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“Ponlo en ChatGPT”: los trabajadores que perdieron sus empleos por culpa de la IA

“Ponlo en ChatGPT”: los trabajadores que perdieron sus empleos por culpa de la IA
Desde un locutor de radio sustituido por avatares hasta un dibujante de cómics cuyos dibujos han sido copiados por Midjourney, ¿qué se siente al ser sustituido por un bot?La inteligencia artificial ya se usa para coaccionar gobiernos. ¿Estamos preparados? Desde hace diez años trabajo como periodista autónomo; sobre todo colaboro con revistas y sitios web sobre cine. Durante dos años presenté un programa matutino en Radio Cracovia dos veces por semana. Solo era uno de mis trabajos, pero me gustaba mucho. La emisora me despidió en agosto de 2024, junto con una docena de compañeros que también trabajaban a tiempo parcial. Justificaron los despidos diciendo que era por problemas económicos. No me afectó demasiado, ya que tenía otras fuentes de ingresos. Pero unos meses más tarde me enteré de que Radio Cracovia iba a lanzar programas presentados por tres avatares creados a partir de inteligencia artificial. Cada uno tenía fotografías generadas por IA, una biografía y su propia personalidad. Dijeron que se trataba de un “piloto” dirigido al público más joven. Uno de los primeros programas que hicieron fue una “entrevista· en directo” con la poeta polaca Wisława Szymborska, ganadora del Premio Nobel de Literatura en 1996, que había fallecido 12 años antes. Utilizar la imagen de una persona fallecida va en contra de toda ética. Szymborska es un símbolo de la cultura intelectual polaca, y la entrevista causó indignación. Para mí, es incomprensible: la radio la crean personas para otras personas. No podemos sustituir nuestras experiencias, emociones o voces por avatares. Uno de los compañeros que fue despedido es queer. Uno de los nuevos avatares de IA se llamaba Alex, un estudiante no binario y “experto” en temas queer. En Polonia, seguimos luchando por los derechos queer y, como periodistas, tenemos la obligación de contar con una representación real cuando informamos sobre este tema. Para mi colega y la comunidad LGBTQ+, fue impactante y perjudicial escuchar cómo la IA imitaba sus vivencias y sus conocimientos. Algunos de los que fuimos despedidos lanzamos una petición para que pusieran límites a la emisora y quitaran de la programación los programas de IA. Conseguimos que la firmaran decenas de miles de personas: actores, periodistas, artistas, pero también oyentes. Cientos de jóvenes no querían escuchar un programa de IA. Desde entonces, la emisora ha eliminado los avatares, en gran parte gracias al éxito de nuestra campaña. Ahora los programas están a cargo de estudiantes. La emisora afirma que se trata de una labor de mentoría, pero lo cierto es que también es una alternativa más barata que contratar periodistas cualificados. En cualquier caso, es una alternativa mejor que la IA. En Polonia, todavía no hay una normativa clara que regule el uso de IA. No estoy haciendo campaña a favor de la regulación porque haya perdido mi trabajo por culpa de la IA: lo hago porque me preocupa la ética de todo esto, la desinformación y el engaño a los oyentes. Soy realista, no estoy completamente en contra de la IA. Creo que se puede utilizar de forma responsable para hacer las partes aburridas de nuestro trabajo. Pero no podemos sustituir el pensamiento complejo por máquinas. La IA no puede reemplazar nuestra curiosidad, creatividad o inteligencia emocional. “Incluso los que han conservado el trabajo han visto mermados sus ingresos” Lina Meilina, 30 años, ilustradora, Bandung, Indonesia. Llevo dibujando y pintando desde que era niña. Hago garabatos desde el jardín de infancia. En la escuela primaria dibujaba cómics y mis profesores se dieron cuenta de mi potencial. Mis padres son muy estrictos y tradicionales, y me decían que el arte no me daría dinero, pero yo quería perseguir mis sueños. Ahora hago ilustraciones de estilo anime y la mayor parte