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Valeri Zaluzhni, el admirado general de Ucrania convertido en embajador y al que muchos ven como sucesor de Zelenski

Tras el enfrentamiento de Trump y Zelenski en el Despacho Oval a principios de año, el general devenido en diplomático se negó a atender las llamadas de JD Vance para explorar alternativas a ZelenskiRusia recluta a jóvenes bajo amenazas, maltrato y engaños para resolver la escasez de soldados en Ucrania A principios de marzo, tres días después del desastroso enfrentamiento entre Donald Trump y Volodímir Zelenski en la Casa Blanca, la embajada de Ucrania en Londres vivió una tarde de frenética actividad telefónica. El equipo del vicepresidente estadounidense, JD Vance, estaba tratando de comunicarse con Valeri Zaluzhni, embajador ucraniano en Reino Unido y antiguo comandante en jefe del Ejército. Desde su atalaya en un sofá contiguo, Vance había sido una pieza clave del enfrentamiento entre Trump y Zelenski en el Despacho Oval. Ahora, él y otros miembros del círculo de Trump estaban sondeando alternativas al problemático Zelenski. Según una de las tres personas con conocimiento de esas llamadas que hablaron con el periódico The Guardian, el equipo de Vance buscó “varios canales diplomáticos y de otro tipo” para ponerse en contacto con Zaluzhni. Tras consultar al jefe de gabinete de Zelenski, Zaluzhni se negó a atender la llamada. Un miembro de la Casa Blanca califica el intento de comunicación de “trabajo diplomático estándar”. “El vicepresidente interactúa de manera periódica con funcionarios del Gobierno de Ucrania y de nuestros aliados europeos”, dice la misma fuente a The Guardian. El episodio refleja la delicada situación política que transita Zaluzhni desde que el pasado mes de febrero Zelenski lo destituyó como jefe del Ejército y lo enviara a Londres. Acostumbrado a trabajar dentro de una estricta jerarquía militar, Zaluzhni sigue siendo leal al Gobierno al que sirve. Pero en su país y en el extranjero muchos lo ven como el próximo presidente natural de Ucrania y están haciendo presión para que lance su campaña política. Esta crónica se ha escrito a partir de entrevistas con varias personas cercanas a Zaluzhni, así como con expertos políticos, diplomáticos y otras personas con conocimiento directo de los hechos descritos. La mayoría de los entrevistados pidió permanecer en el anonimato debido a la delicadeza del tema, con muchos de los detalles siendo revelados por primera vez. No hay elecciones previstas en Ucrania, ya que votar es técnica y legalmente imposible con el país en guerra. En este momento, ni siquiera los oponentes internos más acérrimos de Zelenski piden la celebración de elecciones. Y las relaciones con Trump también han mejorado desde la desastrosa reunión en el Despacho Oval. El ambiente de la última visita de Zelenski a la Casa Blanca fue mucho más cordial. Pero todo el mundo en Ucrania sabe que antes o después la pelea política volverá. Y cuando llegue ese momento, el único candidato que según las encuestas representa una amenaza real para Zelenski es Zaluzhni, que lideró el exitoso rechazo del ataque ruso al comienzo de la guerra. Zaluzhni nunca ha declarado en público ambición política y rechaza prácticamente todas las solicitudes de entrevista. Su equipo gestiona cuidadosamente sus apariciones públicas en Londres para evitar eventos donde se le puedan plantear preguntas incómodas. Sin embargo, la mansión londinense cercana a Holland Park donde la embajada ucraniana tiene su sede ha recibido un flujo constante de peregrinos políticos ofreciendo sus servicios, expresando su apoyo o intentando adivinar si el general tiene o no planes de presentarse a las elecciones. Yermak, el poderoso jefe de gabinete de Zelenski, sugirió a Zaluzhni que se uniera formalmente al equipo político del presidente para presentar un frente unido antes de las futuras elecciones. Zaluzhni se negó, pero también prometió lealtad, hasta cierto punto Entre esos visitantes figuran diputados ucranianos, activistas de la sociedad civil, representantes de ricos empresarios y hasta el desacreditado exasesor de Trump, Paul Manafort, que visitó a Zaluzhni para ofrecerle sus servicios como consultor político en una futura campaña electoral (Zaluzhni rechazó la