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Feijóo asume los postulados de Vox ante su empuje en las encuestas pese a defender un PP de "centro reformista"

Feijóo asume los postulados de Vox ante su empuje en las encuestas pese a defender un PP de "centro reformista"
El líder de la oposición prometió en el reciente congreso del partido un Gobierno en solitario, pero los sondeos sitúan a la ultraderecha en números de 2019 con el negacionismo y el racismo por bandera durante todo el veranoFeijóo asegura que “la criminalidad se incrementa” con la inmigración mientras acusa a Vox de “exacerbar los ánimos” “Las respuestas más efectivas y más justas llegan desde el centro reformista que nuestro partido acuñó en el año 1999, en el siglo pasado”. La frase la pronunció el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, el pasado mes de julio durante el congreso de su reelección. Dos meses después, Feijóo justificó junto a Isabel Díaz Ayuso su ausencia del acto institucional de inicio del año judicial presidido por Felipe VI. “Me alegro de no estar allí”, dijo él. Ella le reconoció el gesto: “Gracias por habernos elegido”. El lugar elegido, Arganda del Rey, uno de los epicentros del ‘caso Gürtel’. El plante abunda en la estrategia de deslegitimación de las instituciones emprendida por el PP hace ya unos años. En 2023, por ejemplo, los mismos protagonistas abonaron la teoría conspiratoria del fraude electoral. Pero ausentarse de un acto presidido por el rey y a petición de uno de los poderes del Estado era un gesto inédito en Feijóo. La decisión no llega sola, sino que entronca con un endurecimiento del discurso en materias como inmigración que acerca al PP a los postulados de Vox en una semana marcada por la publicación de diferentes encuestas que sitúan a los de Santiago Abascal en el 15% del voto. Si se confirma en las urnas, esa cifra dificultaría y mucho el compromiso que adquirió Feijóo precisamente en el cónclave del pasado mes de julio: gobernar en solitario o no gobernar. Feijóo (o sus escribas) en realidad no fue tan contundente. Dijo exactamente: “Yo quiero un Gobierno en solitario”. Porque la decisión no depende solo de él. Y, según los sondeos, el PP tendrá muy difícil librarse de la ultraderecha. El miedo a Vox es uno de los principales pegamentos de la precaria e intermitente mayoría que sostiene al Gobierno y fue determinante en la alta participación de las elecciones del 23 de julio de 2023. En el PP se mostraban durante la semana muy contentos con unas encuestas que, ciertamente, le son favorables. Los números aventuran una amplia mayoría de la derecha en las urnas, con Feijóo alrededor de los 150 escaños si se cumplen las estimaciones. Pero el 15% de Vox situaría a Abascal alrededor de los 50 diputados, siempre dependiendo del reparto provincial. Fue lo que ocurrió en noviembre de 2019, cuando la ultraderecha alcanzó su cenit electoral. Con estos números, en el PP creen que Feijóo tiene más margen de crecimiento por su derecha que hacia el centro o el centroizquierda, como intentan vender habitualmente. Los estrategas de la dirección nacional ven difícil arañar más votos al PSOE o incluso al PNV o Junts, con quienes dicen tener más afinidad ideológica. Y hay, además, un riesgo: la transferencia de voto entre ambos partidos. Tras el 23J y la espantada de Vox de los gobiernos autonómicos de coalición con el PP, los de Feijóo fueron receptores netos de voto de quienes habían votado a Abascal en las elecciones. Era 2024 y en el PP se frotaban las manos por desembarazarse de Vox. Pero los números son diferentes ya desde el arranque de 2025. Y el paso de los meses no ha hecho más que afianzar a Vox. Desde julio, tras el congreso nacional del PP, Abascal acecha en popularidad a Feijóo quien, pese a la metamorfosis que ha sufrido desde su llegada a Madrid, ya no tiene el efecto de atracción entre votantes de Vox que tuvo en 2022 y 2023. La respuesta del PP ha sido asumir el discurso de Vox en materias tan sensibles como la seguridad ciudadana, la inmigración, las políticas verdes y, como novedad, el desprecio a las instituciones constitucionales, como son el Tribunal Supremo y la propia Corona.  Jumilla, Torre Pacheco y los incendios Este verano han coincidido todas ellas sin que el PP haya arañado votos a Vox, todo lo contrario. En Jumilla y Torre Pacheco, dos municipios murcianos, se han desatado dos crisis racistas. En el primero, Vox y PP pactaron una moción para prohibir el rezo islámico en edificios públicos. En la segunda, una agresión a un hombre desató una cacería de personas migrantes alentada por políticos, periodistas e ‘influencers’ de redes sociales.  