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Amante de las armas y fan de Napoleón: el hijo de Nicolas Sarkozy aspira a ser la nueva estrella de la derecha en Francia

Amante de las armas y fan de Napoleón: el hijo de Nicolas Sarkozy aspira a ser la nueva estrella de la derecha en Francia
A los 28 años, Louis Sarkozy multiplica las apariciones en los medios de comunicación, aprovechando la notoriedad de su apellido para sentar las bases de una carrera políticaPerfil - Quién es Jordan Bardella, el probable sucesor de Le Pen en las próximas elecciones de Francia A Louis Sarkozy le han bastado unos meses para convertirse en un habitual de los platós en los canales de noticias franceses. A sus 28 años, el hijo menor de Nicolas Sarkozy y Cécilia Attias ha vuelto a Francia tras haber pasado gran parte de su vida en Estados Unidos. Admirador de Napoleón Bonaparte, defensor del ultraliberalismo y amante de las armas de fuego, su irrupción mediática, cuidadosamente preparada, está sentando las bases de una probable entrada en política en el mismo partido que lideró su padre, ahora llamado Los Republicanos. En 2007, su madre se instaló en Nueva York en compañía de su tercer marido, Richard Attias, y allí pasó su adolescencia Louis. La fascinación por el mundo militar lo llevó a la Valley Forge Military Academy, en Pensilvania, con intención de hacer carrera en los marines de EEUU. Pero, según ha contado él mismo, su origen francés frenó su proyección en el Ejército estadounidense. “Me hicieron comprender que, con mi pedigrí, siempre habría una sospecha de injerencia extranjera”, explicaba recientemente a Libération. Pasada la página de su etapa americana, con un máster en Relaciones Internacionales y breves experiencias profesionales como consultor, banquero y empresario de un negocio de mocasines –en compañía de socios españoles–, Louis Sarkozy ha vuelto a su país de origen para comenzar una nueva vida. En pocos meses se ha convertido en un habitual de los programas políticos, en particular en los medios de comunicación más conservadores. Tiene un espacio de opinión fijo en la cadena de televisión LCI –propiedad de su padrino, el empresario Martin Bouygues– y una columna en la revista ultraconservadora Valeurs actuelles. Le Figaro lo presenta como la nueva “estrella de la derecha”, mientras Le Journal du Dimanche, propiedad de Vincent Bolloré, lo describe como el heredero de una dinastía “a lo Kennedy”. En las últimas semanas, ha lanzado una gran campaña promocional para presentar la versión francesa de su libro Napoléon Bonaparte, l’empire des livres. Una carta de presentación ante la sociedad francesa que le permite forjarse un perfil de intelectual, hablando de los libros favoritos del emperador, al tiempo que multiplica las citas literarias de los autores que le han marcado a él mismo, de Shakespeare a Stefan Zweig, pasando por el autor de Les Rois Maudits, Maurice Druon. Ideas de Trump, Milei y Musk En cuanto a sus posiciones políticas, Louis Sarkozy intenta crearse un espacio en la derecha francesa, siguiendo los pasos de su padre. Su propuesta, según ha explicado a Le Monde, es “inyectar un kilo de testosterona [en el partido Los Republicanos] y lanzarse a fondo”. Sus declaraciones mezclan elementos de la derecha conservadora clásica y de la extrema derecha, como ya lo hiciera su padre, cuya inocencia defiende a capa y espada, pese a las sentencias judiciales que se suceden contra él. Su paso por Estados Unidos impregna su visión del mundo. Comparte algunos de los códigos estéticos y las obsesiones del universo MAGA (Make America Great Again) de Donald Trump. Luce tatuajes con referencias histórico-militares, del Imperio romano a la Guerra de la Independencia estadounidense pasando por los dragones de Napoleón. Aficionado al arte marcial jiujitsu, no oculta su pasión por las armas –las colecciona y practica el tiro–. En el plano ideológico, Luis Sarkozy mezcla posiciones del liberalismo conservador con elementos libertarios, inspirados en parte por Trump y por el presidente argentino ultraderechista Javier Milei, que niegan cualquier virtud a lo público. “Francia necesita un Milei al cubo”, ha asegurado. Pero, sobre todo, profesa una gran admiración por Elon Musk. “[En Francia] no es que necesitemos a un Elon Musk, necesitaríamos cuatro o cinco”, ha declarado. Del dueño de X y Tesla admira la propuesta de reducir la maquinaria del Estado al mínimo y también la libertad de expresión absoluta que defiende, incluso cuando significa difundir desinformación. En sus múltiples intervenciones también ha hecho varios guiños a los populismos de extrema derecha: ha propuesto expulsar a los extranjeros “que no se integren” y utilizar el servicio militar como herramienta de asimilación. En relación con la detención del escritor franco-argelino Boualem Sansal, retenido en Argelia desde noviembre, ha afirmado: “Si estuviera en el poder, quemaría la Embajada de Argelia”. Pero, aunque su discurso se alinea en muchos puntos con el partido ultra de Marine Le Pen, descarta cualquier alianza. “Sería como aliarse con los hunos”, ha dicho, asegurando que no comparte su visión económica –“son estatistas”–. Asimismo, ha admitido que es inimaginable asociarse a “ese partido que tanto combatió su padre”. Elecciones municipales en 2026 Su padre se despidió de la política en 2016 al quedar eliminado en la primera vuelta de las primarias de la derecha y desde entonces ocupa titulares destacados por sus causas judiciales. No obstante, los antiguos compañeros del que fuera presidente de la República entre 2007 y 2012 que hoy están en el Gobierno le han abierto las puertas de los ministerios. Entre ellos, el ministro del Interior, Bruno Retailleau, que representa el ala derecha del partido Los Republicanos y que acaba de ser elegido para dirigirlo, y a quien Louis Sarkozy alaba como defensor de un “modo de vida francés”. En un contexto que muchos observadores describen como de “derechización” de la política francesa, Louis ya se proyecta como probable candidato a las municipales de 2026, punto de partida de una carrera política. Según los medios franceses, baraja dos territorios con fuerte valor simbólico: Menton, en la frontera italiana, punto importante en los flujos migratorios; y Neuilly-sur-Seine, a las afueras de París. Esta última es la localidad familiar de sus padres, en la que Nicolas Sarkozy fue elegido alcalde en 1983, cuando tenía 28 años.
eldiario
hace alrededor de 9 horas
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