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Trump redobla los tambores de guerra sobre Maduro y Petro mientras corre al rescate de Milei

Trump redobla los tambores de guerra sobre Maduro y Petro mientras corre al rescate de Milei
El presidente de EEUU amenaza con "operaciones terrestres" mientras aumenta el despliegue del Ejército en la región y se elevan a diez los ataques extrajudiciales de embarcaciones en el Caribe y el Pacífico con al menos 43 muertosTrump, sobre la Argentina de su aliado Milei: “Se están muriendo, no tienen nada, están luchando por su vida” Un portaaviones se acerca a Colombia y Venezuela. La presencia militar en la zona no deja de aumentar desde hace semanas. Y este viernes se ha conocido el décimo ataque contra una embarcación en aguas internacionales, lo que eleva a 43 personas asesinadas en estas ejecuciones extrajudiciales cometidas por el Ejército de Estados Unidos. El envío del portaaviones más avanzado de la Armada de EEUU al Caribe supone un paso más en la escalada de la campaña militar de la Administración Trump que amenaza a los gobiernos de Latinoamérica, fundamentalmente a los de Nicolás Maduro y Gustavo Petro, en Venezuela y Colombia, con la excusa de combatir al narcotráfico sin aportar una sola prueba de ello. Así, el secretario de Defensa (ahora de Guerra), Pete Hegseth, ha ordenado el envío al Caribe del portaaviones USS Gerald R. Ford, hasta ahora desplegado en el Mediterráneo, con docenas de aviones de combate y buques de guerra de la Armada que acompañan al portaaviones. El portaaviones se suma a una unidad de helicópteros de élite estadounidense desplegados en las últimas semanas, los Night Stalkers, que han participado en intervenciones estadounidenses en el pasado, desde Granada y Panamá hasta Irak, Afganistán y Somalia. El presidente estadounidense, Donald Trump, afirmaba este jueves que no tiene previsto acudir al Congreso a pedir una declaración de guerra, si bien él mismo está tratando como un Ejército enemigo a los supuestos integrantes de bandas venezolanas como el Tren de Aragua, catalogadas como organizaciones terroristas internacionales. Su coartada es que con cada ataque se salvan “25.000 vidas estadounidenses” porque se trata de “narcoterroristas que envenenan a los ciudadanos”, por lo que sus ataques preventivos supondrían un acto de autodefensa. Sin embargo, EEUU no está aportando una sola prueba de lo que dice: ni de la carga de las supuestas narcolanchas, ni de la identidad de los supuestos narcoterroristas, ni la ruta de las embarcaciones... Nada de nada que apoye sus ataques y su versión de la historia. Es más, en estos días se ha evidenciado las fisuras de la operación estadounidense con la puesta en libertad en Ecuador, un país afín políticamente gobernado por el derechista Daniel Noboa, del superviviente entregado por EEUU tras uno de sus ataques. Es decir, que las víctimas que no son asesinadas bajo sospecha de ser “como Al Qaeda”, en palabras del secretario de Guerra, Pete Hegseth, o “como el ISIS”, en términos de Donald Trump, quedan en libertad sin cargos. En una entrevista con la CNN, Noboa ha declarado que Ecuador ha pedido al Gobierno estadounidense más información sobre el ataque de la semana pasada, en el que sobrevivió un ciudadano ecuatoriano, Andrés Fernando Tufiño, quien fue repatriado y liberado por la fiscalía ecuatoriana tras no tener ninguna prueba de que hubiera cometido ningún delito. “No hay suficientes pruebas”, ha dicho el presidente ecuatoriano, “de acuerdo con la Constitución ecuatoriana, sobre si cometió o no un delito. Estamos pidiendo a EEUU que nos proporcione la información, la acusación y los detalles para que podamos procesarlo conforme a la legislación ecuatoriana”. “Una nueva etapa de hostilidad en el sur” “Estamos en una nueva etapa de hostilidad estadounidense en el sur”, afirma Alexander Main, director de Política Internacional del Center for Economic and Policy Research (CEPR): “La dinámica no es desconocida, pero representa una nueva y peligrosa escalada con un abierto desprecio por el derecho y los acuerdos internacionales, así como por las normas diplomáticas y de derechos