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Un apagón durante el concierto de Gracie Abrams y fallos técnicos en el de Iggy Pop lastran la primera jornada del Mad Cool

Un apagón durante el concierto de Gracie Abrams y fallos técnicos en el de Iggy Pop lastran la primera jornada del Mad Cool
La actuación de la estrella del pop se apagó de repente y tuvo que parar durante 20 minutos. La de la leyenda del rock comenzó también 20 minutos tarde por los mismos problemasResidente cancela sus actuaciones en el FIB y en el Morriña por la vinculación de los festivales con el fondo proisraelí KKR El cartel del primer día del Mad Cool tenía tres nombres escritos en grande. El primero de ellos era el de Gracie Abrams. A la nueva estrella del pop la comparan con Taylor Swift, y no es casualidad. Ha sido su telonera, tienen un tema juntos, y sus fans se customizan para sus conciertos como las swifties. Comparten fandom, especialmente entre niñas adolescentes que se colocan sus lazos en la cabeza (si pueden ser amarillos, mejor) para corear los éxitos de su nuevo ídolo musical —que además es hija del cineasta JJ Abrams y está en el foco de las revistas del corazón por su relación con el actor Paul Mescal—. Muchas de esas niñas estaban en el recinto del Mad Cool para ver a Abrams, y muchas de ellos se llevaron el chasco del comienzo del verano cuando menos de 40 minutos después de comenzar el concierto en el escenario más grande del festival el sonido se apagó de golpe y se dejó de escuchar a la cantante. No fue un problema de micrófono o de pérdida fugaz de sonido. El escenario entero se había ido a negro. Un apagón que duró poco más de 20 minutos. Ni los visuales ni los micrófonos, nada funcionaba. Ocurrió, como si se tratara de una premonición, cuando cantaba Mess it up, que se podría traducir como 'Estropearlo'. La pobre Abrams tiró de profesionalidad e intentó mantener el tipo. Acabó la primera canción a capela, se hizo fotos con los fans, les cogió sus regalos... y hasta se atrevió a cantar, sin sonido, Us, la canción que tiene con Taylor Swift. Los fans que estaban más cerca respondieron, pero los que se encontraban más alejados ni se enteraban de que estaba ocurriendo. Hasta las 21:10 pasadas no volvió la energía, y ya solo quedaba tiempo para una canción más. “What a funny day”, dijo Gracie Abrams para intentar quitar peso al asunto antes de cantar Close to you, pero la ira de las fans ya estaba en redes pidiendo que se les devolviera el dinero. Pocos podían prever que a pocos metros, en el otro escenario importante, estaba a punto de ocurrir lo mismo. A la tercera fue la vencida El segundo nombre en importancia del día era el de Iggy Pop, el exlíder de The Stooges que a sus 78 años vio como los mismos problemas técnicos le obligaban a retrasar hasta en dos ocasiones su entrada al escenario. La primera se la tomó con gracia, la segunda no tanto. Durante un rato se previó lo peor, porque la organización hasta colocó el cartel de “Por motivos técnicos hemos interrumpido la actuación”. A la tercera ya comenzó su show, que hizo, como es habitual, con su torso desnudo y con sus habituales movimientos arrítmicos y a ritmo de TV Eye. A la gente se le pasó el cabreo porque Iggy Pop tiró de veteranía y de temazos para levantar el asunto. Sobre todo cuando encadenó seguidas The Passenger, que tiene uno de esos momentos que todos corean juntos en festivales como este, y Lust for life, popularizada por la película Trainspotting y que sigue funcionado como si no hubiera pasado el tiempo. Un paréntesis para olvidar que el Mad Cool había empezado con muy mal pie. Su primera jornada se había visto lastrada por fallos técnicos que habían afectado a dos de sus cabezas de cartel. Gracia Abrams antes del apagón que acabó con su concierto en el Mad Cool Tras ser preguntados por los motivos de dichos fallos, el festival ha respondido afirmando que se ha debido a las “altas temperaturas”, que han provocado “una incidencia técnica que ha afectado temporalmente a parte del equipo entre dos escenarios”. “El problema ya ha sido solucionado por nuestro equipo técnico y toda la programación continúa con normalidad. Agradecemos la comprensión del público”, aseguraban ya a la medianoche, cuando era evidente que todo estaba ya funcionando con normalidad. De hecho, el primer cabeza de cartel que pisó uno de los escenarios principales sin problemas de sonido fue Muse, que abrió con su nuevo single, Unravelling, y que mostró su veteranía en un show al que no le viene bien estar dentro de un festival. La espectacular puesta en escena que lleva la banda de Matt Bellamy se ve recortada en estos eventos, que no lucen como lo hacen sus shows en solitario. Sus juegos de luces se quedan a medias, aunque por suerte sus solos de guitarra y sus agudos siempre cumplen. Tampoco ayudó una setlist irregular que tardó en animarse. Aunque pronto llegó Hysteria, no fue hasta a mitad del show, tras encadenar Plug in y poco después Time is running out cuando la gente se vino arriba. Era como si todo hubiera quedado deslucido por los dos fallos técnicos gordos de horas antes. Ni siquiera el final con Knights of Cydonia y Starlight pudo quitar esa sensación. Tampoco la quitó Weezer, que venían de tocar en la Razzmatazz de Barcelona y que aquí fueron colocados en el desagradecido último lugar del día, solo para los valientes que aguantaron. Matt Bellamy, líder de Muse, en el Mad Cool Eso sí, el recinto del Mad Cool volvió a funcionar. Lejos queda la sombra de hace dos años, cuando el estreno del nuevo lugar para celebrar el festival resultó en un caos, provocado por un exceso de aforo y mala colocación de los baños. El año pasado ya cambiaron la planificación, redujeron los escenarios y el aforo hasta los 55.000 espectadores respecto a los 70.000 de aquella primera edición. Medidas que funcionaron dando lugar a un recinto en el que no se forman excesivos apelotonamientos en las barras ni en los servicios, algo fundamental para su buen desarrollo. Ahora, todas las miradas estarán puestas en una segunda jornada que no puede permitirse más fallos así.
eldiario
hace alrededor de 1 mes
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