El PP de Murcia que preside Fernando López Miras rozó la mayoría absoluta en 2023. Las últimas encuestas publicadas sobre la Región apuntan a un crecimiento de Vox, que hace unas semanas presumía de liderar el crecimiento de afiliados de su partido. El otro centro informativo del verano han sido los incendios forestales que han arrasado más de 400.000 hectáreas, principalmente en Castilla y León y en Galicia. Mientras el PP, con Feijóo a la cabeza, se lanzaba a la yugular del Gobierno para intentar endosarle las culpas por los fuegos, desde Vox activaron una deslegitimación generalizada de las instituciones con la apropiación del lema machadiano “solo el pueblo salva al pueblo”, acompañado de una crítica feroz al ecologismo y a las energías renovables como provocadoras de los incendios. En los primeros días de propagación del fuego la colaboración entre las administraciones autonómicas y la central no fue objeto de polémica. Desde principios de agosto, las BRIF (civiles) y la UME (militares) estuvieron desplegados a demandas de los gobiernos regionales. También la ayuda de la UE llegó para atacar unos incendios que el cambio climático hace muy difíciles de extinguir. Presidentes del PP aseguraron que el operativo era “suficiente”, mientras dirigentes del partido reconocían que el Estado estaba “al 100%”. Pero Feijóo suspendió sus vacaciones y visitó Zamora junto a Alfonso Fernández Mañueco, quien pasó de defender el dispositivo en Castilla y León a exigir al Gobierno, junto al resto de barones, un despliegue de medios militares muy superior a la capacidad de las Fuerzas Armadas. El PP ha puesto en duda no solo al Gobierno, también a Protección Civil, el despliegue de las Fuerzas Armadas o la colaboración de la Unión Europea. En la primera cita parlamentaria tras el verano, la mayoría de los partidos señalaron al PP por su gestión mientras Vox aprovechó para hacer proselitismo de su negacionismo. Como ocurrió en 2024 con la dana de Valencia, la estrategia no ha servido para los intereses del PP, sino que ha abonado un discurso antipolítico en el que Vox se encuentra ahora mismo más cómodo, sin responsabilidades de gobierno ni miramientos en las votaciones parlamentarias: Abascal ya ha anunciado que no van a votar absolutamente nada que proponga el Ejecutivo porque su único objetivo es echar a Sánchez. Si tras las riadas el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, es rehén político de Vox, de quien depende para su supervivencia, el primer barón del PP que se va a someter a las urnas es precisamente Mañueco. Las elecciones serán, como tarde, el próximo mes de febrero, y con ese resultado se abrirá un nuevo ciclo electoral que en año y medio, como máximo, repartirá todo el poder en España. Inmigración y delincuencia El PP ha rematado su (nuevo) acercamiento a Vox copiando su discurso sobre la supuesta inseguridad ciudadana que se vive en España. Y señalando a las personas migrantes como culpables, pese a que los datos oficiales de diversas instituciones del Estado señalan que la criminalidad está más baja que nunca y que hoy se cometen menos delitos aunque la población extranjera es la mayor de la historia. El primer día de septiembre Feijóo dijo expresamente que “la criminalidad se ha incrementado” a medida que ha crecido “la inmigración ilegal” y que “España necesita abrir un tiempo nuevo en lo que a política migratoria se refiere”. Un discurso abonado ya por el líder del PP desde la campaña electoral de las catalanas y las europeas de 2024.  En la misma intervención, Feijóo acusó a Abascal de “exacerbar” los ánimos con ánimo político, mientras lanzaba ya la primera señal de que las encuestas que ese mismo día poblaban los medios de comunicación no eran de su completo agrado. “Muchos votantes de Vox en el momento de la urna decidirán coger una papeleta azul y no la verde”, dijo. La semana anterior, el PP había optado por bloquear la acogida de menores migrantes llegados a Canarias en otras comunidades autónomas. “No vamos a hacer un cordón sanitario a Vox. Es la tercera fuerza del país, sus votantes merecen respeto y no estoy dispuesto a arrinconarles”, avisó Feijóo en el discurso de clausura del XXI Congreso Nacional del PP. Un Feijóo que está lejos de aquel que, en 2022 en pleno aterrizaje en Madrid, prometió una “política centrada”. Y lanzó una frase premonitoria: “Nos intentarán mover del centro y enfrentarnos”.
eldiario
hace alrededor de 8 horas
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