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La población de Gaza teme que Israel convierta la línea del frágil alto el fuego en una nueva frontera permanente

La población de Gaza teme que Israel convierta la línea del frágil alto el fuego en una nueva frontera permanente
Israel ha marcado físicamente con bloques de hormigón la línea de retirada de las tropas, que muchos califican como una anexión de facto y disimulada de más de la mitad de GazaHamás demuestra en las calles de Gaza que no ha sido derrotada La línea amarilla del alto el fuego en Gaza, supuestamente temporal, está ganando presencia física a medida que la precaria tregua da muestras de debilidad con consecuencias que podrían ser dramáticas para el futuro de Palestina. El martes por la noche, Israel volvió a bombardear la Franja y mató a más de un centenar de palestinos, violando así el alto el fuego, que volvió a ser restablecido el miércoles por la mañana. Los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) están instalando cada 200 metros bloques amarillos de hormigón que delimitan la zona bajo control israelí –de acuerdo con la primera fase del acuerdo de alto el fuego–, una línea que divide Gaza aproximadamente por la mitad. Tras décadas de sombría experiencia en los territorios palestinos ocupados, cualquier cosa temporal se convierte muy rápido en algo permanente Rohan Talbot — Medical Aid for Palestinians En la parte occidental de la Franja, Hamás trata de ocupar el vacío de poder generado tras la retirada parcial de los israelíes ejecutando a milicianos rivales en público, así como a integrantes de bandas que, según dicen los islamistas, cuentan con el respaldo de Israel. En la otra mitad del territorio, una zona que comprende la franja oriental de Gaza así como sus fronteras norte y sur, las FDI han reforzado decenas de puestos militares y disparan contra cualquiera que se acerque a la línea, tanto si ha sido marcada con los bloques amarillos como si no. La “línea amarilla” en la que están desplegadas las tropas israelíes Jerusalén N Área ampliada 2 km Erez Oeste NORTE DE GAZA Erez Ciudad de Gaza BEIT HANOUN BUREIJ Wadi Gaza DEIR AL BALAH Paso de Kissufim JAN YOUNIS Franja de Gaza ISRAEL EGIPTO RAFAH Paso de Rafah Paso de Kerem Shalom GRÁFICO: IGNACIO SÁNCHEZ. FUENTE: MAPA COMPARTIDO POR EL PRESIDENTE DONALD TRUMP La “línea amarilla” en la que están desplegadas las tropas israelíes Jerusalén N Área ampliada 2 km NORTE DE GAZA Erez Oeste Erez BEIT HANOUN Ciudad de Gaza BUREIJ Wadi Gaza DEIR AL BALAH Paso de Kissufim JAN YOUNIS ISRAEL EGIPTO RAFAH Paso de Rafah Paso de Kerem Shalom GRÁFICO: IGNACIO SÁNCHEZ. FUENTE: MAPA COMPARTIDO POR EL PRESIDENTE DONALD TRUMP “En nuestra zona, las líneas amarillas no se ven claramente, no sabemos dónde empiezan ni dónde terminan; creo que son más claras en otros lugares, pero aquí no hay nada definido”, dice Mohammad Khaled Abu al Hussain, de 31 años, y padre de cinco hijos. Su hogar familiar se encuentra en Al Qarara, al norte de Jan Yunis y al este de la línea amarilla, una zona controlada por las FDI. “En cuanto nos acercamos a nuestras casas, las balas empiezan a volar desde todos lados; a veces son pequeños drones, los cuadricópteros, sobrevolando nuestras cabezas y observando cada uno de nuestros movimientos”, cuenta. “Ayer estaba con un amigo cuando, de repente, nos vimos envueltos en un intenso tiroteo; nos tiramos al suelo y allí nos quedamos hasta que terminaron los disparos. No pude llegar a mi casa”. “Siento que para mí la guerra no ha terminado, ¿qué sentido tiene un alto el fuego si todavía no puedo regresar a casa?”, añade. “Me rompe el corazón cruzarme con gente que vuelve a sus casas mientras yo sigo atrapado entre el miedo y la esperanza; pero lo que más me preocupa es la posibilidad de que esta línea se mantenga y que ninguna de las decisiones que se tomen nos permita volver”. Israel insistió el domingo en que seguirá a cargo de la seguridad en Gaza. Su primer ministro, Benjamín Netanyahu, dijo a los ministros que decidiría por sí mismo dónde y cuándo atacar a sus enemigos, así como los países autorizados a enviar soldados para supervisar el alto el fuego, en el marco de una fuerza internacional que está siendo creada. “Israel es un país independiente, nos defenderemos por nuestros propios medios y seguiremos determinando nuestro destino”. “No buscamos la aprobación de nadie para ello, nosotros nos hacemos cargo de nuestra seguridad”, afirmó. El permiso para disparar a lo largo de la línea amarilla fue concedido por el ministro de Defensa, Israel Katz, tras el ataque del domingo 19 de octubre en la ciudad meridional de Rafah durante el que dos soldados israelíes perdieron la vida. Después de ese incidente, Israel bombardeó Gaza. Han pasado dos semanas desde el alto el fuego y más de 20 palestinos siguen muriendo asesinados cada día, muchos de ellos cerca de la línea amarilla. Por eso son muy pocos los desplazados que están regresando a la zona bajo control israelí. Un total de 211 palestinos han sido asesinados desde la entrada en vigor del alto el fuego el 10 de cotubre, la mitad de ellos en la