de mis ingresos provienen de encargos: dibujo personajes a medida para clientes y también creo los míos propios. Incluso antes de la llegada de las herramientas de IA, no era una profesión fácil. Indonesia no valora a los artistas y las leyes de derechos de autor son débiles. He visto cómo gente robaba mi trabajo y lo ponía a la venta en sitios web minoristas como AliExpress. Tengo que eliminarlos yo misma, haciendo capturas de pantalla de las páginas una por una para denunciarlas al administrador del sitio. Ahora, la IA hace que sea más difícil demostrar la propiedad, porque puede tomar tu arte y hacer pequeños cambios, por lo que no es una copia directa. Hace unos años descubrí la IA generativa viendo a un youtuber presentar a sus seguidores el software Midjourney, que genera imágenes a partir de prompts o instrucciones. Le pidió al programa que creara una imagen al estilo del dibujante de cómics Alex Ross. El resultado fue bueno, con el característico estilo hiperrealista y la paleta de colores de Ross. Recuerdo que pensé: “Mierda, esto va a ser un desastre”. Desde el año pasado, cuando la IA realmente despegó, mi carga de trabajo se ha desplomado. Antes recibía hasta 15 encargos al mes; ahora recibo unos cinco. La gente puede utilizar tu arte e introducirlo en un programa de IA para crear obras. Uno de mis seguidores utilizó recientemente la IA para retratar a mis personajes haciendo algo inapropiado. Intenté denunciarlo, pero la plataforma dijo que no violaba su política de derechos de autor. Una de las principales plataformas que utilizan los artistas autónomos para conseguir trabajo lanzó recientemente una campaña llamada “A nadie le importa si utilizas la IA”, en la que se anima a los clientes y a los artistas a adoptar las herramientas de IA. Bueno, a mí me importa, al igual que a muchos de mis colegas. Incluso el Gobierno indonesio está utilizando el arte generado por IA: recientemente ha publicado un vídeo en el que se promociona un programa que ofrece almuerzos gratuitos a los estudiantes. Es una iniciativa estupenda, pero me rompe el corazón que hayan utilizado la IA en lugar de encargar el trabajo a un artista indonesio con talento. Solía trabajar en un pequeño estudio como guionista gráfica para anuncios de televisión. Desde la irrupción de la IA, he visto cómo mis compañeros perdían sus puestos de trabajo porque las empresas están utilizando Midjourney. Incluso aquellos que han conservado su empleo han visto mermado su salario, y los sueldos en el sudeste asiático ya son bajos. Quizás mi madre tenía razón al decirme que ser artista no era una buena salida profesional. He tenido que buscar otras fuentes de ingresos y, por ahora, me dedico a fabricar accesorios para cosplay (costumer play, una actividad interpretativa y de juego de roles en la que los intérpretes van disfrazados) por encargo. Me encanta ilustrar, pero si sigo perdiendo clientes por culpa de la IA, probablemente me dedicaré a fabricar accesorios a tiempo completo. “Me parece devastador para la generación más joven, ya que la IA les está quitando todos los trabajos creativos” Annabel Beales, 49 años, redactora publicitaria, Southampton, Reino Unido. En 2023 conseguí el trabajo de mis sueños: escribir contenido para un centro de jardinería. Me dedicaba principalmente a la optimización de motores de búsqueda y escribía consejos de jardinería para su revista y su blog. Mis compañeros eran muy amables y el horario era flexible. Siempre me ha gustado leer y escribir. Crecí en una granja sin televisión, así que siempre estaba en la biblioteca leyendo libros de Judy Blume. Si no me gustaba el final, lo reescribía. Pero entonces nunca pensé que podría dedicarme a la escritura de forma profesional: en mi lugar de origen era difícil entrar en cualquier ámbito creativo, la gente trabajaba como enfermera o en la fábrica de coches de la zona. Aunque yo quería ser escritora, mi madre siempre me había dicho que tuviera un plan B. La redacción publicitaria no se me dio bien desde