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Camila Fabbri recuerda la tragedia del concierto donde murieron 194 personas en una novela que analiza la adolescencia

Camila Fabbri recuerda la tragedia del concierto donde murieron 194 personas en una novela que analiza la adolescencia
Anagrama publica en España 'El día que apagaron la luz', en la que la autora argentina recuerda el suceso del concierto de Callejeros en Argentina y que provocó una herida imborrable en su paísEntrevista - Ángela Banzas, finalista del Premio Planeta 2025: “No estamos en la posguerra, pero hay mucho aislamiento” La noche del 30 de diciembre de 2004, miles de jóvenes entraron en la sala República de Cromañón de Buenos Aires para ver actuar a la banda Callejeros. Era la última de tres fechas seguidas en las que interpretaron su trío de álbumes, a uno por concierto. Las puertas se abrieron a las 21:00 horas, el show comenzó a las 22:40 horas y, minutos después, el recinto empezó a arder. Varias personas del público lanzaron bengalas que encendieron el techo y cuando los asistentes intentaron salir, se encontraron con las puertas de emergencia cerradas con cadenas. La tragedia se saldó con 194 muertos y una herida imborrable en la memoria colectiva. La escritora Camila Fabbri recuperó el suceso en su libro El día que apagaron la luz, publicado por primera vez en su país en 2019 (Seix Barral) y ahora en España de la mano de Anagrama. Por aquel entonces, la autora tenía 15 años y había estado en el segundo concierto del grupo, celebrado el día anterior. Le costó que su madre le diese permiso para acudir, pero finalmente accedió con la garantía de que Ramiro, el hermano mayor de edad de su amiga Martina, las acompañaría. Con una camiseta de la banda y sus pantalones vaqueros cortados para darles un aire de rebeldía, asistió contenta, pero se situó en el primer piso del recinto, un tanto alejada del tumulto. Sentía temor en las aglomeraciones y en la sala hacía un calor sofocante. Ni se imaginaba que, a la noche siguiente, los que escogieron el mismo sitio que ella no conseguirían escapar de las llamas. Aproximadamente una década después del suceso, Fabbri inició el boceto de El día que apagaron la luz, una crónica novelada o una novela de no ficción, como se quiera llamar. “En principio empezó siendo algo más performático, teatral. Después viró a la ficción y luego me encontré con la crónica, lo cual me interesó porque me hizo salir un poco de mi casa y de mi cabeza y encontrarme con amigos o conocidos de mi adolescencia con un grabador”, explica a elDiario.es por teléfono desde México. Arrancaba las entrevistas con preguntas sobre lo que recordaban de lo sucedido en Cromañón, pero también de su adolescencia y poco a poco tejió una historia que “va más allá de la crónica” porque se permitió “ciertas libertades” para narrar algo tan crudo sin que resultase extremadamente doloroso. Cuando repasó los recuerdos de aquella época que tenían sus entrevistados comprobó cómo el tiempo modela la memoria de cada persona. Su amiga Martina, con la que fue al recital, se acordaba de acontecimientos de los que ella no tenía constancia. “Tiene una memoria de acero, mientras que yo quedo atenta a detalles más sensoriales pero no termino de poder armar la anécdota”, comenta. Al final, armó un puzzle que no solo reconstruye lo que sucedió en República de Cromañón sino una época en común. “Me parece que el libro tiene el tono que yo quería que tuviera”, sostiene, “no trae una cuota de datos periodísticos del caso, no me pongo al hombro eso. Solamente hago una especie de perfil de la adolescencia en los 2000 en Buenos Aires”. Precisamente, ahora es un título popular entre los adolescentes de su país, ya que se ha leído mucho en las escuelas y en los institutos de secundaria. Aunque se trata de un relato coral, tiene algo de bildungsroman o novela de formación, porque los testimonios cuentan por dónde transcurrió la vida de esos jóvenes seguidores de Callejeros. “Hay algo que genera un contacto con la adolescencia que yo no busqué para nada, pero terminó sucediendo”, reconoce. Ahora tiene curiosidad por ver cómo se lee el libro en España, donde hay otras costumbres aunque