última oleada de bombardeos israelíes en la noche del martes al miércoles. No puedo no temer que el ejército pretenda ahora fijar nuevas fronteras en las que nunca más tendremos permiso para cruzar Salah Abu Salah — residente en Gaza Siguen siendo inmensos los obstáculos políticos para pasar a una segunda fase del alto el fuego. Esa fase requiere que las FDI se retiren desde la línea amarilla hacia posiciones más cercanas a la frontera y que Hamás entregue las armas para ser reemplazados por una fuerza multinacional de estabilización. Pero dentro de la coalición gobernante de Israel, el ala más a la derecha se opone ferozmente a nuevas retiradas y a internacionalizar el control de Gaza. En ese punto muerto, la línea amarilla comienza a adquirir un carácter más permanente con muchos medios israelíes refiriéndose a ella como la “nueva frontera”. La línea amarilla podría convertirse en “una alta y sofisticada barrera que achique la Franja de Gaza, amplíe el Negev occidental y permita la construcción de asentamientos israelíes en la zona”, escribió en el periódico Yedioth Ahronoth el redactor especializado en temas militares Yoav Zitun. “Parece una anexión de facto y disimulada de Gaza”, dice Jeremy Konyndyk, presidente de la ONG Refugees International y antiguo alto cargo de la agencia de ayuda humanitaria estadounidense. En el marco del acuerdo de alto el fuego, las FDI quedarían ocupando un 53% de la Franja al retirarse tras la línea amarilla, pero según un análisis satelital de los bloques amarillos de hormigón realizado por la BBC, varios de ellos han sido colocados a cientos de metros de la línea amarilla acordada, lo que representa una nueva y sustancial apropiación de tierras. Consultado sobre la información de la BBC, un portavoz de las FDI respondió que no haría ningún comentario oficial al respecto. En una declaración anterior, las FDI habían dicho que, con el objetivo de “establecer claridad táctica sobre el terreno”, habían comenzado a marcar la línea amarilla levantando una “barrera de hormigón con postes de 3,5 metros de altura pintados de amarillo”. Lo que sí está claro es la partición cada vez más marcada de Gaza. Una mayoría de los 2,1 millones de habitantes que han sobrevivido viven apiñados en la mitad del territorio, entre las ruinas dejadas por dos años de bombardeos israelíes. “Según nos han dicho, la línea amarilla se encuentra más o menos a un kilómetro de la calle Salah al Din”, dice Ayman Abu Mandeel, refiriéndose a la vía principal que atraviesa de norte a sur el centro de la Franja de Gaza. Mandeel tiene 58 años y nueve hijos. Los restos de su casa se encuentran en el este de Al Qarara, pero tiene pocas esperanzas de regresar allí en un futuro cercano. “El ejército israelí tiene tanques, grúas y torres de vigilancia allí, controlan todos los movimientos y disparan contra cualquiera que se acerque”, cuenta. “Nosotros no hemos visto las marcas amarillas, porque cualquiera que intente llegar a esas zonas es inmediatamente blanco de ataques”, añade. “Los cuadricópteros no dudan en disparar a cualquiera que se acerque a ellos, como si acercarse a tu propia tierra se hubiera convertido en un delito”. La razón de que no cesen la división ni la violencia en Gaza hay que buscarla en la vaguedad con que fueron definidas las claúsulas de la tregua. El ‘plan de paz de Trump’ es un listado formado por 20 principios y aspiraciones donde no se aclaraba ninguna secuencia ni se establecía la forma en que un objetivo debía seguir a otro. El ejército de Israel instala bloques de hormigón para marcar la línea de retirada. “Es increíblemente vago”, dice Rohan Talbot, director de comunicaciones en la ONG Medical Aid for Palestinians. “Nos encontramos en un momento en el que muchos actores diferentes compiten por interpretar e influir en lo que vendrá después, entre ellos obviamente se incluyen el Gobierno israelí, los estadounidenses, la comunidad internacional y los actores humanitarios”. En opinión de Talbot, si hay un principio que, “tras décadas de sombría experiencia en los territorios palestinos ocupados”, se cumple una y otra vez es que “cualquier cosa temporal se convierte muy rápido en algo permanente”. Mientras tanto, la situación actual está impidiendo el regreso a sus hogares, o como mínimo la posibilidad de comenzar a reconstruirlos, a la mitad de la población de Gaza. Las esperanzas suscitadas por el alto el fuego se desvanecen a toda velocidad. “Cada vez que intentamos acercarnos a casa, vemos nuevos destrozos, nuevos bombardeos y nuevos avances de los vehículos militares; el bombardeo de artillería, tanques y drones no ha cesado, como si la guerra nunca hubiera terminado”, dice Salah Abu Salah, que procede de Abasan al Kabira, al este de Jan Yunis (en el lado ‘malo’ de la actual línea amarilla). “No puedo no temer que el ejército pretenda ahora fijar nuevas fronteras en las que nunca más tendremos permiso para cruzar”. Texto traducido por Francisco de Zárate y actualizado por elDiario.es
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hace alrededor de 3 horas
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