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El ecosistema innovador profundiza en el tesoro submarino de la posidonia

A unos 30 metros de profundidad bajo el agua, en el litoral mediterráneo, descansa un tesoro de incalculable valor ecológico que está despertando el interés tanto de la comunidad científica como del emprendimiento innovador: la posidonia oceánica. Nombrada así en honor al dios griego de los mares, esta planta acuática, vital para la buena salud del medio marino y para mitigar los efectos del cambio climático, se enfrenta a una serie de presiones que amenazan su supervivencia, lo que ha motivado a investigadores y empresas de nuestro país a buscar soluciones para frenar su regresión. Los datos son alarmantes. Se calcula que, en los últimos cincuenta años, la superficie ocupada por posidonia se ha reducido en más de un 30% en el Mediterráneo occidental, según recoge Submon, entidad que trabaja para conservar la biodiversidad marina. Por su parte, el estudio ' Bosques Sumergidos ', realizado por Fundación Aula del Mar Mediterráneo y Mares Circulares de Coca-Cola, que ha sido presentado esta semana, concluye, tras una exhaustiva investigación en las provincias de Granada, Almería y Málaga, que la mayoría de las praderas muestreadas en esta última presentan un estado desfavorable e incluso crítico debido la presencia de especies invasoras (como Rugulopteryx okamurae, procedente de Japón, China y Corea), el deterioro del hábitat por actividades humanas y el aumento de la temperatura . Ante esta situación, parece evidente la urgencia de forjar alianzas entre diferentes actores, públicos y privados, para que la posidonia continúe siendo el pulmón verde del Mediterráneo para las futuras generaciones. De la necesidad de proteger esta planta marina frente a los peligros que la acechan ha surgido un nicho de negocio en el que firmas emergentes con ADN innovador ofrecen alternativas para salvaguardarla, demostrando que la sostenibilidad y la rentabilidad pueden navegar en el mismo rumbo. La biotecnológica CO2 Revolution realiza, a petición de grandes corporaciones que quieren compensar su huella de carbono, reforestaciones de praderas de posidonia siguiendo un procedimiento que, según aseguran, proporciona resultados más exitosos que el tradicional. En su laboratorio de Palencia, crean un ambiente propicio para el desarrollo de las plántulas y, una vez que lo consiguen, hacen tepes biodegradables de 1m2 que colocan en el ecosistema acuático. Javier Sánchez Cervigón, CEO de la empresa, cuenta que un factor crucial para la adaptación pasa por recolectar las semillas de la ubicación donde se van a plantar. La startup ha patentado una tecnología para semillados y plantaciones terrestres que ahora está en proceso de patentar, con ligeras variaciones, para el medio marino . Sánchez Cervigón explica las claves: «Tomamos una muestra de suelo, analizamos sus carencias y en una cápsula biodegradable introducimos la semilla con los hongos y bacterias que le faltan al suelo. Así logramos que las micorrizas se activen una vez plantamos la semilla y que tenga un mayor éxito frente a métodos de plantación convencionales. En el medio marino, el sistema sería igual , con la salvedad de que los hongos y bacterias cambiarían». Ya han completado una prueba piloto con Sanitas, en el Puerto de Torredembarra (Tarragona), y su intención es que cada vez más corporaciones efectúen estos proyectos para así escalar la tecnología. En el centro de innovación social La Noria, en Málaga, uno de los espacios que capta todas las miradas es el de la Fundación Aula del Mar Mediterráneo (FAMM). El movimiento de peces que se desplazan sin cesar de un lado a otro de sus habitáculos y la serena presencia de la posidonia en tanques de agua dispuestos en fila crean una atmósfera cautivadora. «Aquí reproducimos especies durante todo el año a través de la acuaponía , un sistema que consiste en la cría de peces y plantas al mismo tiempo», expone Juan Antonio López Jaime, director científico de la FAMM. Hay que fijarse con detalle para apreciar cómo 'la joya del Mediterráneo' convive con una de las criaturas más fascinantes en el imaginario colectivo, los caballitos de mar , que encuentran en ella su hogar ideal, regalando al ojo humano una imagen de perfecta armonía. La base sobre la que descansa la posidonia es una estructura de arenisca procedente de Mallorca que, aparte de ser un material natural, se disuelve en el medio marino con el paso del tiempo. Pesa en torno a 15 kilos y puede albergar hasta 36 plantas de esta especie. Su destino final es el mar. «Nos han aprobado la creación de un vivero marino en Marbella, en una zona controlada, y estamos terminando los trámites para la autorización. Prevemos hacer la primera plantación allí a partir de septiembre», comenta López. La intención es trabajar sobre 20m2 para comprobar el funcionamiento y, si va bien, pasar a una hectárea. Por debajo de esa magnitud, dice el experto, las iniciativas son anecdóticas en el sentido de que no logran un impacto medioambiental significativo. Para avanzar en la preservación de la posidonia, considera que también es esencial que las entidades involucradas miren más allá de sus operaciones individuales y traten de cooperar: «Como ocurre en otros sectores, hace falta más unión y trabajar en alianzas , ya que existen iniciativas, pero muy diseminadas. Necesitamos unión para aprender de los errores y de