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Ventaja mínima de los socioliberales frente a la ultraderecha en Países Bajos, según los primeros sondeos

Ventaja mínima de los socioliberales frente a la ultraderecha en Países Bajos, según los primeros sondeos
Los socioliberales del D-66 obtendrían 27 escaños frente a los 25 de la ultraderecha, según los sondeos a pie de urna. Sin embargo, los expertos advierten que, teniendo en cuenta el margen de error, las elecciones están demasiado ajustadas como para declarar un ganador CLAVES - Países Bajos vota: guía para entender unas elecciones en las que la extrema derecha de Wilders parte como favorita Los liberal-progresistas del D-66 lideran los sondeos a pie de urna en las elecciones de Países Bajos con 27 escaños. Pegada, en segunda posición, está la ultraderecha de Geert Wilders con 25 escaños. En tercer lugar, quedarían los conservadores del VVD con 23 diputados y la coalición entre verdes y laboristas obtendría 20. Es la primera vez en la que los socioliberales del D-66, liderados por Rob Jetten, podrían gobernar el país. Los sondeos a pie de urna publicados en la radiotelevisión pública son muy fiables, pero tienen un margen de error de unos dos escaños, por lo que los resultados podrían variar y dar un vuelco con el recuento oficial. Por eso los expertos señalan que los resultados están demasiado ajustados como para declarar un ganador. Los neerlandeses han acudido este miércoles a las urnas para elegir la composición del Parlamento nacional, del que saldrá la futura coalición de gobierno. Son los terceros comicios en menos de cinco años. El D-66 se dispara respecto a los comicios de 2023 con un crecimiento de 18 escaños, mientras que el ultraderechista PVV de Wilders pierde 12 —sin embargo, otra formación ultra, JA21, pasa de 1 a 9 diputados—. La coalición de verdes y laboristas, liderada por el excomisario Frans Timmermans, pierde cinco escaños respecto a los últimos comicios. Las elecciones se han celebrado después de la caída el pasado junio del Gobierno liderado por Dick Schoof, un alto funcionario sin adscripción a ningún partido. La coalición, que apenas se mantuvo 11 meses en pie, unió al Partido por la Libertad (PVV) del ultraderechista Geert Wilders, el partido de los liberales-conservadores (VVD), el partido democristiano Nuevo Contrato Social (NSC) y el populista Movimiento Granjero-Ciudadano (BBB). El primer Ejecutivo liderado por la ultraderecha tuvo una vida tempestuosa. Wilders, que renunció a ser primer ministro, mantuvo una doble función de socio mayoritario y líder de su grupo en el Parlamento. Este arreglo le permitió tanto influir en las decisiones del gabinete, como liderar la oposición a su propio Gobierno cuando no lograba sus objetivos. El Gobierno de Schoof se desmoronó después de que el líder ultrarechista exigiera aplicar un plan de diez puntos contra la inmigración que incluía desplegar el Ejército en las fronteras y la expulsión de los ciudadanos sirios, aunque tuvieran permiso de residencia temporal. Los socios de Wilders no expresaron ninguna crítica a los planes, pero la realidad jurídica frenó una vez más las ambiciones del ultraderechista. Wilders sabía que el plan era irrealizable a corto plazo y utilizó esta maniobra para dar la puntilla a una coalición de compromisos en la que él nunca se sintió cómodo.  Este miércoles, Wilders votó en la ciudad de La Haya y aseguró que había “mucho en juego” en estos comicios. “Espero un buen resultado. Para mi partido es importante que haya una buena participación, que mucha gente vaya a votar. Podemos ganar las elecciones con una alta participación y perderlas con una baja”, declaró Wilders según la Agencia EFE. Campaña marcada por el discurso antimigración Esta cita electoral ha estado de nuevo marcada por los mensajes contra la inmigración y la supuesta “islamización” de Países Bajos expresados por el conjunto de la ultraderecha, que han acabado permeando en el centro político. Incluso los liberales de D66 y la unión de ecologistas y socialistas (GroenLinks-PvdA) han dejado atrás su habitual discurso de apertura y solidaridad para acercar sus posiciones a un marco de mano dura. Ahora, la consigna que más se escucha es “recuperar el control sobre la inmigración”.  El discurso agresivo e islamófobo de Wilders es el que crispa el debate y acaba teniendo reflejo en las calles. En una de sus pocas apariciones televisivas durante la campaña, preguntado por la masacre en Gaza, afirmó: “Yo hubiera hecho lo mismo que Israel”. Y en un debate sobre el precio de la cesta de la compra: “La solución es acabar con la ayuda al desarrollo. Los africanos pasarán hambre, pero nosotros al menos no”.  Durante la campaña se han sucedido protestas violentas frente a centros de acogida de personas migrantes. La sede de los liberales de D66 sufrió destrozos por parte de grupos de extrema derecha después de que una manifestación antinmigración en La Haya acabara en disturbios.  También se reveló, en los días finales de la campaña, que desde el entorno de Wilders se estaban difundiendo imágenes generadas con AI. En ellas se veía, entre otros, al líder de la izquierda Frans Timmermans siendo detenido por la policía y a chicas rubias perseguidas por jóvenes de piel oscura.  Veto a Wilders El candidato de los liberales (D66), Rob Jetten, ha liderado una campaña exitosa, que se inició tras el ataque ultra a la sede de su partido. El nombre de Jetten suena con fuerza en los últimos días como posible futuro primer ministro. Jetten, de 38 años, ha sabido aprovechar el centro político vacante después de que Mark Rutte –actual secretario general de la OTAN– dejara el poder y su partido abriera la puerta a Wilders.  Pero antes de nombrar a un primer ministro, se deberá armar una coalición en un panorama muy fragmentado. Países Bajos conoce una larga tradición de coaliciones y no es raro que hasta cuatro partidos se unan para formar un gobierno.  Los liberales-conservadores de VVD han vetado a Wilders y su Partido por la Libertad (PVV) después de que este dinamitara el anterior Gobierno. No son las ideas de Wilders, según la líder Dilan Yesilgöz, lo que motiva la exclusión, sino su “irresponsabilidad”. El veto hace prácticamente imposible que Wilders vuelva al poder.  Para lograr una coalición, el futuro Gobierno deberá reunir 76 apoyos en el Parlamento de 150 escaños. Las negociaciones, en cualquier caso, se alargarán durante meses.
eldiario
hace alrededor de 3 horas
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