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Guía para entender cómo va la peor guerra comercial desde la Gran Depresión

Guía para entender cómo va la peor guerra comercial desde la Gran Depresión
La ciudad suiza de Ginebra ha sido el punto de partida de una compleja, tortuosa e incierta negociación entre EEUU y China por relajar la escalada arancelaria de la Administración Trump. Sin embargo, ni Washington ni Pekín son los únicos actores geopolíticos en juego, ni el optimismo inicial puede ocultar la gravedad de una ofensiva contra el comercio desconocida desde los años treinta del siglo pasadoEEUU y China acuerdan rebajar los aranceles durante 90 días y seguir negociando El encuentro chino-americano de Suiza abre una vía negociadora que, sin embargo, está lejos de alumbrar un escenario geoestratégico garantista con los negocios de vocación exterior e idóneo para restablecer los flujos comerciales. La escalada arancelaria sigue sin desmantelarse, a pesar de un primer gesto conciliador entre Washington y Pekín. Este decálogo ofrece varias pistas del complejo entramado económico, financiero, empresarial y geopolítico que dificulta un mínimo consenso multilateral. 1.- ¿Qué acordaron los equipos negociadores de EEUU y China en Ginebra? Desvelaron, con un mayor fervor en el caso estadounidense, una drástica distensión de su pulso comercial mediante una prórroga de 90 días, táctica empleada por Washington para paralizar, por igual tiempo, los aranceles recíprocos del Día de la Liberación Arancelaria del 2 de abril. Ahora, Pekín se suma a esta tregua americana sobre los actuales y astronómicos baremos (del 145% para una amplísima lista de bienes y servicios made in China que ingresen en EEUU y del 125% sobre exportaciones estadounidenses con destino al gigante asiático). Ambas partes dejan entrever una reducción, sine die, de estos gravámenes. En principio, con vistas a reducirlos al 30% en el caso de las exportaciones chinas, y al 10%, en el de las americanas. Aunque incluso si los aranceles suspendidos se restablecen tras el compás de espera, existe la predisposición de situarlos el 54% (EEUU) y en el 34% (China). Janka Oertel, directora del programa de Asia del European Council on Foreign Relations (ECFR), asegura que Pekín valorará el pacto suizo como un retroceso de Trump y Washington ensalzará su poder negociador. Pero la realidad es que “han vuelto al punto inicial de la partida y es ahora cuando empieza la discusión, con China con mejores cartas diplomáticas que en 2018”. 2.- ¿Qué productos están sometidos a la escalada arancelaria? Numerosos. En 2024, la mayoría de las rúbricas americanas hacia China fueron la soja, material farmacéutico y petróleo. El flujo de mercancías chinas hacia EEUU se centró en la electrónica, servicios informáticos y juguetes. Aunque una categoría estratégica son los teléfonos inteligentes, que suponen el 9% de todos sus pedidos bilaterales; en concreto, iPhones de Apple elaborados en la Gran Fábrica Mundial. Para George Saravelos, estratega jefe de Deutsche Bank, el contacto en Suiza ha servido cuanto menos para fijar límites arancelarios máximos y mínimos y rescata para su argumento el reciente acuerdo con Reino Unido. A su socio anglosajón, le asocia el arancel universal del 10%, a su rival asiático, del 30%. “Empieza a ser razonable que estos dos porcentajes marquen la horquilla del entramado arancelario estadounidense; al menos, este año”. 3.- ¿Habrá fumata bianca en la negociación Washington-Pekín? Angela Huyue Zhang, de la Gould School of Law de la Universidad del Sur de California cree que la entente cordiale entre las superpotencias “es frágil, de alcance limitado y probablemente todavía muy vulnerable al sabotaje o al colapso”. Si a esto “unimos el daño que la escalada arancelaria de Washington ha causado a las cadenas de valor y suministro globales, las empresas, consumidores e inversores ”deberían prepararse para continuas disrupciones“ en el transporte y logística, que interrumpirán vías de abastecimiento, en los recursos de capital corporativos, en los gastos de hogares y en los mercados de valores. Zhang apela a la cautela y aconseja “moderar el entusiasmo” bursátil. Sentimiento generalizado entre los analistas. Yves Monzon, CIO de Julius Baer, juzga “muy improbable” que se consolide un clima tan optimista o que China ceda a las demandas negociadoras de Washington porque Xi Jinping “no tiene prisa por actuar”. Al contrario, prefiere un diálogo estanco hasta comprobar el daño económico autoinfligido por el Despacho Oval -en términos de recesión e inflación- cuando el volumen de contenedores mercantes empiece a remitir tras unas semanas de contratación acelerada por la anticipación de pedidos americanos a China para capear los aranceles. 4.- ¿Qué esconde la euforia inicial de la Casa Blanca? La presión de la Administración Trump a Amazon para que no revelara los costes asociados a los aranceles recíprocos y a las desorbitadas tarifas a China “no es fruto de la casualidad”, alerta Melanie Hart, directora del Hub China Global del Atlantic Council, como tampoco que se produjeran justo cuando Walmart y otros emporios del comercio americano intensificaban sus quejas hacia el Despacho Oval. Los datos del primer trimestre eligen vencedor a China en el primer asalto. El déficit comercial americano sigue en inmersión, mientras las exportaciones del gigante asiático aumentan, con el PIB de EEUU en números rojos y el chino retornado al 5% de dinamismo. 5.