oferta). Otro asiduo visitante ha sido el poderoso jefe de gabinete de Zelenski, Andriy Yermak. Según una persona con conocimiento de lo sucedido, durante el encuentro celebrado en noviembre Yermak sugirió a Zaluzhni que se uniera formalmente al equipo político del presidente para presentar un frente unido antes de las futuras elecciones. Zaluzhni se negó, pero también prometió lealtad, hasta cierto punto. Mientras durara la guerra, no criticaría a Zelenski en público. También aseguró a Yermak que no daría ninguna sorpresa desagradable a la oficina presidencial. “Si decido dedicarme a la política, serás el primero en saberlo, en privado”, le dijo Zaluzhni. Hasta ahora, Zaluzhni no ha comunicado ese mensaje, aunque en Kiev son cada vez más los que creen que está preparándose para unas elecciones. El general no dice mucho de sus planes en privado ni a sus allegados más cercanos, pero muchos suponen que está esperando el momento oportuno para entrar en la contienda. “Ha elegido la estrategia más inteligente”, dice desde Kiev el analista político Volodímir Fesenko. “Tomará la decisión definitiva en el último momento, justo antes de las elecciones”. Nombramiento (y auge) sorpresa Zaluzhni tenía 48 años en julio de 2021, cuando Zelenski lo ascendió a comandante en jefe sorprendiendo a la mayoría de los altos mandos del Ejército, incluido el propio Zaluzhni. “Era un comandante audaz y ambicioso, pero también un poco payaso, más conocido por bromear con sus soldados que por disciplinarlos”, escribió el periodista Simon Shuster en su biografía de Zelenski. Fue precisamente este carácter afable y poco convencional el que atrajo al excómico y actor Zelenski, que dos años antes había ascendido a la presidencia de una forma espectacular. Meses después del nombramiento, Rusia comenzó a concentrar tropas al otro lado de la frontera y la Administración Biden advirtió públicamente de que Vladímir Putin podía estar planeando la invasión a gran escala de Ucrania. En los meses transcurridos entre las primeras advertencias de Estados Unidos (octubre de 2021) y la invasión (febrero de 2022), Zaluzhni hizo presión para que se intensificaran los preparativos ante un posible ataque ruso. Pero Zelenski no creía que la invasión fuera a concretarse. Y hasta en el caso de que los temores fueran fundados, Zelenski creía que prepararse en exceso sembraría el pánico entre la población y daría a los rusos la excusa que necesitaban para invadir. En conversaciones privadas, Zaluzhni no ha confirmado ninguna intención de dedicarse a la política, pero se ha permitido conjeturar sobre el programa que propondría si llegara a tomar esa decisión. Según sus allegados, a pesar de la actual matanza de Gaza, tiene a Israel como modelo: un país pequeño rodeado de enemigos y totalmente centrado en su defensa. En la reunión del 22 de febrero del Consejo de Seguridad de Ucrania, Zaluzhni y Oleksi Reznikov (que entonces ocupaba la cartera de Defensa) se pronunciaron en favor de declarar la ley marcial, mientras que Zelenski seguía preocupado por el pánico entre la población. El Consejo terminó votando por medidas menos drásticas y Rusia invadió dos días después. En su mayor parte, estas discrepancias sobre los preparativos para la guerra tuvieron lugar en privado y quedaron eclipsadas por la firme postura de Zelenski desde el comienzo de la invasión. Sin embargo, podrían ocupar el centro de la atención si se produce una contienda electoral entre los dos hombres. Con la invasión iniciada, Zelenski puso la estrategia militar en manos de su comandante mientras él se ocupaba de conseguir apoyos internacionales para Kiev. Internacionalmente, Zelenski se convertía en el símbolo de la resistencia ucraniana. Dentro del país, Zaluzhni se volvió un objeto de culto como héroe de guerra. Zaluzhni y el presidente Zelenski se dan la mano tras la destitución del primero como jefe del Ejército Pero la tensión entre los dos fue aumentando a medida que el conflicto se prolongaba. Casi todas las reuniones estratégicas terminaban en desacuerdo y al equipo presidencial le incomodaba la popularidad que las encuestas secretas internas daban a Zaluzhni, que parecía estar adquiriendo un estatus mítico de intocable. Hasta que en febrero de 2024 Zelenski dijo basta. Tras meses de conjeturas, cesó a Zaluzhni