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La historia desconocida del movimiento judío antisionista más importante del siglo XX: el Bund y el espíritu marxista

Un libro recién publicado cuenta el papel de un destacado movimiento de judíos europeos que apostaron por la defensa de la clase obrera y la revolución en los países en los que vivían y que rechazaron la creación de Israel La histórica feminista judía que persigue a los congresistas de EEUU para que detengan el genocidio de Israel en Gaza Llegaron a tener unos cinco millones de afiliados, reivindicaron las nacionalidades de los países en los que se encontraban, lucharon contra el Imperio zarista, defendieron el yidis como lengua propia, participaron en la Revolución Rusa, resistieron frente al genocidio nazi y fue uno de los grupos que se enfrentó de forma más frontal a la creación del Estado de Israel. A pesar de que la organización de los socialistas judíos es anterior, el Bund, o Unión General de Trabajadores Judíos de Lituania, Polonia y Rusia, toma como punto de partida 1897; una época de progromos contra su pueblo por parte de la Rusia imperial. Ese mismo año surgieron los llamados Protocolos de los Sabios de Sion —un alegato antisemita falsificado para justificar los pogromos—, un “documento falso e inventado de unas supuestas actas del congreso sionista de Basilea, que no era más que un plagio mal traído de un libro de Maurice Joly”, tal y como apunta el historiador Julián Vadillo en el prólogo del libro ‘Historia general del Bund. Un movimiento revolucionario judío’, escrito por Henri Minczeles y ahora publicado por la editorial La Tormenta. “Hablamos quizás del grupo socialista más numeroso de finales del siglo XIX e inicios del XX”, dice a elDiario.es Vadillo. En el Bund confluirán los movimientos judíos del Imperio ruso, aunados en una organización de carácter marxista y socialista que a lo largo de sus casi cien años de historia se opondrá al imperialismo rusificador, el nacionalismo judío, el sionismo y el nazismo. “En contra del zarismo, el Bund siempre reivindicó las nacionalidades en las que se movían, como Polonia, Ucrania, Lituania y Rusia, para luchar por el beneficio para la clase trabajadora con base en los principios socialistas”, apuntilla el también doctor en Historia. Revolucionarios judíos de Pinsk en 1905, imágenes cedidas por la editorial La Tormenta El Bund mantuvo debates de forma permanente con otras corrientes políticas. El culmen de estas relaciones llegó en 1898, con la creación del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, en el que se integraron como grupo autónomo. “Al final se salieron por divergencias, sobre todo con la dirección bolchevique”, explica Vadillo. Pero estos debates no se limitaron únicamente con la rama socialista. En muchos lugares hicieron lo propio con los anarquistas, otro gran movimiento integrado por judíos que buscaba la mejor forma de organizar a la clase trabajadora. Para Vadillo, el Bund no fue un accidente, sino una respuesta organizada al momento político en el que apareció. “Llegó a tener más de 5 millones de trabajadores afiliados, superando al Partido Socialista Alemán, al Francés y, desde luego, al PSOE español”, clarifica en una entrevista con este periódico el historiador. La primera gran incursión en la historia por parte de la Unión General de Trabajadores Judíos llegó en la Revolución rusa de 1905 al también levantarse contra el zarismo. “Se mostraron partidarios de los soviets y tuvieron un papel muy importante en los debates con otros agentes del movimiento obrero, como anarquistas y socialdemócratas, de cómo se debían configurar esos nuevos organismos”, añade Vadillo. En ese tiempo fundaron escuelas, bibliotecas, organizaciones deportivas y el famoso Sanatorio Medem, que trataba a los niños judíos pobres con tuberculosis. Judíos en contra de la creación de Israel Sin embargo, la gran peculiaridad del Bund fue su carácter antisionista y su alejamiento de aquellos socialistas judíos que sí comulgaron con la creación de un Estado hebreo. El concepto nacional era importante para ellos, pero no como judíos, sino como polacos, lituanos, ucranianos o rusos. “Lo judío era una marca cultural que, si bien les diferenciaba de otros, también les servía para presentar sus particularidades”, afirma el historiador. Este grupo de socialistas judíos siempre se opuso a la creación de Israel en Palestina al entender que aquellos que huían de Europa por la persecución que sufrían eran unos “cobardes”, señala. Haciendo