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Ayuso y sus héroes del Dos de Mayo contra el sanchismo

Ayuso y sus héroes del Dos de Mayo contra el sanchismo
La presidenta madrileña convierte el Día de la Comunidad en un mitin contra el Gobierno y sin apenas representación política de otras fuerzas ni del PP nacional y clama contra el presidente por el apagón y por la pandemia: "Ni se nos encierra ni se nos apaga"Ayuso centra el Dos de Mayo en atacar a Sánchez por el apagón Si el 2 de mayo de 1808 se hubiera cernido sobre Madrid la inmisericorde tormenta que cayó este viernes, muy probablemente la efeméride del levantamiento popular contra la invasión francesa se celebraría en otra fecha. Cuesta imaginar que, durante sus escaramuzas, ni las tropas napoleónicas ni los hombres liderados por Daoiz y Velarde hubieran podido mantener el tipo como lo hizo el público que ocupó las gradas desplegadas en la Puerta del Sol para el acto oficial del día de la Comunidad: estoico en la intemperie bajo un aguacero alevoso. Los asistentes se calaron hasta los huesos, pero guardaron intacto el júbilo para la retahíla de vítores a Isabel Díaz Ayuso. La oposición había denunciado que el PP tocó arrebato en las vísperas para reclutar a militantes. Si fue así, su partido les debe un homenaje. La tromba de agua llegó a retrasar unos minutos la ceremonia porque, entre truenos y relámpagos, se fue la luz. Y todo el mundo se miró de reojo entre la sorna y la inquietud. “No, ¿no?”. Y no, no fue otro ‘cero absoluto’. La interrupción fue momentánea a causa de la tormenta que lo encharcaba todo justo el año en que Ayuso había decidido, por primera vez, sacar la ceremonia a la calle.  Cuando se hizo la luz de nuevo, aparecieron cuatro personas en la alfombra roja. La presidenta, el alcalde, y dos hombres a los lados que se esforzaban por andar al mismo ritmo para poder cumplir con la misión encomendada: protegerlos de la lluvia. La climatología impidió que el paseíllo se convirtiera en el baño de masas previsto. Las gradas estaban lejos y apenas había gente a quien saludar. Pero Ayuso, vestida de nuevo con los colores de la bandera de España, tenía las manos libres porque le llevaban el paraguas. Así que decidió hacerlo igualmente.  Sonó por primera vez el himno nacional cuando depositaron la tradicional corona de laurel sobre la placa que homenajea a los héroes del 2 de mayo. Los de 1808. Y a José Luis Martínez Almeida, reconocido futbolero a pesar de su desacreditada puntería con el balón, lo enfocó la cámara que distribuía la señal oficial mirando al cielo. Parecía a punto de jugar la Eurocopa, pero esa fiesta no era suya sino de Isabel Díaz Ayuso. Y de nadie más. Por primera vez no acudió a los actos de la Comunidad nadie del Gobierno central. Porque no estaban invitados y porque la experiencia del ministro Bolaños, al que hace dos años directamente le impidió la entrada el personal de protocolo, debió enfriar las ganas del resto de intentarlo otra vez. Los socialistas decidieron, de hecho, montárselo por su cuenta en otro punto de Madrid.  Tampoco acudió prácticamente nadie del PP nacional, solo representado en la figura de Noelia Núñez, vicesecretaria de Movilización y Reto Digital. De Más Madrid fueron a la ceremonia las portavoces en el Ayuntamiento y en la Asamblea, Rita Maestre y Manuela Bergerot, a las que el acto no les pareció especialmente inclusivo. “Ni Maduro hubiera llegado tan lejos. A Ayuso solo le falta imprimir su cara en los pasteles que va a repartir en el mitin que se ha montado con el dinero de todos los madrileños”, valoró Bergerot.  En el PSOE se perdieron, por tanto, asistir in situ a un discurso básicamente dirigido contra Pedro Sánchez. Es verdad que Ayuso intentó aportar algo de contexto histórico. Se inventó, por ejemplo, que la invasión francesa fue la culpable del atraso español durante los siglos XIX y XX. Ensalzó el papel del Ejército a lo largo de la historia al mismo tiempo que condenó las revoluciones del XIX, pronunciamientos protagonizados precisamente por militares. Y habló de una idea de España desde tiempos del Imperio Romano a la que decidió recortar los ochocientos años de presencia musulmana. “Como siempre había sido en esta Hispania romana, visigoda, y empeñada durante ocho siglos en ser europea, occidental”. O lo que es lo mismo, que según Ayuso los romanos y los visigodos eran españoles aunque no existiera España, pero los musulmanes no porque eran musulmanes. Solventados los pintorescos preliminares, fue al turrón. Y la manera que encontró de hilar el Dos de Mayo con Pedro Sánchez fue equiparar la invasión napoleónica al apagón del lunes. “Aquellos fueron unos días sin Gobierno, sin ejército y sin Corona, y por eso el pueblo lo dio todo”, dijo en referencia al levantamiento popular que frenó a los franceses. “Y el pueblo de Madrid sigue aquí, grande y vibrante, como siempre. Lo demostró en la pandemia, en Filomena, y hace unos días durante el bochornoso apagón que dejó España a oscuras”, proclamó.  Ayuso vino a decirle entonces al presidente del Gobierno que si los madrileños fueron héroes para combatir a Napoleón, pues también lo serán contra sus pandemias y sus apagones. Solo le faltó atribuirle la tormenta. “Ni se nos encierra ni se nos apaga. La fabulosa solidaridad, o la alegría de vivir que asombra y contagia a los que nos visitan, no deberían hacernos olvidar la gravedad de lo ocurrido. No podemos acostumbrarnos al desastre, ni al sectarismo, ni a la mentira. (...) Que nadie se crea que puede tomarnos por tontos, que se puede acabar con nuestro buen nombre en el mundo, porque nos costó casi dos siglos recuperarlo. Y quienes lo olviden verán cómo el pueblo español les sorprende una vez más”. Desde la grada de los héroes del 2 de mayo pero de 2025, es decir, los que aguantan el aguacero y no se achantan ante apagones ni pandemias, se escuchó entonces: “¡Viva España! ¡Viva Ayuso! ¡Tienes que poder con éste!”. Un cariño que a la presidenta, sin embargo, no terminó de quitarle el mal cuerpo que le dejó que este año no le prestaran al Ejército para su fiesta. “Somos la capital de este Reino. Sabemos que esta ausencia no la quiere nadie. Madrid, unida y alegre, volverá a celebrar a sus héroes con su Ejército, que está siempre donde debe, a la altura de esta Nación centenaria que amamos y en la que, juntos, ponemos todas nuestras esperanzas”. El Ministerio de Defensa justificó que eventos de este tipo, de un teórico carácter civil, “no son el lugar del Ejército”. Y la ministra Margarita Robles apuntó que “pasar revista con un pasodoble en un acto militar quizá no sea lo mejor”, en alusión a los chotis que sonaron mientras la presidenta de Madrid se ponía frente a las tropas en 2024 y 2023. Feijóo, que no se pasó por su fiesta y programó a la misma hora un acto en Galicia, le dejó un mensaje de ánimo en tuiter: “Volverán”, le prometió solemne. Para que sepa que, si ella quiere y, lo más importante, él puede, las Fuerzas Armadas se desplegarán de nuevo a sus pies.
eldiario
hace alrededor de 15 horas
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