alegando que el Ejército necesitaba ideas nuevas y anunció que lo enviaba a Londres como embajador. “No se trata de nombres y, menos aún, de política”, dijo entonces el presidente. Pocos lo creyeron. Zaluzhni aceptó sus órdenes sin hacer alboroto. Durante una reunión privada, los dos hombres se despidieron cordialmente y Zaluzhni incluso posó para una fotografía con Zelenski demostrando que no había rencores. Fue el último encuentro de los dos. Nueva vida como embajador Cuando Zaluzhni llegó a Londres, las autoridades británicas se dieron cuenta de que la nueva relación diplomática requería un manejo delicado. Muchos altos cargos del Gobierno británico habían tenido contactos con Zaluzhni y su equipo durante la guerra, pero ahora entendían que involucrarlo en las conversaciones sobre planificación militar podría irritar al Gobierno de Zelenski y ser percibido como una falta de respeto por parte de Oleksandr Syrskyi, el sustituto de Zaluzhni en el mando del Ejército. “Independientemente de lo cercana que fuera la relación personal, se tomó la decisión de recuperar una relación diplomática más tradicional, dirigida por el Ministerio de Asuntos Exteriores”, explica un funcionario del Ministerio de Defensa del Reino Unido. Para Zaluzhni, que había vivido dos años de guerra compensando con adrenalina un prolongado estado de privación del sueño, la nueva vida en Londres fue una extraña transición, publicando selfies junto a su esposa de paseo por el Támesis o desde la plataforma del metro. La pareja incluso hizo alguna que otra escapada al teatro, incluida una visita antes de Navidad a la obra Barcelona, protagonizada por Lily Collins. Según una persona del teatro, el inusual control de seguridad que precedió a la representación fue tan exhaustivo que entre el personal se pensaba que algún miembro de la familia real iba a asistir. Cuando llegaron Zaluzhni y su esposa y nadie los reconoció, hubo cierta confusión. Selfie de Zaluzhni con su mujer en las calles de Londres En Ucrania, donde su rostro es el segundo más reconocible del país, las fotografías de la nueva vida de Zaluzhni no siempre son bien recibidas. Una melancólica sesión de fotos en blanco y negro publicadas por la revista Vogue Ucrania provocó recientemente una serie de memes sarcásticos. Pero Zaluzhni también se ha mantenido en contacto con muchos comandantes ucranianos y sigue las actividades de combate desde pantallas seguras en su oficina donde es posible ver imágenes del campo de batalla en directo. “Valeri Fedorovych ha dejado la guerra, pero la guerra no ha dejado a Valeri Fedorovych”, dice un colaborador utilizando el nombre y patronímico de Zaluzhni. En conversaciones privadas, Zaluzhni no ha confirmado ninguna intención de dedicarse a la política, pero se ha permitido conjeturar sobre el programa que propondría si llegara a tomar esa decisión. Según sus allegados, a pesar de la actual matanza de Gaza, tiene a Israel como modelo: un país pequeño rodeado de enemigos y totalmente centrado en su defensa. Se presentaría a sí mismo como un líder duro de tiempos de guerra, siguiendo el ejemplo de Winston Churchill con la promesa al pueblo ucraniano de “sangre, sudor y lágrimas” a cambio de salvar a la nación. “No sé si el pueblo ucraniano estará preparado para eso, preparado para estas duras políticas”, dijo en una conversación privada. Zaluzhni posa junto a la embajadora de Israel en Reino Unido en una reunión celebrada en diciembre de 2024 Lealtad a Zelenski Tras la humillación de febrero en el Despacho Oval, Zelenski voló a Londres para trazar una estrategia con Keir Starmer sobre la mejor manera de reparar la relación con EEUU. Con algunos miembros de la Administración estadounidense hablando abiertamente de mecanismos para reemplazar al presidente ucraniano, la situación parecía desesperada. “No sé si podremos volver a trabajar con Zelenski”, dijo el senador republicano Lindsey Graham, sugiriendo en público la dimisión de Zelenski. Poco después, la oficina de Vance trataba de ponerse en contacto con Zaluzhni. Independientemente de la mala sangre que pudiera haber con Zelenski, alinearse con el equipo de Trump y contra su propio presidente no era una opción para Zaluzhni. Se reunió con Zelenski en el aeropuerto de Londres y publicó en sus redes sociales una