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Vasyl Malyuk, el jefe de los servicios secretos de Ucrania que orquestó la operación encubierta con drones en Rusia

Vasyl Malyuk, el jefe de los servicios secretos de Ucrania que orquestó la operación encubierta con drones en Rusia
Malyuk ha presumido de desenmascarar a agentes dobles infiltrados en los servicios secretos de Ucrania y que trabajaban para RusiaOperación Telaraña: las imágenes de satélite del antes y el después de los ataques de Ucrania contra aviones rusos El cerebro de la Operación Telaraña con la que Ucrania destruyó varias aeronaves en pleno territorio ruso a través de drones fue Vasily Malyuk, jefe del Servicio de Seguridad de Ucrania, que dio la noticia haciendo uso de una metáfora anatómica que no sorprendió a quienes lo conocen. “Una bofetada en la cara al poder de Rusia”. “Nuestros ataques continuarán mientras Rusia siga aterrorizando a los ucranianos con misiles y drones Shahed”, añadió. Antiguo boxeador y levantador de pesas, Malyuk lleva la cabeza rapada y tiene el porte de portero de discoteca. Lleva las riendas del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU, por las siglas en ucraniano) desde que Ivan Bakanov, su anterior responsable, fuera despedido en 2022 por incompetente. Hasta ese momento, Malyuk venía siendo el número dos de Bakanov, amigo de la infancia de Volodímir Zelenski. Algunos de sus éxitos de los últimos tres años han tenido gran repercusión. En una imagen publicada por el Gobierno ucraniano se ve a Malyuk sujetando por el cuello a Dmitry Kozyura, exjefe de contraespionaje en el SBU, magullado y detenido como sospechoso de ser un agente doble ruso. Malyuk (derecha) con Dmitry Kozyura, tras el arresto de este. Otro caso conocido es el del líder paramilitar ruso Zakhar Prilepin. En una serie de asesinatos contra enemigos de Ucrania, el SBU atentó contra Prilepin, pero no logró matarlo. Malyuk saltó a los titulares por sus comentarios sobre el estado del superviviente. “[Tiene] la pelvis y las piernas gravemente heridas y, lo siento, ha perdido los genitales”, dijo. “Es voluntad de Dios que siga viviendo y disfrutando de la vida”, añadió con sorna. También se atribuye a los 'Sea Baby', drones marinos inventados por el SBU, haber alcanzado 11 navíos militares de Rusia y empujar “hasta Novorossiysk” a la flota rusa del Mar Negro. Pero nada de lo anterior es comparable a la atención mundial que han despertado los ataques de la primera semana de junio, supuestamente diseñados por Malyuk. “Estoy seguro de que las operaciones del SBU, dirigidas por Vasily Malyuk, se convertirán en libros y en películas”, señala un oficial del SBU que pide mantener el anonimato. “En Hollywood esperan nerviosos para saltar al terreno de juego”, ironiza. No está claro cuántos aviones rusos quedaron fuera de combate tras el ataque, pero aún más duro ha sido el golpe psicológico de las imágenes: 117 drones despegando desde un grupo de camiones para atacar en lo más profundo de Rusia y sin ayuda de armamento occidental. Como dijo el martes en Estambul el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Serhiy Kyslytsya, un cambio en “el paradigma y la dinámica” de las vacilantes conversaciones de paz con Rusia. Horas después del ataque contra las bases aéreas rusas se produjo una gigantesca explosión submarina que dañó los pilares del puente para ferrocarril y vehículos que une Rusia con la península de Crimea. Dos ataques suficientemente graves como para que Vladímir Putin informara a Donald Trump de que “respondería”. Su venganza, según interpretaron los analistas, llegó en la madrugada del viernes en forma de drones y fuertes bombardeos sobre Kiev en los que murieron cuatro personas. Un hombre tranquilo ¿Quién es, entonces, el jefe del espionaje ucraniano que ha despertado la atención de Putin? “Un bulldog”, dice sobre Malyuk un alto cargo ucraniano que ha trabajado estrechamente con él. “No es un intelectual, no reflexiona ni duda, es decidido [...] Pero no es malvado, eso es importante”, añade. “Los que dirigen estas organizaciones suelen ser malvados; Malyuk no quiere hacer daño a nadie, aunque sabe que a veces tiene que hacerlo”. Nacido en la ciudad de Korostyshiv (130 kilómetros al oeste de Kiev), Malyuk, de 42 años, quiso formar parte del SBU desde el momento en que se volvió un organismo independiente del KGB con la desintegración de la Unión Soviética. Entró a los 17 años y se formó en la academia de la SBU, donde compartió con muchos de sus amigos el gusto por el deporte y el ejercicio. En 2005 se licenció en Jurisprudencia. “De joven era muy tranquilo”, dice una persona que lo conoció en esa época. “Físicamente siempre fue muy