los éxitos de los demás. Ahí queda camino por recorrer». Mientras, empresas como la alicantina Mediterranean Algae tratan de hacerse un hueco en el mercado. En su caso, recogen manualmente la posidonia que es arrastrada por las olas y llega a las costas, donde se acumula en forma de arribazones, para extraer principios activos que las industrias farmacéutica y cosmética transforman en ingredientes de alta calidad para sus productos. A través de acuerdos con municipios de la provincia, la compañía lleva a cabo intervenciones en playas respetando los principios del manual de buenas prácticas redactado por el Instituto de Ecología Litoral. A pesar de que los restos de posidonia presentan beneficios en términos medioambientales, como amortiguar el impacto de las olas y ayudar a fijar la arena, su acumulación excesiva puede ocasionar molestias a los bañistas , por lo que los ayuntamientos contratan servicios de limpieza. «Conocemos bien la problemática de los arribazones en zonas turísticas, así que planteamos a los municipios la posibilidad de hacer recogidas selectivas que fueran gratuitas para ellos», indica Yago Sierras, el CEO de la startup, que ya ha organizado una decena de intervenciones en enclaves como la playa de la Almadraba. «Nos llevamos la posidonia y la transformamos, a base de biotecnología y de extracciones, en ingredientes que grandes empresas farmacéuticas y cosméticas pueden utilizar para desarrollar sus productos», detalla. En paralelo, acaban de iniciar un proyecto basado en el cultivo de posidonia en sus instalaciones con el fin de que otras empresas puedan usarla para repoblar áreas que lo precisen. «Los folículos se desprenden de forma natural del sustrato rocoso o arenoso y quedan varados en la costa. Vamos a las áreas afectadas, recogemos la planta antes de que muera y la ponemos en un lugar seguro, bajo supervisión, imitando las condiciones marinas . La tenemos ahí como si fuera una incubadora, para que pueda recuperarse y crecer. Cuando está fuerte, es el momento de la replantación», subraya Sierras, que añade que la startup está buscando socios con los que sacar adelante la propuesta. Quasar Science Resources se dedica al procesado de imágenes satelitales, con aplicación en distintos campos. Uno es el cartografiado de ecosistemas marinos, donde recurre a técnicas de teledetección satelital. «Empleamos principalmente satélites del programa Copernicus, en particular Sentinel-2. Hemos desarrollado una metodología, con técnicas de inteligencia artificial y redes neuronales, para identificar en esas imágenes las praderas de posidonia», cuenta el CEO, Ignacio de la Calle. Su iniciativa Simbad, incubada por ESA BIC Comunidad de Madrid, el centro de incubación de empresas de la Agencia Espacial Europea y la Comunidad de Madrid, coordinado por la Fundación madri+d, tiene por objetivo cartografiar las praderas de posidonia a nivel del Mediterráneo, empezando por la costa española, un trabajo que arrancó en 2018 y en el que aún están inmersos. También han realizado dos proyectos en colaboración con el Ministerio para la Transformación Ecológica y el Reto Demográfico: uno en 2022, centrado en un servicio para la mejora de la información cartográfica sobre la distribución de posidonia oceánica , y otro en 2024, enfocado en un servicio para el cálculo de probabilidad de presencia de posidonia oceánica mediante teledetección pasiva. Los principales clientes de la plataforma son de carácter gubernamental, ya que, como señala su CEO, los Estados miembros están obligados a reportar a la Comisión Europea el estado de los ecosistemas, incluidas las praderas de posidonia, si bien el servicio también constituye una herramienta de utilidad para entidades privadas que deseen conocer el impacto que pueden tener sus actividades sobre la planta. Como se recordó durante las mesas redondas organizadas con motivo de la presentación del estudio 'Bosques Sumergidos', la colaboración público-privada es un imperativo ineludible para preservar la posidonia. José Francisco Salado, presidente de la Diputación de Málaga, una de las provincias donde este 'nido' de biodiversidad vive una situación complicada, aseguró que las sinergias entre ambas partes son fundamentales para alcanzar los objetivos lo más eficiente y rápido posible: «Protegerlas es invertir directamente en la salud de los ecosistemas y, por tanto, en nuestro futuro». Carmen Gómez-Acebo, directora de Sostenibilidad de Coca-Cola Europacific Partners Iberia, coincidió en destacar la importancia de la colaboración público-privada para ayudar a buscar soluciones para la conservación del mar , mientras que Gabriel Soler, director del Instituto de Ecología Litoral de la Comunidad Valenciana, insistió en que «aunque apoyar programas a largo plazo de universidades, centros de investigación y fundaciones acarrea un coste, es dinero bien invertido». Playas con aguas cristalinas, libres de la turbidez que la posidonia contribuye a prevenir, son un atractivo para los visitantes. Además, estas praderas albergan numerosa fauna (se han descrito unas 1.000 especies marinas asociadas a ellas), que atrae a entusiastas del buceo y el snorkel , provocando una importante actividad económica alrededor. En definitiva, la preservación de esta planta no es solo una cuestión medioambiental, sino una apuesta por un modelo turístico sostenible.
abc.es
hace alrededor de 12 horas
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