considera que “la adolescencia es algo universal, se adolece igual en todos lados”. ¿Se van a portar bien? Por los años en los que sucedió la tragedia de Cromañón y muchos antes, las bengalas eran un elemento presente en concentraciones de ocio. De hecho, antes de arrancar el show del 30 de diciembre de 2004, uno de los productores pidió a los asistentes que no lanzasen ninguna: el incendio del supermercado Ycuá Bolaños de Paraguay, en el que murieron más de cuatrocientas personas, aún estaba muy reciente y no quería otra tragedia. Al ponerse ante el micrófono, Patricio Fontanet, líder de Callejeros, preguntó al público: “¿Se van a portar bien?” y unos minutos después se inició el incendio. “El uso de bengalas era muy común en Argentina en lugares cerrados y en los partidos de fútbol”, explica Fabbri, “en los estadios se encendían no sé cuántas por minuto, una cosa demencial, porque además no ves lo que tenés que ver, al músico o al jugador. No tenía ningún sentido realmente”. Después del suceso, hubo cuatro juicios en los que se juzgaron a 26 personas: 21 fueron condenadas y 18 entraron en la cárcel. Entre los presos estaban Omar Chabán, dueño de Cromañón, y todos los miembros de Callejeros: Maximiliano Djerfy, Juan Alberto Carbone, Eduardo Arturo Vázquez, Patricio Santos Fontanet, Christian Torrejón y Elio Delgado. La escritora y dramaturga argentina Camila Fabbri ¿Por qué se condenó a los integrantes de Callejeros? “En los términos legales tienen un grado de responsabilidad por haber sido la banda convocante esa noche y por promover el uso de bengalas en lugares cerrados”, rememora la escritora. Por aquel entonces, el grupo estaba en su pleno apogeo y estaban envalentonados por el éxito. “Eran unos pibes que tenían como mucho 20 años y no midieron para nada las consecuencias”, señala. Además, ellos también contaban con que el local cumplía con todas las normativas de seguridad pero no era así: cuando se llevó a cabo la investigación pertinente salieron a la luz todas las negligencias. Durante un tiempo, los seguidores de la banda se reunieron en parques y otros lugares para dar apoyo a la banda porque no les consideraban culpables hasta que finalmente el ímpetu se diluyó. En el año 2018, todos miembros de Cajeros habían salido de la cárcel con excepción del baterista Eduardo Vazquez, que fue condenado a cadena perpetua por el asesinato de su esposa Wanda Taddei en 2010, uno de los feminicidios más impactantes de la historia reciente del país. Precisamente el pasado 22 de octubre se publicó la noticia de que podrían concederle salidas temporales de la cárcel con autorización judicial, lo que ha generado una gran polémica. El oficio encontrado En 2021, Camila Fabbri entró en la lista Granta de los mejores narradores en español menores de 35 años, todo un reconocimiento al que siguió, dos años después, el de finalista del Premio Herralde de novela con La reina del baile. Con anterioridad también había destacado en otros sectores creativos como la interpretación: en 2015 obtuvo una nominación al Premio Cóndor de Plata en la categoría de mejor actriz revelación por su papel en la película Dos disparos, de Martín Rejtman. Pero esa faceta, de momento, ha quedado en el pasado: “No sigo buscando trabajar como actriz”, declara. Parte del santuario en recuerdo a las víctimas de la tragedia de Cromañon Los premios literarios han significado para ella “un voto de confianza que viene de afuera, te dice que estás haciendo algo bien”. Ahora mismo trabaja en una nueva novela, aunque en su bibliografía predominan relatos, un género más que potente en la tradición literaria de Argentina. “Si esto fuese una trivia, contestaría que me gusta más el cuento. Esta novela, que es ficción, empezó siendo un relato corto”, desarrolla. Pero, después de su primera incursión en la narrativa de ficción con capítulos, ha seguido por el mismo camino. “Es como esto que dicen que cuando una persona se hace un tatuaje, después se quiere hacer más”. Pero sea en el formato que sea, afirma que la escritura es ahora su oficio: “creo que llegué este a este lugar y es donde me quiero quedar”.
eldiario
hace alrededor de 3 horas
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