el principio, así que trabajé durante años como secretaria y en tareas administrativas en el sector público. Había oído que algunos amigos necesitaban un redactor publicitario para sus negocios y yo estaba interesada en dedicarme a la escritura profesionalmente, así que me matriculé en un curso por internet. Me costó el sueldo de un mes y tardé ocho meses en completarlo, pero disfruté el proceso creativo. Conseguí el trabajo en el centro de jardinería unos meses más tarde. Entrevistaba a diferentes expertos para escribir post sobre temas como el cultivo de patatas o la plantación de árboles. Me dediqué en cuerpo y alma a ello y superé el periodo de prueba. Cuando llevaba unos ocho meses en el puesto, noté que cada vez tenía menos trabajo. Un día, escuché a mi jefe decirle a un compañero: “Ponlo en ChatGPT”. El departamento de marketing empezó a utilizarlo con más frecuencia para escribir los post y solo me pedían que los revisara. Recuerdo que paseaba por los hermosos jardines de la empresa con mi jefe y le pregunté si la IA me sustituiría, y él me aseguró que no tenía de qué preocuparme. Seis semanas después, me llamaron para una reunión con Recursos Humanos. Me dijeron que me despedían con efecto inmediato. Era justo antes de Navidad. Afortunadamente, en enero conseguí un trabajo temporal haciendo tareas administrativas, pero volver a eso después de haber tenido el trabajo de mis sueños como escritora fue devastador. Ahora me entristece ver la página web de la empresa. Todo está generado por IA y es factual, no tiene sustancia ni transmite la sensación de disfrutar realmente de la jardinería. La IA me da mucho miedo. Me parece devastador para la generación más joven, ya que les está quitando todos los trabajos creativos. Ahora soy asistente personal en investigación sobre el cáncer en el sector universitario. Tengo más estabilidad, pero me arrepiento de haberme dedicado a la redacción publicitaria. Conseguí el trabajo en el centro de jardinería en un momento en el que mi madre estaba enferma y se estaba muriendo. Recuerdo que le pregunté si debía aceptarlo, ya que eso significaría que no podría pasar tanto tiempo con ella. Ella me dijo que persiguiera mis sueños y lo intentara. Pensé que podría trabajar como redactora publicitaria hasta la jubilación. Mirando atrás, ojalá hubiera pasado más tiempo con mi madre. “Mientras escuchaba una serie que había grabado, oí a mi personaje decir una frase, pero no era mi voz” Richie Tavake, 31 años, actor de doblaje, San Francisco, Estados Unidos. He dedicado diez años a formarme como actor de doblaje. Se necesita habilidad: mi trabajo consiste en aportar honestidad a la historia que cuento. Recientemente interpreté al personaje principal, Jessie, en un videojuego de supervivencia. Jessie se estrella en una montaña nevada y, como su voz, tengo que pensar si está herido, cómo se siente y el shock que está sufriendo. Mi madre me animó a probar las clases de interpretación cuando estaba en la universidad, ya que era algo que siempre había dicho que quería hacer. Me enganché inmediatamente y, tras unos semestres, decidí dedicarme a ello profesionalmente. Empecé a formarme en serio mientras trabajaba en el servicio de atención al cliente para mantenerme. Mi primer trabajo en un estudio profesional fue una obra de teatro radiofónica de Rebelión en la granja en 2023, en la que interpreté al cerdo Napoleón. Fue una gran experiencia ponerme el micrófono y actuar con todo el reparto. He sufrido en carne propia el impacto de la IA generativa en mi sector. Hace poco, estaba escuchando una serie de teatro radiofónico que había grabado y oí a mi personaje decir una frase, pero no era mi voz. Yo no había grabado esa parte. Me puse en contacto con el productor, quien me dijo que había introducido mi voz en un software de IA para decir la frase adicional. Pero no me había pedido permiso. Más tarde descubrí que había subido mi voz a una plataforma, permitiendo que otros productores accedieran a ella. Solicité su