fotografía de los dos dándose la mano. “El camino por delante no será fácil, pero juntos superaremos todos los desafíos”, escribió. Una demostración de unidad en uno de los peores momentos de Ucrania desde el inicio de la invasión a gran escala. “Muchos de sus seguidores no entendían por qué lo hizo”, dice una persona cercana a Zaluzhni. “Pero para él era una cuestión de principios: Ucrania ha sido humillada y tenemos que estar unidos”. Esta prudencia ha empezado a frustrar a algunos opositores de Zelenski en Kiev, que ven en Zaluzhni su mejor oportunidad para un cambio político. “Es un militar, entiende lo que es recibir órdenes y trabajar dentro de una estructura, pero no entiende cómo maniobrar políticamente”, señala un exalto cargo ucraniano que espera convencer a Zaluzhni para que se presente. “Un verdadero líder debería haber aceptado la llamada de Vance, debería estar tomando medidas, ¿pero cómo convencerlo?”. En los meses transcurridos entre las primeras advertencias de Estados Unidos (octubre de 2021) y la invasión (febrero de 2022), Zaluzhni hizo presión para que se intensificaran los preparativos ante un posible ataque ruso, pero Zelenski no creía que la invasión fuera a concretarse y creía que prepararse en exceso sembraría el pánico entre la población Otra persona que conoce a Zaluzhni y también ocupó una posición de alto nivel en Ucrania afirma que al general le preocupaba demasiado la posibilidad de una desestabilización interna como para lanzar una campaña política contra Zelenski. “No creo en la batalla de los dos Z, sería un desastre para el país y no creo que él esté preparado para eso, creo que solo se presentaría si fuera posible convencer a Zelenski de que se echara a un lado”, dijo esa persona. El mes pasado, Zaluzhni llegó a Kiev para una cumbre de embajadores ucranianos que duró seis días. Durante el encuentro escucharon los discursos de Zelenski y de los líderes militares, además de visitar zonas cercanas al frente en la región de Zaporiyia. Para la mayoría de los diplomáticos fue una oportunidad única de conocer la guerra de primera mano y llevarse la experiencia a sus embajadas. Para Zaluzhni, volver al frente como parte de una visita diplomática debió de ser una experiencia surrealista. “Era amable, pero cauteloso”, dice un embajador que participó en la cumbre. “Se le notaba reacio a mostrarse demasiado abierto con personas que no conocía personalmente; no sabe de qué lado está cada uno”. Manifestantes en el centro de Kiev piden al presidente de Ucrania que vete una ley aprobada por el Parlamento que reduce los poderes de las instituciones anticorrupción. Por casualidad, Zaluzhni coincidió en Kiev con la ola de manifestaciones contra el plan del Gobierno para neutralizar a dos organismos anticorrupción. Las protestas asustaron al equipo de Zelenski, que dieron un rápido cambio de rumbo. Algunos esperaban que este fuera el momento de Zaluzhni para romper en público con Zelenski. “Mucha gente esperaba que dijera algo, pero se mantuvo en silencio”, dice la diputada opositora Inna Sovsun. Terminada la cumbre de embajadores, Zaluzhni se quedó una semana más en Kiev, donde se reunió con muchos personajes de la vida política y civil. Se corrió el rumor de que al fin estaba sondeando a los miembros de un futuro equipo político, algo que fue desmentido por las personas de su entorno. “Ha dicho muchas veces que, mientras dure la guerra, tenemos que trabajar para salvar el país y no pensar en las elecciones, y eso no ha cambiado”, dice Oksana Torop, experiodista de la BBC y actual asesora de prensa de Zaluzhni. “Habla con mucha gente sobre defensa y seguridad, pero eso no tiene nada que ver con las elecciones”. “El presidente ve a Zaluzhni como parte del equipo, como un embajador en un país importante; de todos modos, en este momento no hay un proceso político real”, respondió el asesor de Zelenski, Mijailo Podoliak, cuando le preguntaron si la oficina del presidente consideraba a Zaluzhni como una amenaza política. ¿Y qué ocurrirá cuando se reanuden esos procesos políticos? “No estoy preparado para decir qué ocurrirá entonces, ni cómo actuarán las diferentes personas”, respondió Podoliak. “Todo es muy impredecible”. Traducción de Francisco de Zárate

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