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Las tumbas de Tellado alimentan a Vox

Las tumbas de Tellado alimentan a Vox
Cuanto más agresivo es el PP, en el caso de que tenga margen de crecimiento en ese estilo, más votos le llegan a Vox. ¿Una paradoja o la consecuencia inevitable de la estrategia del PP?Vox se querella por los incendios contra gobiernos autonómicos del PP a los que sostiene Feijóo quiere ser 'cool'. Pretende molar entre los jóvenes quitándose de encima la imagen de tipo frío y estirado que le acompaña desde siempre. Ahora se ha abierto una cuenta en TikTok –los chinos estarán contentos– y ha conseguido que un vídeo que ha subido a Instagram recuerde que la “política para adultos” que preconizaba frente al “esperpento” incluye sin problemas los insultos en código dirigidos a Pedro Sánchez mientras se baila. “Me gusta la fruta”, ya se sabe, y aún me gusta más llamar hijoputa al presidente del Gobierno. Qué más puede pedir el PP de Díaz Ayuso que acaba de recordar que “es algo que define a Madrid”. Pudo haber sido peor. Feijóo contó el lunes a Ana Rosa Quintana que se trataba de una fiesta de cumpleaños y que era eso o contar un chiste desde el escenario. Tal alternativa sólo puede causar escalofríos. Una ruptura del espacio tiempo de efectos imprevisibles habría sido una posibilidad real. Cualquier cosa es mejor que eso, por ejemplo continuar comunicando a sus votantes que nadie es tan salvaje y brutal como él a la hora de fusilar a Sánchez. El pequeño y sucio secreto del que los dirigentes del PP no quieren hablar en voz alta es que esa actitud no sólo no está deteniendo la fuga de votos hacia Vox, sino que parece que la está propiciando. Dudar es sinónimo de traición para el secretario general del Partido Popular. Miguel Tellado está ahí para poner en marcha el lanzallamas y si pilla de por medio a un cadáver, que se hubiera retirado a tiempo. El sábado, volvió a anunciar que el Gobierno está en sus últimos estertores con una metáfora de contenido violento: “Aquí podemos empezar a cavar la fosa donde reposarán los restos de un Gobierno que nunca debió haber existido en nuestro país”. Sánchez y el PSOE reaccionaron en tromba recordando las fosas comunes del franquismo. El PP hizo lo mismo y acusó al presidente de volver a “victimizarse”. Si te quieren meter en una fosa junto a otros cadáveres, pongamos que metafóricos, un poco víctima sí que eres. “La crispación marca el arranque del curso”, decía el lunes un rótulo de TVE. ¿A diferencia del anterior? Si los socialistas han dejado de poner la otra mejilla y deciden responder con las mismas armas, ¿la responsabilidad es de todos o del que comenzó a disparar? Hace menos de un año, en el PP se las prometían muy felices. Estaban convencidos de que una parte del electorado de Vox terminaría asumiendo que la única forma de echar a Sánchez sería volver a votarles. Y sin que eso les pareciera contradictorio, recuperaron la idea, tan extendida antes de las elecciones de 2023, de que centenares de miles de votantes socialistas apoyarían a Feijóo en las urnas. Si ese pronóstico parecía demasiado optimista o incluso irreal, no lo era para unos cuantos medios que lo convirtieron en noticia. Ahora todo ha cambiado. Cuanto más agresivo es el PP –en el caso de que tenga margen de crecimiento en ese estilo–, más votos le llegan a Vox. ¿Una paradoja o la consecuencia inevitable de la estrategia del PP? Si la democracia está en peligro, si vivimos en una autocracia, si Sánchez es la encarnación del mal, la respuesta no es apostar por la experiencia o la “trazabilidad” de Feijóo, como a él le gusta decir, sino reventarlo todo a patadas. Y empezar a cavar la fosa. Las tres encuestas más recientes de El Mundo, El Español y El País conceden a Vox entre el 15,1% y el 17,4% (obtuvo el 12,3% en 2023). Según la de El País, Vox saca doce puntos al PP entre los votantes de 18 a 24 años. Es más significativo en términos de participación que le aventaje en 16 puntos entre los votantes de 25 a 34 años y en seis puntos entre los de 35 a 44. Quien sufre la sangría de votos es el PP, que algunos cifran en un millón de votos con destino a Vox. La dana de Valencia y los incendios en Galicia y Castilla y León pueden haber favorecido esa tendencia al desgastar a gobiernos autonómicos del PP. Con alguna duda sobre la diferencia entre causalidad y correlación, es más probable que el giro del PP de Feijóo hacia posiciones más restrictivas en torno a la inmigración haya tenido una influencia relevante. Sus gobiernos se han negado a pactar con el Gobierno central el reparto de menores inmigrantes para liberar la presión sobre Canarias, que fue precisamente el motivo que Vox eligió para abandonar sus pactos con el PP en los gobiernos autonómicos. Feijóo habla con frecuencia de “emergencia migratoria” –sin importarle que los datos de llegadas por mar fueran peores hace un año– y de estar a favor de proceder a la expulsión “inmediata” de los inmigrantes sin papeles que cometan delitos graves, lo que en teoría podría librarles de una larga estancia en prisión. No parece que sea una opción muy racional, sino una forma de apelar a los deseos de venganza de una parte del electorado. El líder del PP ha relacionado directamente inmigración con seguridad en términos en que los culpables siempre resultan ser los inmigrantes. En Vox, como mínimo pueden decir que ellos llevan años afirmando lo mismo, por mucho que el nivel de delincuencia sea muy parecido al que existía cuando el número de inmigrantes era la mitad del actual. La idea de que el votante siempre prefiere el original a la copia no es del todo cierta o al menos no se cumple siempre, pero lo que es seguro es que quien llega primero a un argumento que se extiende en la sociedad es el que lleva ventaja. En cualquier paso, al final siempre puede resurgir el humor, con o sin chiste de Feijóo. Es lo que hizo Cuca Gamarra cuando le preguntaron sobre ese vídeo de su líder bailando y cantando “me gusta la fruta”. No, no era un insulto, sino una apuesta por la alimentación sana y equilibrada. “Si tampoco podemos decir en España que nos gusta la fruta, pues tenemos un problema importante en el sector primario con la cantidad de fruta que producimos y de fruta que vendemos”, dijo. Quién iba a decir que Gamarra tenía sentido del humor. Lo mismo eso también da votos a Vox.
eldiario
hace alrededor de 8 horas
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