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El Caja 87 se reincorpora al carril de las victorias por la vía rápida (52-68)

En Cáceres, donde se presumía un partido largo, exigente y físico ante un potente equipo de la categoría, el Insolac Caja 87 se desquitó de la dolorosa derrota frente al Coto Córdoba por la vía rápida, en apenas dos cuartos. Realmente, fue coser y cantar. Al descanso, antes incluso, ya tenía el partido más que encarrilado la tropa de Adrià Alonso , que aceleró desde el inicio, impulsándose desde la defensa y descosiendo al Cáceres , que no sabía ni por dónde le venía el aire. Con un juego gremial y basado en la fortaleza en su tablero, el conjunto verdirrojo esprintó y ahondó en la herida de las muchas dudas del conjunto extremeño, al que tenía contra las cuerdas al intermedio (21-42). Con la leve mejoría del segundo tiempo del Cáceres, el rendimiento del Caja 87 fue a menos, pero jamás peligró una victoria, la tercera de la temporada, que le permite anclarse en la zona alta de la tabla y demostrarse que hay vida aun sin Franch ni Bertain, jugadores clave de su perímetro. Con un quinteto alto (Okafor, al dos y Dedovic, al tres) que duró un suspiro, el Insolac protagonizó una puesta en escena tan sólida como seria, firme en defensa frente a un Cáceres con muchos problemas para anotar. El parcial de 2-10 plasmaba la neta superioridad del conjunto verdirrojo, que empleó de nuevo su segunda equipación. A falta de tiro exterior, el Cáceres se aferró al tiro libre y se puso en manos de Leveque, su único faro. Más recursos tenía el Caja 87, que se disparaba con un triple de Cecilia y ya doblaba (8-16). Dominaban todas las parcelas del juego los sevillanos y, tras un mate a dos manos de Dibba , Carbajal detenía el partido para que al Cáceres no se le fuera tan pronto de las manos (9-18). De poco sirvió ese tiempo muerto. De nada. Los verdinegros se ahogaron en la presión defensiva visitante regalando el balón (11 pérdidas al intermedio). Con el primer cuarto agotándose, la diferencia había alcanzado ya el grado de sideral. Y no se reflejaba aún tanto en el marcador (9-23) como en el juego. Consumido el primer acto, el Caja 87 sólo había permitido dos canastas de campo . Si la defensa carbura, el equipo de Adrià Alonso funciona. Tan difícil y sencillo a la vez. Pronto elevaba la ventaja hasta los 23 puntos (9-32) con Dedovic aprovechando la manifiesta debilidad de un Cáceres perdido, desordenado en ataque y agujereado en defensa, sin dictado ni diques. Jankovic y Dibba , que con sus largos brazos toca casi todos los balones sueltos y defendía a toda pista, habían construido un muro infranqueable para el Cáceres, al que hasta le costaba levantar el tiro. Subía y subía el parcial del segundo cuarto, hasta el 0-13 (9-36), con los pitos haciendo ya acto de presencia en las gradas del Multiusos de Cáceres. No se esperaba la escabechina. A 3.44 del descanso, 13-40, 27 de ventaja . Okafor lo intentaba y le ponía voluntad, pero no le salía casi nada y bien que lo necesita el Caja 87 ahora que dispone de dos piezas menos en la rotación exterior por las lesiones de Franch y Bertain. Pese a la holgada diferencia, Alonso no se relajaba en la banda , hiperactivo, y pidió tiempo cuando el Cáceres conectó sus dos primeros triples (19-40). En su rotación no dio más de trece minutos a ningún jugador . Ni a los cinco en pista en la primera mitad llegó Bilalovic, al que apenas se le vio. Dedovic asomaba la cabeza en el apartado anotador (11) y Dibba y Latorre, con cinco y siete rechaces respectivamente, en el reboteador. No tenía historia un partido que el Insolac encaró con la mentalidad adecuada, apretando mucho desde el arranque para generar dudas en un Cáceres que cargaba con el peso en la mochila de un serial de tres derrotas seguidas. El Cáceres, que estaba en la lona, intentó reactivarse a través de la defensa en el tercer cuarto . No existe otra fórmula para levantarse en un partido así. En tres minutos, parcial de 7-0 (28-42). Casi cuatro tardó en anotar el Caja 87, lo hizo Jankovic , que luego se estrenó desde la línea exterior dándole la razón a su entrenador: puede abrir el campo aunque sea más cinco que cuatro (28-48). Clarke , que muchas veces abusa del bote y complica lo que debería ejecutar de una manera más simple, le puso un caramelo a Dibba , que esta vez no falló el mate como al inicio del tercer cuarto, cuando fue posterizado en la jugada siguiente por Leveque. En los 20 puntos se estabilizó la distancia , con ambos equipos tratando de acelerar, jugando más en transición que en estático. A falta del último cuarto, vencía de 18 el Caja 87, que tenía la victoria en el bolsillo si no mediaba cataclismo o se hacía el harakiri. Ninguna pista invitaba a pensar en un giro de 180 grados. Bilalovic estrenaba su casillero de triples y luego culminaba con suavidad una transición (37-60) . Leveque, en su línea de hombre diferencial en el erial extremeño, le daba entonces un plus de energía a su equipo y protagonizaba un parcial de 8-2 con algo más de cinco minutos para el final. Nada alteraría el statu quo del partido, unidireccional desde el inicio, en parte por el desacierto exterior del Cáceres, sin dinamita perimetral (5/28). Tampoco acreditaba mucha más el Caja 87 (6/20), que en el triple tiene un localizado talón de Aquiles. Jankovic, por cierto, ya estaba en 20 puntos y tenía al borde de la eliminación a Leveque en la recta final de un duelo que devuelve al Caja 87 al carril de las victorias una semana después del palo que supuso el revés ante el Coto Córdoba con el agravante de la grave lesión de Bertain . Sin el estadounidense ni Franch, piezas básicas, el equipo puede ganar partidos en esta categoría. Y de manera solvente, además, siempre que apueste por la defensa como punto de anclaje. Es la idea de Alonso y la que está plasmando el Caja 87. Lo ha demostrado en Cáceres, donde se ha procurado una noche plácida y feliz.

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