eliminación, pero me llevó una semana y tuve que hablar con cinco personas para conseguirlo. El sindicato de actores Screen Actors Guild, SAG-AFTRA, inició el año pasado una huelga contra algunos de los principales estudios de videojuegos porque los actores de doblaje estaban descontentos con la falta de protección frente a la IA. Los desarrolladores pueden grabar a los actores y, a continuación, la IA puede utilizar esos fragmentos iniciales de audio para generar más grabaciones. A los actores no se les paga por el material adicional generado por la IA y pierden sus trabajos. Lo he visto. Un cliente me dijo sin rodeos que han empezado a utilizar IA generativa para sus voces porque es más rápido. Pero cuando los personajes están bien escritos e interpretados, la gente se identifica con ellos. Tomemos como ejemplo a Batman, al que interpretó el difunto Kevin Conroy en la serie animada. La gente apreciaba su trabajo porque le daba vida al personaje. Cuando se hace bien, la gente lo valora y está dispuesta a pagar por ello. También está la cuestión de la diversidad. Soy estadounidense-samoano y no me gustaría escuchar una voz samoana generada por IA, ya que podría ser inexacta e incluso ofensiva. No es más que un montón de números y palabras que imitan la cultura en la que crecí. Un buen ejemplo de esto es Ghost of Tsushima, un videojuego ambientado en Japón. Todo el reparto era de ascendencia japonesa: estaban en sintonía con la cultura y aportaron mucha honestidad a la historia. La IA no puede replicar esos matices. Es una máquina; no tiene ese bagaje y nunca lo tendrá. “Nunca pensé que me despedirían” Jadun Sykes, 28 años, diseñador gráfico, Wakefield, Reino Unido. De niño siempre fui muy artístico: dibujaba, hacía esculturas con plastilina... Estudié diseño de videojuegos y arte en la universidad y me sumergí de lleno en Adobe Photoshop. Era divertido y se me daba bien, así que decidí convertirlo en mi profesión y empecé a trabajar en la empresa cuando tenía 21 años. Venden una plataforma que crea páginas de destino y diseños de correo electrónico. Yo diseñaba las plantillas y hacía trabajos a medida para los clientes. Cuando apareció la IA generativa, la empresa se mostró muy partidaria de utilizarla como herramienta para ayudar a los clientes a ser creativos. Como empresa que vende automatización digital, los avances en IA les venían muy bien. Sabía que la estaban introduciendo para hacer tareas como escribir correos electrónicos y generar imágenes, pero nunca imaginé que me despedirían: llevaba seis años en la empresa y era su único diseñador gráfico. Mi despido me pilló totalmente por sorpresa. Un día, Recursos Humanos me dijo que mi puesto ya no era necesario, ya que gran parte de mi trabajo estaba siendo sustituido por la IA. Hice un vídeo en YouTube sobre mi experiencia. Se hizo viral y recibí cientos de respuestas de diseñadores gráficos en la misma situación, lo que me hizo darme cuenta de que no soy la única víctima: está ocurriendo a nivel mundial y tiene un enorme impacto psicológico. Fui a la universidad, estudié, trabajé durante seis años. ¿Todo fue en vano? Después de que me despidieran, me pasé meses buscando trabajo. No encontré trabajo en diseño gráfico, pero conseguí un empleo como creador de contenidos para un fabricante de ordenadores. Hago vídeos de la cadena de producción, entrevisto a los empleados y me encargo de las redes sociales. No tengo miedo de un despido: mis jefes no están de acuerdo con sustituir las funciones humanas por la IA. Puedo utilizarla para editar imágenes, pero solo para mejorar algo creado por un humano, por ejemplo, para eliminar los cables de la parte trasera de la imagen de un producto. Nunca publicaríamos una imagen generada íntegramente por IA, que es lo que hace la empresa que me despidió. Mi consejo para todos los diseñadores gráficos es que aprendan tantas habilidades como sea posible. Hay que estar preparado.
eldiario
hace alrededor de 8 horas
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