- El truco de la partida suiza. La tregua da inicio a un segundo asalto del combate: una carrera desaforada por importar mercancía. Scott Kennedy, experto del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, augura un repunte del comercio bilateral durante los 90 días de negociación. “Debería recuperarse y desvelar aumentos sustanciales en la carga para las empresas que temen que volvamos a esta situación en unos meses y necesitan aprovechar esta tregua para expandir y acelerar sus negocios”. Kennedy recuerda que las discusiones arancelarias 1.0 duraron más de dos años, desde 2018 hasta el final del primer mandato de Trump, sin muchos resultados reales. Para este analista del CSIS, EEUU centrará sus exigencias en la subvencionada política industrial china, el fentanilo y el robo de propiedad intelectual, mientras Pekín buscará resolver los férreos controles al sector exterior estadounidense por parte de la Casa Blanca -sobre todo, tecnología, para evitar transferencia de know-how-, las restricciones al capital o las tarifas que Trump prevé imponer a los buques mercantes chinos desde octubre. 6.- El Sudeste Asiático, los grandes beneficiados. Ha pasado casi desapercibida, pero Xi Jinping ha realizado una gira previa al cónclave en Suiza por sus vecinos meridionales y orientales. En concreto, Vietnam, Malasia y Camboya, este último, uno de los mercados más perjudicados por la supresión de la ayuda al desarrollo de EEUU, para reforzar alianzas opuestas a la intimidación unilateral y a los shocks en el orden mundial y la globalización económica. Tras certificar que las ventas del primer trimestre han repuntado en la Asean un 7,1%, hasta los 234.170 millones de dólares y ya copar el 16,3% de esta unión aduanera. Asia será el gran teatro de operaciones diplomáticas. Jinping y Trump desplegarán allí sus artes de influencia para asegurarse cauces de abastecimiento. Apple, con más del 70% de los 56.000 millones de dólares de su negocio de iPhone importados de China, necesita garantizarse vías de producción, transporte y logística, no es el único damnificado. El 90% de las videoconsolas que fabrican en el mundo Sony, Microsoft o Nintendo son made in China. Y Jinping lleva ventaja por haber transmitido “estabilidad diplomática y comercial”, dice Lynn Kuok, que preside la Cátedra Lee Kuan Yew en Brookings Institution y porque “se beneficia de la torpeza exterior americana” enfatiza David Shear, ex embajador de EEUU en Vietnam. 7.- El transporte marítimo, ante la tormenta perfecta. Container xChange, firma de soluciones logísticas online, alerta de que el sector exterior debe esperar una segunda mitad de 2025 con “precios altos, plazos de entrega largos y una reducción de la demanda de contenedores ante la importación de inflación” por las tensiones comerciales“, alerta Christian Roeloffs, CEO de esta multinacional con sede en Alemania. En su opinión, “las empresas más perjudicadas serán las pymes exportadoras”, porque, pese a la tregua, “el voltaje comercial se ha intensificado en 2025” y la lucha geoestratégica entre Pekín y Washington se trasladará al control de los choke-points o pasarelas marítimas por las que pasa el 80% de los 25 billones de dólares de valor anual de las mercancías que circunvalan el planeta. El Puerto de Los Ángeles ha recortado su volumen importador en casi un 35%. 8.- Europa está en guerra comercial, pero no puede contraatacar. Así describe Clive Crook en su columna de Bloomberg la encrucijada europea, tras la maniobra de Washington de rubricar un nuevo pacto comercial con Reino Unido y abrir el diálogo con China. Pero la geopolítica puede ponerse del lado comunitario en un orden mundial mutante y que pone en cuestión el liderazgo americano. La UE debe hacer valer su músculo económico que, pese a haber disminuido un 15% en los últimos decenios en términos globales, es de una dimensión similar a la estadounidense. ¿Cómo? El economista Paul De Grauwe asegura que poniendo con celeridad a Trump en su lugar actuando de forma concertada con China, cuyo peso económico mundial ha remontado un 20% desde su ingreso en la OMC en 2001. De Grauwe apunta a represalias conjuntas que maximice sectores estratégicos que dependen de las exportaciones, como las industrias de alta tecnología y servicios digitales y aumentar así la probabilidad de éxito de la oposición interna a la política arancelaria de Trump. Eso sí, con una paciencia estratégica, que será “la mejor respuesta de Europa”, avisa Joshua Fenton, profesor de la London School of Economics, porque el ataque unilateral de aranceles -dice- concede a los defensores del libre mercado la razón geopolítica y hay ya más métricas que apuntan a una recesión técnica en EEUU que a un despegue suave de la actividad. 9.- Tiempo para la acción. El ocaso de Bretton Woods, alerta Giancarlo Corsetti, catedrático de Economía de la Universidad de Florencia. La visión de equilibrar el libre comercio y los flujos de capital ha facilitado décadas de integración económica y coexistencia pacífica desde 1945. Sin embargo, en medio de la creciente carga de la deuda, el aumento de las tensiones geopolíticas y el creciente proteccionismo, los cimientos de ese modelo se están desmoronando y los países deben mover sus hilos para articular sus marionetas en un nuevo desorden internacional. 10.- La peor guerra comercial desde los años treinta del siglo pasado. Es la tesis de The Economist para enmarcar la gravedad de la escalada arancelaria de la Administración Trump. “El mundo sigue al borde de múltiples guerras comerciales. Algunas, desatadas con entusiasmo por Trump, otras, iniciadas por bloques y países cuya prosperidad depende del acceso a los mercados extranjeros”, por lo que “es de esperar que Pekín y Bruselas insistan en que, si se ven obligados a entrar en combate, tengan como misión mantener los mercados abiertos y una competencia justa, no desmantelar el sistema”.  
eldiario
hace alrededor de 12 horas
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