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El Gobierno británico anuncia un plan de 46.000 millones euros para comprar viviendas vacías y construir nuevas

El desembolso público, el mayor en décadas, ayudará a ayuntamientos, asociaciones vecinales y promotores a utilizar y edificar casas asequibles Nuevas ciudades: la receta de la posguerra que el nuevo Gobierno británico intenta resucitar contra la escasez de vivienda En un esfuerzo por atajar la escasez de vivienda asequible, el Gobierno británico presentó este miércoles un plan de gasto de 39.000 millones de libras (más de 46.000 millones de euros) para comprar casas vacías y construir nuevas. La partida que debería empezar a gastarse en 2026 supondrá el mayor desembolso en vivienda en décadas después de 14 años de gobiernos conservadores marcados primero por los recortes y después por la crisis del Brexit y la pandemia. En los últimos cinco años, el gasto para vivienda social y asequible previsto era de 11.800 millones de libras (13.900 millones de euros). “El Gobierno está renovando el Reino Unido. Pero sé que demasiada gente en demasiadas partes del país todavía no lo siente”, dijo la ministra de Economía, Rachel Reeves, en la presentación ante el Parlamento de su plan presupuestario para todos los ministerios. “La misión del Gobierno, mi misión y la de esta revisión del gasto, es cambiar esto”. Según Reeves, su plan para la vivienda asequible es el mayor en 50 años. Se espera que el dinero dedicado a la vivienda asequible vaya en gran parte a ayuntamientos, asociaciones vecinales y promotores privados para que compren viviendas vacías, uno de los principales problemas ahora por el abandono, el impago, la falta de compradores o el fallecimiento de los dueños sin herederos. Sólo en Inglaterra, había 719.470 viviendas identificadas como vacías en octubre de 2024, según los últimos datos oficiales disponibles. Entre estas, 264.884 fueron clasificadas como “vacías a largo plazo” porque llevan más de un año sin ocupantes ni muebles. Además del dinero público disponible para estas compras, el Gobierno autoriza la subida del 1% por encima de la inflación los alquileres para propietarios de vivienda social, habitualmente ayuntamientos o asociaciones locales. “Nuevas ciudades” El Gobierno laborista también quiere que esto ayude a la construcción de un millón y medio más de viviendas, sobre todo fuera de Londres. Una de las apuestas, rescatada de la postguerra, es crear nuevos desarrollos urbanos en zonas donde ya hay pequeños núcleos en proceso de expansión a las afueras o cerca de ciudades más grandes. Es uno de los proyectos de las llamadas “nuevas ciudades”, que fueron un modelo ambicioso de desarrollo entre 1946 y 1970. Entonces se crearon 32 nuevos núcleos urbanos donde hoy se estima viven cerca de 2,8 millones de personas. El plan es ahora más modesto, centrado más bien en la expansión de zonas ya existentes, pero es una de las salidas para intentar bajar los precios cerca de ciudades con alta demanda y altos precios, como es el caso de Cambridge y Oxford. La ausencia de servicios básicos, la lentitud en la construcción por la falta de materiales y mano de obra acuciada por el Brexit y el riesgo por la escasez de agua en algunas regiones están entre los problemas actuales de estas zonas. Observando la tendencia histórica, se nota la falta de construcción durante décadas, en particular de vivienda considerada social o asequible. En comparación con 2001, el número de viviendas alquiladas se ha doblado en 2024 pero el número de las consideradas sociales o asequibles ha disminuido ligeramente. Organizaciones locales para la vivienda asequible y patronales de constructoras alabaron los planes del Gobierno laborista. La financiación ¿Y cómo pagar todo esto? La economía británica, muy tocada por la ruptura con la UE, su principal socio comercial, político y social, sigue aquejada por el bajo crecimiento, la escasez de mano de obra, las infraestructuras básicas decrépitas y los precios altos. Parte del plan de Rachel Reeves también irá a la reparación de carreteras, puentes y otras infraestructuras básicas además del refuerzo del transporte público con una inversión de capital total estimada en 113.000 millones de libras (133.000 millones de euros), que el Tesoro tiene previsto pagar pidiendo más dinero prestado después de haber cambiado las reglas fiscales. Entre sus revisiones presupuestarias, Reeves también anunció una subida del gasto del 3% anual para el servicio nacional de salud de aquí a 2029, el final previsto de la legislatura. Según sus cálculos, esto supondrá 29.000 millones de libras (34.000 millones de euros) más para la sanidad pública. Para compensar estas subida del gasto público, Reeves impondrá recortes de otras partidas en todos los ministerios y dice que ya ha logrado ahorros con la venta de edificios gubernamentales, la reducción de gastos de oficina y el recorte de servicios de consultoría. Pero, si eso no es suficiente, Reeves podría considerar una subida de impuestos en otoño, cuando se presenta el nuevo presupuesto. En la sesión de control antes de la intervención de la canciller, el primer ministro, Keir Starmer, evitó contestar a la pregunta de si tocará la carga fiscal en los próximos meses. El portavoz de Economía del Partido Conservador, Mel Stride, ya se ha quejado de que el Gobierno laborista “está gastando dinero que no tiene” y que el plan consiste en “gasta ahora, sube los impuestos después”. La decepción La abrumadora mayoría de los británicos tienen poca confianza en que estos planes de gasto vayan a cambiar a mejor su vida diaria, en línea con la decepción general popular que no ha cambiado con la llegada al poder del laborismo en julio de 2024. El coste de la vida es uno de los principales motivos, y en particular el de la vivienda: más del 80% de los ciudadanos cree que la vivienda no es asequible para todas las personas o para la mayoría, según un sondeo de la encuestadora More in Common recién publicada. Más del 50% también cree que el Gobierno está volviendo o nunca ha abandonado las políticas de recortes del gasto público. La percepción de los servicios públicos ha mejorado desde octubre, aunque la mayoría cree que siguen en un estado malo o bastante malo. La consideración de la capacidad de cualquier partido de gestionarlos es baja, aunque el Partido Laborista en el Gobierno tiene algo de ventaja respecto al Partido Conservador y a Reform, el partido de extrema derecha.

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