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'Voy a pasármelo mejor', música y primeros amores (también los LGTB) para convertirse en la comedia familiar española del verano

'Voy a pasármelo mejor', música y primeros amores (también los LGTB) para convertirse en la comedia familiar española del verano
La secuela de 'Voy a pasármelo bien' llega a las salas con Ana de Alva tomando el relevo de David Serrano en la dirección: "Lo mainstream está evolucionando, ya no se sabe qué lo es"‘Porco Rosso’ vuelve a las salas para enseñarnos cómo luchar contra el fascismo Da igual el tiempo que pase, y todos los que vengan después. Todos recordamos nuestro primer amor como si fuera un tesoro. Esa persona con la que descubrimos que a veces las sonrisas se dibujan solas, y desde el corazón. Que los ojos no siempre brillan igual, que a veces el tiempo se detiene, que hay caricias capaces de cambiar días, que hay abrazos salvavidas, y que besar y que te besen, hasta cuando no sabes, es una preciosidad. El primer amor es único, tierno, torpe, bonito. Tanto como el que unió a David y a Layla, protagonistas de Voy a pasármelo mejor, la secuela de Voy a pasármelo bien que acaba de llegar a los cines. Una comedia musical familiar muy agradecida, delicada y amable. Ideal para llenar las salas este verano. “Me gusta que la gente se vaya del cine como bailando de energía”, señala la cineasta Ana de Alva, que ha tomado el relevo a David Serrano (Días de fútbol, El otro lado de la cama) en la dirección, que sí que se ha mantenido como guionista junto a Luz Cipriota. La película retoma la historia de la pandilla de 'Los Pitus', de nuevo en la piel de Izan Fernández, Rodrigo Díaz y Rodrigo Gibaja, a los que conocimos al ritmo de las canciones de Hombres G, que ahora han sido sustituidas por temas de Antonio Vega, Duncan Dhu, Seguridad Social y Chimo Bayo. Melodías que marcaron la banda sonora de los noventa en los que este trío de adolescentes comparten verano de campamento. “La música te ubica en la década al instante”, señala la también bailarina y actriz. Ana de Alva (2001) se mudó de Málaga a Madrid con 17 años para trabajar en el musical de Grease. Allí conoció a David Serrano, a quien el primer día de ensayos le preguntó qué tenía que hacer si quería ser directora. Él le dijo que estudiar y rodar. Y eso hizo. El director vio el primer corto, le gustó, y le propuso que fuera meritoria de sus proyectos, incluido Voy a pasármelo bien. Tres años después, la secuela de este filme se ha terminado convirtiendo en su ópera prima. “Es menos nostálgica que la primera. No hay ese recuerdo vivo de los adultos recordando su pasado”, describe sobre la diferencia de la estructura del filme, en el que Raúl Arévalo y Karla Souza regresan con una pequeña aparición en sus papeles como David y Layla superados los cuarenta. “Todos los adultos tenemos esas ganas de vivir un amor como el primero, en todas sus formas. La película conecta con los que no se han enamorado, con los que están ahora y los que lo echan de menos”, señala sobre el alma de la película. El de Layla y David no es el único idilio que se narra, Luis se queda prendado de la monitora a la que encarna Alba Planas (La virgen roja), y Paco de su compañero de taekwondo, convirtiendo a Voy a pasármelo mejor en uno de los aún pocos referentes de la ficción que la directora detecta de primeros amores homosexuales. Algo de lo que el intérprete Rodrigo Díaz fue consciente al prepararse su personaje. “Venía llorando diciéndome que sentía muchísima responsabilidad, que se había matado a buscar ejemplos y que no los había”, recuerda Ana de Alva, “o con otro tipo de mensajes, tratados desde el bulllying, o incluso el suicidio, como en Close (Lukas Dhont)”. “En los noventa era muy difícil ser gay, pero ahora también. Yo crecí en un pueblo en el que mi amigo era el único gay y yo la única bisexual. Hay algo muy cruel. No hemos avanzado tanto y ahora hay un retroceso otra vez”, lamenta, “supongo que cuando