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El peruano Buse doblega a Mérida y deja a la Copa Sevilla sin españoles en la final

No habrá ningún español en la final del cuadro individual de la Copa Sevilla . Un hecho inédito desde 2018. La eliminación de Daniel Mérida a manos del peruano y también prometedor Ignacio Buse (6-7, 6-3, 6-2) imposibilitará que un tenista patrio pueda defender el título en las pistas del Real Club de Tenis Betis, como venía sucediendo desde 2019 sin solución de continuidad. En la primera de las dos semifinales, un partido largo y con mucho tenis, Mérida y Buse brindaron un bonito espectáculo, denso, con alternativas, repleto de matices y hasta de fases brillantes y alta competitividad, especialmente en el primer set, que ató el madrileño. Buse, de 21 años, 135 del mundo y sexto favorito, no sólo mantuvo las constantes vitales sino que subió su nivel de juego en la segunda manga, sintió menos la fatiga que su rival, impuso la autoridad de su servicio y percutió en las flaquezas de Mérida para sellar el pase a la final. Este sábado, a las 20.00 horas , buscará su segundo Challenger de la temporada (ya ganó en Heilbronn-Bad Rappenau) ante el vencedor del Olivieri-Lajovic, que se juega en esos momentos en la central del club sevillano. Con empate a un set, Mérida pasó sus peores momentos. Acusaba la fatiga mientras el peruano, tras quebrarle nada más empezar el set definitivo, subía sus prestaciones. Al contrario que el español, iba de menos a más, como se reflejó en la numantina defensa de un punto en el fondo de la pista con el que firmó el 2-0. Los largos peloteos, por cierto, eran historia desde hacía rato en un partido de gran desgaste y exigencia física. «¡Vamos, Dani, vamos!», le jaleaban una y otra vez desde la grada al español cuando Buse, ronda que te ronda, flirteaba con otra rotura. Se defendía Mérida, quizá con menos energía pero con el mismo deseo para conservar su servicio en el eterno tercer juego. Buse defendía con autoridad el suyo, Mérida hacía lo propio, Buse firmaba el sexto juego en blanco y Mérida lo imitaba, como un calco. Que no compitiesen al resto evidenciaba el agotamiento de ambos tras más de dos horas y media de partido . Era el momento para que Mérida apretara y se la jugase. No podía esperar más. Lo hizo pero no rascó nada tampoco y se derritió definitivamente en su saque para zanjar así el choque (6-2). El partido se había estirado hasta las 2 horas y 45 minutos clavados, siendo su primer juego toda una declaración de intenciones de lo que se avecinaba. Mérida, que ganó el sorteo y eligió restar, lo hizo con golpes de mucha profundidad, con los que se procuró ya dos bolas de rotura. Del apuro salió Buse con un par de dejadas exquisitas , mostrando su gama de recursos, para atar el 1-0. Apuntaba a un partido intenso y de largos peloteos entre dos jugadores de parecido perfil. Y Mérida, agresivo en el golpeo, iba con todo, lanzado, en busca de un rival que en Sevilla había manifestado un dulce momento de forma. Que el español reuniera hasta cuatro bolas de break en los dos primeros servicios de Buse, aunque sin romper, ponía en máxima alerta al peruano, que no se destempló. Otra vez halló una vía escapatoria para sumar el 2-1 . Tenía mucha miga el partido. Las derechas de ambos eran afiladas, buscando líneas y esquinas, mil maneras de hacer daño. Eso sí, la precisión era algo mayor en el peruano y así se explica que quebrara el servicio de Mérida, tras cuatro bolas de break , en el cuarto juego (3-1). Ese punto de inflexión quedó en presunto. Más bien, en espejismo. Porque Mérida replicó ipso facto recuperando el break y trasladando las dudas a la cabeza de Buse, que no había resuelto un solo servicio por la vía rápida. Y eso era lo acostumbrado en el caso del limeño en todo el torneo. Sí abrevió Mérida en el sexto, igualando (3-3) e inclinando ligeramente a su favor el duelo psicológicamente. Buse sudaba sangre ante un Mérida de lo más combativo, competitivo en cada punto y resolutivo en sus saques . Perdía confianza el limeño en su derecha, se sucedían los errores y las dejadas, otrora aliadas, se convirtieron de pronto en otro enemigo más. ¿Habían abandonado las musas a Buse? Volvieron pronto, pero Mérida no aflojaba. Su forajida defensa era granítica en el fondo de la pista, lanzaba trallazos y, al resto, llevaba al límite a su rival. Mérida sacó para mantenerse en el set y estirar el metraje de la primera manga, pero Buse sirvió entonces en blanco y el madrileño forzó la muerte súbita desde un 0-30 con un recital de golpes que lo catapultaron hasta el 1-0, amarrando el tie-break , tras una hora y 23 minutos. Era el momento de ver la reacción del tenista limeño, que no había cedido un solo set en todo el Challenger. Mentalmente es fuerte, estable, y no le pesó el golpe. Todo lo contrario, asumió el castigo y siguió jugando. Quebró al tercer juego del segundo parcial y consolidó en blanco (3-1) . Se repetía la secuencia del primer set: otra vez con la misma ventaja el peruano, que entonces malgastó. Mérida no le competía el servicio a Buse con la misma fiereza que en la manga inicial. Para colmo, entregó el servicio en el séptimo juego y le dejó en bandeja de plata el empate al peruano, crecido, para cerrarlo con su saque (6-3). Las dos horas de partido estaban ya superadas y todo se resolvería en un tercer set que certificó la ausencia de españoles en la final del torneo sevillano por primera vez desde 2018. Entonces la disputaron el belga Kimmer Coppejans y el eslovaco Alex Molçan con victoria para el primero por 7-6 y 6-1. Sí habrá españoles en la final del cuadro de dobles. En la disputa del título, la pareja Bruno Pujol-Mario Mansilla venció a Germán López-Pablo Llamas (7-5-6-4) y se enfrentará en la final a los checos Dominik-Kellovsky-Jonas Forejtek tras vencer a Iñigo Cervantes-Daniel Rincón (6-3, 7-6).
abc.es
hace alrededor de 9 horas
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