humanos. Como ha señalado el académico Greg Grandin, América Latina suele ser un laboratorio para los experimentos políticos, militares y de inteligencia de Estados Unidos, por lo que la escalada actual podría tener profundas implicaciones más allá de la región”. El presidente brasileño, Lula da Silva, antes de su viaje a Malasia en el que coincidirá con Trump, ha afirmado este viernes: “No se puede decir se va a matar gente. Hay que arrestar a las personas, juzgarlas, determinar si traficaban o no y luego castigarlas conforme a la ley. Eso es lo mínimo que se espera de un jefe de Estado”. En efecto, este jueves en la Casa Blanca, Trump abrió la puerta a que la Administración informara al Congreso sobre los ataques en el Caribe y el Pacífico, pero descartó que fueran a buscar una declaración de guerra. “No voy a pedir necesariamente una declaración de guerra”, dijo Trump: “Solo estamos tratando de matar a la gente que trae drogas a nuestro país. Los vamos a matar, van a estar prácticamente muertos”. “Vamos a ir al Congreso”, dijo el presidente de EEUU: “Les contaremos lo que hacemos y creo que probablemente les parecerá bien, excepto a los lunáticos de la izquierda radical”. A principios de este mes, una resolución que exigía a Trump reclamar poderes de guerra para seguir con su guerra en aguas internacionales de América Latina, cayó en el Senado por 51 votos a favor y 48 en contra, con solo dos republicanos, Rand Paul y Lisa Murkowski, votando a favor. Está previsto que haya otro intento en las próximas semanas. Para hacer frente político a la escalada de Trump en la región, la Internacional Progresista ha impulsado una alianza de parlamentarios de más de una docena de países de América Latina y el Caribe para defender la región como una “Zona de Paz”. “El pretexto es conocido”, escriben, “el presidente Trump ha justificado la intervención estadounidense en Venezuela como un medio para combatir los 'cárteles', celebrando los ataques letales contra pescadores acusados de transportar drogas. Ya hemos vivido esta catástrofe. En Colombia, México y en toda nuestra región, la primera 'Guerra contra las Drogas' de Estados Unidos solo trajo derramamiento de sangre, despojo y desestabilización. Ahora, el gobierno de Trump planea liderar una nueva 'Guerra contra las Drogas'. Esa guerra puede comenzar con un cambio de régimen en Venezuela, pero ya sabemos que no terminará allí. Estados Unidos ya está amenazando con ataques ilegales con drones en suelo mexicano en nombre de su 'seguridad nacional'. Si no defendemos la paz ahora, corremos el riesgo de una nueva ola de intervenciones armadas en toda la región, desatando una crisis humanitaria de escala inimaginable en todos nuestros países”. El historial de acciones encubiertas de EEUU en América Latina y el Caribe, como las que acaba de aprobar Trump, es elocuente. En 1954, la CIA orquestó un golpe de Estado que derrocó al presidente Jacobo Árbenz de Guatemala, lo que dio inicio a décadas de inestabilidad. La invasión de Bahía de Cochinos a Cuba en 1961, respaldada por la CIA, terminó en desastre, y la agencia intentó repetidamente asesinar a Fidel Castro. Ese mismo año, sin embargo, la CIA suministró armas a los disidentes que asesinaron a Rafael Leónidas Trujillo Molina, el líder autoritario de la República Dominicana. La CIA también participó en un golpe de estado en Brasil en 1964, la muerte del Che Guevara y otras maquinaciones en Bolivia, un golpe de estado en Chile en 1973 y la lucha de la Contra frente al gobierno sandinista de Nicaragua en los años 80. “Sigue siendo un asesinato”, ha tuiteado el presidente colombiano, Gustavo Petro tras el primer ataque esta semana en el Pacífico, “ya sea en el Caribe o en el Pacífico, la estrategia del gobierno estadounidense infringe las normas del derecho internacional”. Las palabras de Petro llegan después de varias declaraciones incendiarias del presidente de EEUU, en las que amenazaba: “Más le vale que se cuide o tomaremos medidas muy severas contra él y su país. Es un narcotraficante, se dedican a fabricar droga”. Las amenazas de Trump se producen en pleno proceso preelectoral en Colombia, “buscando