alarde de su carácter internacionalista, consideraron al sionismo un movimiento contrarrevolucionario que desviaba el verdadero objetivo de la clase trabajadora y se enfrentaban a él porque entendían que distanciaba a los trabajadores judíos de su emancipación, fijando su objetivo en la creación de una nación artificial. El Bund reivindicaba dos cuestiones principales. Por un lado, la identidad judía y el yidis; por otro, la alternativa socialista Vadillo recalca que el Bund fue quien más se opuso a los organismos internacionales judíos que facilitaban la inmigración a Palestina, siendo importantes los enfrentamientos con personajes como Vladímir Jabontinsky, de origen ucraniano y cuyas ideas estaban muy cercanas al fascismo italiano, tal y como recoge en el prólogo del libro. En resumen, el Bund reivindicaba dos cuestiones principales. Por un lado, la identidad judía y el yidis; por otro, la alternativa socialista. “Querían que no se perdiera la lengua judía de Centroeuropa, el yidis, algo parecido al alemán pero con grafías hebreas”, describe Vadillo. Con la creación de Israel, muchos dejaron de hablarlo tras el establecimiento de un hebreo estándar y homogéneo como nueva lengua del país. De hecho, todos los periódicos bundistas de la época estaban escritos en la lengua autóctona o en yidis. La resistencia judía en Polonia Su crecimiento en Polonia a lo largo de los años 20 y 30 del siglo pasado hizo que fuera el Bund quien sostuviera la resistencia en el gueto de Varsovia en 1943. “Los bundistas fueron la base de la resistencia judía contra el nazismo”, afirma tajante Vadillo. Dos personas jugaron un papel crucial para el devenir de la resistencia antinazi: Marek Edelman y Mordejai Anielewicz formaron la Organización Judía de Combate. El primero de ellos logró salvar su vida en aquel enfrentamiento y después formó parte del levantamiento polaco contra los nazis en 1944. Desfile de las juventudes del Bund en Varsovia (1935), imágenes cedidas por la editorial La Tormenta Una vez derrotados los nazis, el Bund siguió participando en la política de reconstrucción de Polonia. Tras el establecimiento de la dictadura comunista en el país, fueron disueltos como partido. “Volvieron a reaparecer con la caída del comunismo, pero evidentemente sin la misma fuerza que antes”, dice el historiador. Miles de bundistas acabaron asesinados por el nazismo. Tras la persecución que los judíos sufrieron durante décadas en Europa, sobre todo en los países del este, y el posterior exterminio auspiciado por el Tercer Reich alemán, muchos de ellos recalaron en otras naciones, incluso al otro lado del Atlántico. “Sabemos de importantes grupos bundistas en Nueva York y en Francia, pero también en México y Argentina, que se mantuvieron en activo durante mucho tiempo”, añade Vadillo. Frente al genocidio en Gaza A día de hoy, el Estado de Israel se erige como el representante de todo el pueblo judío. “Quieren dar la sensación de que todo lo judío es homogéneo, que todos son iguales y tienen las mismas ideas e intereses. Eso es lo que pensaban los nazis, por ejemplo, y no es verdad”, defiende el historiador. A pesar de los intentos de silenciarlos por todos los medios, existieron movimientos judíos opuestos al sionismo que ofrecieron alternativas para luchar por el beneficio para la clase obrera desde los países en los que se encontraban. Vadillo recalca que ser antisionista no equivale a ser antisemita: “Si eres antisemita eres un racista, pero si eres antisionista lo que muestras es tu posición contraria a un modelo de Estado en concreto”, explica. Desde su punto de vista, el gran problema de Israel es que todas las críticas a sus actuaciones las considera antisemitas. “Hay muchos judíos que han denunciado el genocidio que Israel comete contra Palestina, algo que tendríamos que repetir una y otra vez”, apuntilla. Más de un siglo después de la creación del Bund, apenas se conoce su historia en España. Según Vadillo, esto se debe a la complejidad de la sociedad de Europa del este. La historiografía poco a poco se empieza a acercar a este y otros movimientos que marcaron el devenir político de Europa no hace tantos años, como demuestra la publicación de ‘Historia general del Bund. Un movimiento revolucionario judío’. Vadillo concluye en su prólogo: “Esperemos que esta sea la primera piedra en la construcción de un proceso de conocimiento del movimiento obrero socialista y judío, como fue el Bund. Una de esas pequeñas grandes historias”.

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