nace un discurso fuerte, nace el contrario también. Es un momento de mucho peligro”. De ahí a que la cineasta reivindique el poder de la cultura, en este caso el cine, para generar cambios. “Siempre que ha habido problemas políticos, lo primero que se ha querido quitar es la cultura, porque es lo que hace a la gente mejorar y ser más abierta”, señala. “Es importante que hagamos películas familiares que tengan un mensaje educativo. Yo misma soy mejor persona porque vi pelis que me cambiaron, es importante no desaprovechar la función educativa”, reconoce. La directora apuesta igualmente por un cine dirigido hacia adolescentes que sea diverso en sus historias y géneros. “A veces les tratamos como si fueran tontos, y les ponemos todo el rato lo mismo”, opina sobre una circunstancia que defiende que, de variar, ayudaría a seguir llenando las salas, ya que los jóvenes serán los espectadores del futuro. “Dentro de que es una comedia familiar tiene algo, en los planos no trato a los niños de tontos”, valora sobre la forma. Varios de los adolescentes que comparten campamento en 'Voy a pasármelo mejor' Ana de Alva quiso rodar una escena en la que un grupo de acampados juegan a la botella en plano secuencia. Al plantearlo, se le replicó que el público se iba a cansar porque era muy largo. “Les estamos tratando de lerdos. Siempre van a crear un criterio. Incluso si no les gusta, será el criterio de lo que no les gusta. Tampoco hay que convertirlo en un patrón fijo. Lo mainstream está evolucionando, ya no se sabe qué lo es. De repente sale una serie como Adolescencia, que es un plano secuencia de 45 minutos y lo peta. La gente está pidiendo cosas diferentes, cuanto más nos salgamos de la norma, mejor”, defiende la directora que cree que “el cine comercial español no tiene que ser plano-contraplano”. El reto de rodar un musical La cineasta, que reconoce que “jamás” se había imaginado ni esperado rodar una película musical para niños, ha acabado encantada con la experiencia. La malagueña comenta que había visto muchos musicales desde pequeña, en gran parte porque su madre es profesora de danza, y le abrió muy pronto las puertas de su imaginario a este género. “La verdad es que me ponía cine muy adulto para lo pequeña de ella, pero eso me permitió enamorarme antes del cine”, agradece. Eso sí, a la hora de ponerse tras las cámaras, confiesa que le “asustaba mucho” hacerlo, en gran parte porque “aunque antes se hacía mucho, ahora muy poco”. El resultado ha sido una película muy tierna, que conecta con el adolescente que una vez fuimos. Esa etapa de la vida en la que las decisiones eran más genuinas, había menos miedo y más espacio para la espontaneidad, con todas sus ventajas y matices, y viviendo cada instante con muchísima más intensidad. “A veces ponemos a los chavales de 16 como si fueran monstruos, y en realidad son mucho más amables que los adultos. Escuchan más. Si todos fuéramos más amables, a lo mejor el mundo no sería así”, apunta Ana de Alva. La directora lamenta que “hacerse mayor” no solo conlleve consecuencias positivas: “Cuando crecemos nos hacemos superindividualistas, ellos están en el colectivo porque quieren formar parte del grupo. El individualismo es lo peor que tenemos como sociedad”. Izan Fernández, en la cabina del campamento de 'Voy a pasármelo mejor' De cara a sus siguientes proyectos, avanza que le gustaría centrarse más en comedias para gente de su edad, y priorizar sus facetas como directora y guionista, más que como bailarina e intérprete. “Al ser actriz existe un juicio externo sobre tu físico. O no eres tan guapa, o no eres tan fea, o tan baja. Los castings son así. Vas pensando en el talento, pero la realidad es que el talento solo influye un 30% en el casting”, critica Ana de Alva sobre una hostilidad y situación que quiere cambiar desde su papel como directora: “No es fácil y será una trayectoria larga, pero soy positiva”.
eldiario
hace alrededor de 1 mes
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