fuerte, se entrenaba constantemente en el gimnasio; para él, las personas dedicadas al deporte eran disciplinadas y organizadas; antes boxeaba, dicen que en algún momento se lesionó el brazo”. A diferencia de los servicios de contraespionaje del Reino Unido y de EEUU, el SBU abarca también tareas que podrían corresponder a la policía y a las fuerzas especiales. Malyuk dedicó gran parte de su carrera a luchar contra la corrupción y el crimen organizado. Ascendió al cargo de subdirector del SBU en su ciudad en 2019. Fue en ese momento cuando se cruzó por primera vez con Zelenski, que entonces estaba en los primeros meses de su presidencia. “Se subió a un helicóptero con Zelenski y comenzó a mostrarle todos los delitos en la región de Zhytomyr”, señala una fuente del SBU. “Le mostró dónde se extraía ámbar ilegalmente; Zelenski, impresionado, dijo: 'le doy a Malyuk la autoridad para ocuparse de estos problemas”. El jefe del Servicio de Seguridad de Ucrania, Vasily Malyuk, en una imagen de 2024. Unos meses antes de que Rusia iniciara su guerra a gran escala, Malyuk hizo una breve incursión en política como adjunto del ministro de Interior, Denys Monastyrsky. Personas que lo conocen dicen que nunca mostró ambición por hacer carrera política, un rasgo que está bien visto en los círculos de los servicios secretos. Con la invasión de Rusia se reincorporó rápidamente al SBU. El SBU se encontraba entonces en una situación lamentable. Desobedeciendo las órdenes de Zelenski, el jefe del SBU para la región de Jersón había retirado a sus agentes antes de la ocupación. En uno de sus últimos actos como jefe, Bakanov había inscrito a su hijo en el Servicio de Seguridad de Ucrania para evitar que fuera movilizado con las tropas. Se dice que agentes rusos se habían infiltrado en la organización y que Malyuk se fijó como prioridad acabar con los topos. “Una buena señal de la Operación Telaraña es que no se filtró”, dice un alto cargo de la seguridad ucraniana. “[Malyuk] se ha librado de muchos traidores; no de todos, porque eso es imposible, pero de muchos”, celebra. Dentro del SBU, Malyuk comenzó a acudir con asiduidad a la unidad Alfa, una división especializada en operaciones en la línea del frente y más allá por la que se interesó personalmente. El SBU sostiene que desde febrero ha sido responsable de la destrucción de casi 2.000 tanques, más de 3.000 vehículos blindados, una multitud de aviones, sistemas de lanzamiento de cohetes, instalaciones militares como depósitos de munición y más de 30 refinerías de petróleo. Cercano a Zelenski En el entorno es generalizada la idea de que Malyuk no fue el ideólogo de la Operación Telaraña, pero sí quien vio su potencial y el que contaba con acceso directo al presidente. “Esta idea nació en lo más profundo de los servicios de seguridad”, asegura Ivan Stupak, que entre 2004 y 2015 fue agente del SBU. “Esta idea llegó directamente al señor Malyuk; a él le gustó; pero había otro obstáculo, el presidente Zelenski; había muchas posibilidades de que rechazara la idea, pero Malyuk lo convenció”, añade. Malyuk también hizo posible la operación con su decisión de priorizar a agentes jóvenes y arriesgados en vez de respetar la jerarquía, según el periodista especializado en temas de defensa Yuri Butusov. A diferencia de otros altos cargos del Gobierno, a Malyuk le preocupa más ganar la guerra que las disputas entre las diferentes facciones del Gobierno, según el periodista. “Malyuk ha proporcionado recursos y libertad de acción a líderes muy decididos y responsables, algunos de ellos muy jóvenes”, explica Butusov. “Son personas que asumen riesgos... Es muy diferente a otras personas con poder, él no tiene en cuenta la influencia política ni los intereses económicos o empresariales”. La abundante publicidad que se ha dado a las operaciones no debió de ser decisión de Malyuk, según fuentes del gobierno ucraniano. “A Zelenski le encanta la atención mediática, come y vive de ella”, dice una fuente gubernamental. Malyuk, por el contrario, se limita a comentarios muy concretos cuando informa a los ministros. De sus subordinados espera el mismo laconismo. El poder y el éxito aún no se le han subido a la cabeza, consideran las fuentes consultadas. “Si ve problemas en las jefaturas de departamentos, se pone duro”, dice otro integrante del SBU. “Pero por lo general es constructivo, da a sus subordinados el tiempo que cree que necesitan para completar sus tareas”, añade, y reflexiona: “Es más fácil gobernar cuando se tiene carta blanca, pero hay que ganarse la carta blanca, y Malyuk se la ha ganado”. Traducción de Francisco de Zárate
eldiario
hace alrededor de 11 horas
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