para la Liberación de Palestina en Francia y fue asesinado en París en diciembre de 1972. Los cables de 'Kilovatio' describían las actividades diplomáticas y de recaudación de fondos de Al Hamshari, pero también decían que había reclutado a terroristas. De acuerdo con otros cables, las autoridades suizas ayudaron en gran medida al asesinato en París de Mohamed Boudia en junio de 1973. Figura clave en la logística de los planes terroristas de la BSO y del Frente Popular para la Liberación de Palestina (que entonces operaba desde Líbano), Boudia había puesto a disposición de estas organizaciones su experiencia como operador clandestino en la Guerra de Independencia de Argelia contra Francia y ocupaba un lugar destacado en la lista de objetivos del Mosad. Boudia ayudó a organizar, entre otros ataques, el intento frustrado de hacer detonar bombas en hoteles en Israel y la destrucción de parte de una terminal petrolífera italiana. Otros atentados fueron dirigidos contra refugiados judíos huidos de la Unión Soviética y contra el embajador jordano en Londres. Dramaturgo y director teatral, Boudia fue localizado por el Mosad gracias a los servicios secretos suizos, que le pasaron datos de su coche encontrados durante una redada en un piso franco en Ginebra. Un escuadrón de asesinos israelíes rastrearon el vehículo y lo mataron con una mina terrestre en una calle de París. Un “importante apoyo tácito” “No estoy segura de que la campaña [de asesinatos] israelí hubiera sido posible sin la información táctica proporcionada por los servicios secretos europeos”, apunta Guttmann, quien tiene previsto publicar su investigación en un libro a finales de año. “Sin duda, fue muy beneficiosa [la información], pero también fue muy importante para el Mosad saber que contaban con ese apoyo tácito”. Los cables también hacen referencia a otro caso, esta vez protagonizado por el servicio de espionaje británico MI5, que entregó al Mosad la única imagen que consiguió de Ali Hassan Salameh, un líder clave de la BSO, considerado culpable del atentado en Múnich. En julio de 1973, el Mosad creía haber localizado a Salameh en la pequeña estación de esquí noruega de Lillehammer. Los agentes israelíes usaron la fotografía facilitada por el MI5 para confirmar que era su objetivo y lo mataron, pero fue un error. El hombre al que habían asesinado no era el líder de la BSO, sino un camarero marroquí. Las autoridades noruegas detuvieron a varios de los agentes del Mosad y la protesta que se desencadenó llevó a Golda Meir a poner fin a la operación 'Ira de Dios'. Aun así, los servicios de espionaje de Europa Occidental siguieron proporcionando información detallada a Israel sobre potenciales objetivos, según Guttmann. Un exmiembro de los equipos de asesinos israelíes dijo el mes pasado a The Guardian que, en aquel momento, él y otros no sabían quién les ayudaba a identificar a sus objetivos, pero que tenían absoluta confianza en la información que recibían. Por su parte, exmilicianos palestinos dijeron en 2024 a The Guardian que a principios de los años 70 habían dado “lo mejor de sí mismos” en la que fue denominada como 'guerra de los espías' entre el Mosad y las redes clandestinas del FPLP y la BSO por todo el Mediterráneo y Europa Occidental. En Madrid, murió un agente israelí y en Bruselas otro resultó gravemente herido a manos de facciones armadas palestinas. En opinión de Guttmann, los cables de la red 'Kilovatio' plantean cuestiones importantes para la actual guerra de Gaza, que comenzó tras el ataque que perpetró el grupo palestino Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, en el que mató a unas 1.200 personas y secuestró a otras 251. Desde entonces, unos 53.000 palestinos han muerto en la ofensiva israelí de castigo contra la Franja de Gaza. “La supervisión es muy difícil cuando se trata de compartir información de espionaje entre servicios de distintos países”, señala Guttmann. “Las relaciones internacionales de los servicios secretos pasan completamente por debajo del radar de los políticos, de los parlamentos o de la opinión pública. Ahora mismo se está compartiendo mucha información de la que no sabemos absolutamente nada”, advierte. Al Mosad se le atribuye el asesinato el año pasado del jefe de la oficina política de Hamás, Ismail Haniye, en Teherán. Otras agencias de seguridad israelíes han participado en el asesinato de varios dirigentes del grupo palestino en Gaza y en Beirut. A lo largo del último año, Israel también ha asesinado al jefe del movimiento chií Hizbulá, Hasan Nasralá, así como a decenas de altos cargos de esta organización armada y política libanesa.
eldiario
hace alrededor de 7 horas
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