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Pablo Busto, un mes de su operación de cadera y en muletas a Breslavia

Historias que suenan menos, o que parece que no existen hasta que alguien las ve y se para a escribirlas. A ello nos dedicamos quienes tenemos la suerte de desenvolvernos con cercanía en el periodismo deportivo y cubrir al Real Betis en esta grandiosa final a la que se presenta por vez primera. No todo pasa por Adrián y Vieites; Isco y Antony, aunque se lleven casi todos los titulares. En todas las citas hay más, mucho más, cuando se fletan tantos aviones propios y extraños como los que vienen sobrevolando cada cielo azul de la emoción. Como la lista de canteranos que se desplazó con el equipo de Pellegrini hasta Breslavia con la única encomienda de traerse la primera. Una nómina de jóvenes valores que no estarán todos en la citación oficial real por diversos motivos, lesiones o espacio; pero que demuestran con su viaje más allá del beticismo la historia de superación que anida en muchos de sus nombres a la hora de buscar igualmente un campeonato: Manu González, Germán, Guilherme, Mendy, Jesús Rodríguez, Ángel Ortiz, Mateo, Pablo García y Reina son los niños que sueñan con hacerse hombres en Breslavia. Pablo Busto también es otro de ellos. Canterano del Betis de la generación de 2005, los seguidores verdiblancos lo recordarán especialmente del año pasado, que fue cuando lo hizo debutar Pellegrini en un envite liguero frente al Granada para actuar en el lateral diestro en el segundo tiempo. Por entonces la proyección que le venía dada por el club verdiblanco era positiva y creciente, hasta el punto de compatibilizar sus partidos con la mayoría de edad con el Betis Deportivo, cuando no estaba en el primer vestuario, con la selección española sub 19. La confianza era máxima por entonces de un joven defensor con buenas dotes de balón y muchas ganas de subir la banda. Al igual que le pasó recientemente a Ángel Ortiz, Busto no tuvo continuidad arriba y apenas tras ese debut volvió a jugar unos minutos testimoniales ante el Villarreal, antes de regresar a la dinámica habitual con el filial bético, donde competiría precisamente con el extremeño un curso más tarde. Acabaría viviendo en sus carnes el ascenso a Primera Federación del curso pasado en el que fue clave Jesús Rodríguez. La temporada 2024-25, que es la que está concluyendo, no será la que guarde con más cariño el lateral sevillano. Pese a que aún tiene tan sólo 19 años y ha jugado hasta en la UEFA Youth League con el División de Honor juvenil al poder por edad, Busto ha seguido compitiendo lo que ha podido en el segundo equipo heliopolitano, pero consciente de que la campaña de Ortiz le ha terminado por complicar la titularidad en el equipo que hasta hace días entrenaba Arzu. Ha seguido trabajando durante meses en silencio el banda sevillano, que ha tratado de aprovechar las oportunidades que ha tenido cuando las lesiones de Bellerín y Sabaly han obligado a Pellegrini a tirar de Ortiz, y desgraciadamente en enero tuvo un esguince de segundo grado en el tobillo que ya sí le pondría las cosas muy difíciles para seguir. De enero a marzo del presente curso se quedó sin poder jugar y pese a que se recuperó de dicha dolencia, otra más preocupante llamaba a su puerta: una serie de acuciantes problemas en la cadera con los que lleva lidiando más de año y medio y a los que ha buscado hace cuestión de un mes ponerle fin. Porque era el 29 de mayo cuando tenía fijado de manera conjunta con los servicios médicos del Betis esa operación que le mantendrá entre tres y cuatro meses en el dique seco, afectando a la pretemporada de la 2025-26. Era abril y había que decidir y pensar sobre todo en el futuro que le esperaba y le sigue esperando a una de las promesas de la cantera bética. Entretanto, el Betis le proponía una oferta de renovación que sigue vigente para que no concluyese su tiempo como verdiblanco tras tantos años en los escalafones inferiores del club bético. No ha dado respuesta aún porque es buen momento para pensar en muchas cosas como en la duración de su recuperación pero lo que está claro es que un mes después de someterse a aquella intervención quirúrgica, Pablo Busto se ha subido decidido al avión de Breslavia al formar parte de la expedición, no de la convocatoria por razones obvias, pese a que apenas acaba de superar una primera fase de convalecencia, ya que lleva en casa desde primeros de mayo. Y allí que ha tomado el transporte aéreo, como uno más, en muletas, y se ha sentado en el banquillo local del Wroclaw Stadion, soñando con ponerse, qué imposible, unas calzonas esta misma noche . Una de esas historias calladas que merece la pena contar por su efectiva carga de compromiso, independientemente de que Busto, que fue citado una vez en la Conference el presente curso, ante el Mlada Boleslav, sin jugar ningún minuto, pueda ser o no campeón esta noche cuando el árbitro bosnio dé el pitido final en Breslavia siempre que el Betis haya batido al Chelsea.

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