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La cara de Sánchez como metáfora de España o del odio al Gobierno

La cara de Sánchez como metáfora de España o del odio al Gobierno
La derecha se enfurece al comprobar que Sánchez se niega a tirar la toalla y que continúa criticando a los jueces que investigan a su familia. Dos días después, el juez Peinado vuelve a lanzar la caña a ver si pesca algo en su instrucción interminable contra Begoña GómezEl juez Peinado solicita a la Moncloa los correos de Begoña Gómez desde 2018 para que sean analizados por la UCO La derecha parece preocupada por el aspecto físico de Pedro Sánchez. Entiéndase, no es que esté realmente preocupada, sino que lo considera un símbolo de su agonía o de que está poseído por el maligno. Sobre esto último, hay pocas dudas políticas. La reacción de Alberto Núñez Feijóo a las críticas del presidente en la entrevista en TVE a los jueces que investigan a su esposa y su hermano volvió a pisar el acelerador de la hipérbole: “Esto no es anomalía democrática. Es YA un peligro para España”. Las mayúsculas aparecen en el tuit de Feijóo. El PP necesita mayúsculas más grandes para reflejar lo que pasa por su cabeza en relación a Sánchez. Los conceptos utilizados antes, como ese de anomalía, utilizado con frecuencia, o el de decir que amenaza la democracia, no son suficientes. Se quedan cortos cuando ven que el tipo no se va de Moncloa. Es un peligro para España. Dentro de poco lo será para Europa, Occidente o el universo. En la Vía Láctea, ya deberían estar alarmados. Sánchez llevaba bastante más de un año sin dar una entrevista a un medio de comunicación. Eso suele ser síntoma de que las cosas no le han ido bien ni a su Gobierno ni a él personalmente. Los políticos pierden el apetito por las entrevistas extensas cuando están rodeados por las malas noticias. Sánchez sí dio una rueda de prensa a finales de julio justo antes de irse de vacaciones. Sólo un ignorante restaría importancia a los efectos del estrés en la salud y el aspecto de una persona. Sánchez, que tiene 53 años, está mucho más delgado que hace un año, más allá de que no tiene mayor relevancia comparar una foto suya con otra de 2018. Siete años dejan huella en cualquiera. Algunos lo ven casi muerto y les enfurece que no haya aceptado meterse en un ataúd. “El verdadero mensaje era la cara. Tensa, macilenta, desmejorada, áspera”, escribió Ignacio Camacho en ABC. Es revelador de los tiempos que corren el hecho de que los comentarios de las redes sociales, y eso incluye los chistes buenos o malos, terminen filtrándose en las columnas de los periódicos y las tertulias televisivas. No es suficiente con decir que está más delgado. Seguro que pretende dar pena y por eso Camacho explica que no movió un músculo –cuando Pepa Bueno le preguntó por lo que él decía cuando Rajoy prorrogó los presupuestos–, porque “quizá el abuso del retoque facial le impida hacerlo”. Como alguien que se ha estirado tanto la cara que se ha quedado sin expresión. Lo mismo sugirió Teodoro León Gross en el mismo periódico: “Y esto no hay maquillaje que lo pueda disimular. Ahí no hay bótox que valga, pero tampoco votos”. Así que Sánchez presenta un aspecto “desmejorado”, pero al mismo tiempo resulta que se pone bótox. No es necesario buscar una lógica coherente en estos análisis estéticos. Se trata de denunciar el mal en todas las formas, que en España parece haber pasado a ser una forma más de fortalecer la democracia liberal. Todo sea con tal de denunciar una supuesta autocracia en la que el Gobierno ni siquiera consigue que el legislativo le apruebe un proyecto de presupuestos. Y eso que se supone que la autocracia es “la forma de gobierno en la cual la voluntad de una sola persona es la suprema ley”. “Hay jueces haciendo política y hacen un inmenso daño a la Justicia”, dijo Sánchez en la entrevista. No tiene más remedio que afirmar eso a menos que se le exija que reconozca la culpabilidad de Begoña Gómez y David Sánchez. Para el PP y algunos medios, es un ataque intolerable a toda la justicia. El juez Juan Carlos Peinado decidió el miércoles rubricar el ataque de Sánchez con un auto en el que reclama a Moncloa todos los correos electrónicos enviados o recibidos por Gómez desde 2018. Más de un año de instrucción y un racimo de imputaciones no le han servido a Peinado para concluir la instrucción y encontrar algo por donde pillar a la esposa del presidente. Ahora vuelve a lanzar la caña a ver si pesca algo, azuzado por las organizaciones de extrema derecha que ocupan las acusaciones populares. La última vez que disparó por todo lo alto, apuntando al ministro Félix Bolaños, se llevó un buen revolcón en el Tribunal Supremo. Sánchez dijo esas palabras el mismo día en que la jueza de la dana, Nuria Ruiz Tobarra, denunció la estrategia de las defensas de los imputados –entre ellos la exconsejera del PP Salomé Pradas– de apartarla “de forma burda” de la instrucción. Hay medios que han colaborado en esa operación llegando a publicar sospechas no avaladas con pruebas de que el marido de la magistrada, que también es juez, es quien ha escrito algunos de sus autos. Ni el PP ni los medios escandalizados por los ataques a algunos jueces han creído oportuno alzar la voz contra el intento de eliminar a una jueza con la esperanza de que el sustituto sea más benévolo con los acusados y con la gestión de la dana por el Gobierno de Mazón. De momento, tampoco hay noticias del Consejo General del Poder Judicial a pesar de que esta historia se inició antes del verano. Felipe VI con los directivos de OK Diario en la audiencia que les concedió el miércoles. Uno de esos medios que ha publicado fotos de la jueza y de su marido ha sido OK Diario, obtenidas en la sala de vistas donde se realizan las declaraciones de testigos presumiblemente por uno de los abogados defensores. Como premio por esa actuación y otras que han caracterizado siempre al periodismo sensacionalista, Felipe VI concedió este miércoles una audiencia a los directivos de ese medio, coincidiendo con su décimo aniversario, encabezados por su director, Eduardo Inda. En otras citas relacionadas con medios de comunicación, el rey ha alertado del peligro de la desinformación y de una tendencia global de “erosión” de la credibilidad informativa. En la accidentada visita a Paiporta tras la dana, fue hasta vehemente al explicar que no eran ciertas algunas de las cosas que escuchaba a las personas que le rodeaban: “No hagáis caso a todo lo que se publica porque hay mucha desinformación”. Igual hay que verlo de esta manera: no dijo nada sobre no recibir en su casa a los que quieren cargarse a la jueza de Valencia.
eldiario
hace alrededor de 16 horas
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