una vez más el triunfo de la extrema derecha, que está fuerte y comprobadamente vincula al narcotráfico, pero es obediente en la concesión de invasiones”, decía Petro. En este sentido, el presidente colombiano afirmó la semana que pasada que Estados Unidos violó la soberanía de Colombia y asesinó a un pescador en los ataques en el Caribe: “EEUU ha cometido un asesinato y violado nuestra soberanía en aguas territoriales. El pescador Alejandro Carranza no tenía vínculos con el narco y su actividad diaria era pescar. Esperamos las explicaciones del Gobierno de los EEUU. La lancha colombiana estaba a la deriva y con la señal de avería puesta al tener un motor arriba. Esperamos las explicaciones del gobierno de los EEUU”. Mientras tanto, un tribunal de apelaciones colombiano anuló la sentencia del expresidente Álvaro Uribe, quien había sido acusado de soborno y manipulación de testigos en relación con acusaciones de conspiración con grupos paramilitares. Y el secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, se ha apresurado a celebrarlo al afirmar que Uribe había sido víctima de una “caza de brujas”, mostrando su implicación en la política interna del país de la misma manera que ha hecho Trump imponiendo aranceles desorbitados del 50% a Brasil por el proceso contra el ex presidente Jair Bolsonaro por golpista. Rescate a Milei Mientras Trump presiona políticamente y militarmente a Petro y Maduro, el presidente de Argentina, Javier Milei, se ha llevado de su reciente paso por Washington DC un rescate de 40.000 millones de dólares en plena recta final de la campaña de las elecciones legislativas de este domingo –20.000 para reforzar el peso y otros tantos en futuras inversiones–. Un rescate vinculado a que el Gobierno siga en manos del ultra argentino, eso sí. Pero, además de ese oxígeno en efectivo, Donald Trump ha anunciado que abre las fronteras a la carne argentina para bajar los precios de la carne para los consumidores estadounidenses, en lo que viene a ser un reconocimiento de que el cierre de fronteras y los aranceles hacen daño al bolsillo de sus ciudadanos. “Argentina está luchando por su vida”, le ha dicho a la periodista que le preguntaba por las repercusiones para los ganaderos estadounidenses, que han expresado su contrariedad por la decisión, “están luchando por su vida, no es que beneficie a Argentina, es que están luchando por su vida. ¿Entiendes lo que eso significa? No tienen dinero. No tienen nada. Luchan con todas sus fuerzas por sobrevivir. Si puedo, les ayudo a sobrevivir en un mundo libre. Me cae bien el presidente de Argentina, creo que está intentando hacer lo mejor que puede. Pero se están muriendo. ¿De acuerdo? Se están muriendo”. “Si ahora compramos carne, ayudaría a Argentina, que consideramos un muy buen país, un muy buen aliado en un lugar. Si echan un vistazo”, ha dicho Trump en un claro signo de las intenciones políticas de sus decisiones comerciales, “Sudamérica está girando, están empezando a girar mucho hacia nosotros, alejándose del socialismo, es bastante asombroso”. Si bien es verdad que hay países como Bolivia, que ha virado a la derecha, lo que también transmite Trump es el temor a que el pueblo argentino arrebate la exigua mayoría legislativa con la que cuenta Milei –después de la derrota sufrida en la provincia de Buenos Aires– como paso previo para un cambio hacia la izquierda en la presidencia de Argentina. Y Milei, junto con Netanyahu, son los dos trumpistas incondicionales en el panorama internacional. “Una intervención del gobierno estadounidense en un país extranjero con fines abiertamente políticos”, decía estos días un artículo de Foreign Policy, como el rescate financiero a Argentina que supera el presupuesto total de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que fue desmantelada con la excusa del ahorro, “es sin duda una forma extraña de priorizar Estados Unidos o de abrazar el libre mercado. Muchos republicanos lo creen, pero no está claro que sea un mensaje que esté calando en el Washington del cierre del gobierno [que ya suma 24 días]”.
eldiario
hace alrededor de 4 horas
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